LA EDUCACION EN ESTADOS UNIDOS:
ESENCIALMENTE UN AFAN POR APRENDER
Por Margaret Stimmann Branson
De todas las cuestiones que se destacan pol・icamente en la actualidad en Estados Unidos, ninguna es de mayor importancia para los estadounidenses que la educaci・. Las encuestas de opini・ p・lica confirman repetidamente que los ciudadanos est・ m・ preocupados por la educaci・ que por cualquier otro asunto --incluso la econom・, el empleo, la delincuencia y las cuestiones internacionales. Esas encuestas las corroboran otros datos que tambi・ dan fe de la preponderancia de la educaci・.
En los ・timos 11 a・s, tres "reuniones cumbre" estadounidenses han abordado las cuestiones de la educaci・. Varios meses despu・ de haber asumido la presidencia en 1989, George Bush convoc?a los 50 gobernadores de la naci・ (uno de los cuales era Bill Clinton de Arkansas) para concentrarse en la necesidad de mejorar la calidad de la educaci・ en los niveles previos al universitario para todos los ni・s. Los gobernadores de los estados llegaron a un consenso sobre objetivos nacionales y la necesidad de normas de desempe・. En 1994, el Congreso de Estados Unidos dio forma a esa declaraci・ de prop・itos en la Ley Metas 2000: Eduquemos a Norteam・ica. La reuni・ m・ reciente, que incluy?a dirigentes empresariales as?como a los gobernadores estadounidenses, reafirm?el compromiso con la educaci・ p・lica, evalu?el progreso realizado hacia el logro de las metas nacionales y recomend?correcciones de curso en la medida en que se estime necesario
El mayor inter・ nacional en la educaci・ ha alentado a los candidatos a cargos nacionales, estatales y locales --as?como a los propios partidos pol・icos principales-- a presentar sus ideas, comprometerse a buscar una mejora continua de la educaci・ y dedicarse a programas que satisfagan la necesidad en todo Estados Unidos no solamente de m・ maestros sino tambi・ de que los maestros est・ plenamente calificados. M・ a・, los pol・icos han prometido dedicar atenci・ especial a reducir la brecha de desempe・ entre los estudiantes m・ adelantados y los menos favorecidos.
Esta preocupaci・ constante sobre la educaci・ en Estados Unidos tiene ra・es en el fervor fundamental de los estadounidenses por aprender. Es en realidad el cap・ulo m・ reciente de una saga nacional que se remonta a las ・ocas coloniales, pero que adquiri?gran importancia hace poco m・ de medio siglo, cuando la Corte Suprema de Justicia emiti?su hist・ico fallo en el juicio de Brown contra la Junta de Educaci・ con lo que puso fin a la segregaci・ racial en la educaci・ p・lica. Desde ese fallo, la Corte (y tribunales inferiores a trav・ del sistema judicial) han estado involucrados en una cantidad de casos cada vez m・ relacionados con la educaci・. Es una medida de la intensidad de la cuesti・.
La ・oca actual -- en los albores de un nuevo siglo -- est?marcada por una fascinaci・ por ver y experimentar con alternativas a las formas tradicionales de ense・nza. La "desescolarizaci・", la ense・nza en el hogar y los movimientos de ense・nza alternativa tienen sus partidarios. Hay quienes proponen escuelas privadas y escuelas "charter" (que reciben fondos p・licos pero funcionan en gran medida independientes de las burocracias educativas locales) y planes de "selecci・" de escuela o uso de "certificados" (que valen dinero en efectivo). Los grupos de inter・ forcejean entre s?en su esfuerzo para persuadir a los organismos que toman las decisiones de que consideren las necesidades especiales de alumnos como los minusv・idos, estudiantes para quienes el ingl・ es un idioma extranjero, alumnos dotados o talentosos, o estudiantes que est・ atrapados en la pobreza.
Si bien es cierto que este es un momento de fermento en la educaci・, es importante recordar que ni el inter・ p・lico en la educaci・ ni el deseo de extender y mejorar la ense・nza son un fen・eno nuevo en Estados Unidos. Incluso una mirada superficial a la historia revela el hecho de que la educaci・ no s・o ha sido una preocupaci・ central de los estadounidenses aun antes de la fundaci・ de la rep・lica; sino que tambi・ ha sido una fuente constante de controversia. Lo que es m・, las cuestiones filos・icas que los estadounidenses han debatido en el pasado tienen un parecido impresionante con las que los estadounidenses discuten en la actualidad.
No es dif・il encontrar pruebas del inter・ continuo de los estadounidenses en la educaci・. Se las puede hallar en las Ordenanzas del Noreste de 1785 y 1787 aprobadas por el Congreso bajo los Art・ulos de Confederaci・. La primera de ellas hizo posible la venta de tierras p・licas, siempre que el lote d・imo sexto de cada pueblo se dedicara a fines de educaci・. La segunda cre?un plan de administraci・ y declar?que ".. siendo necesarias la religi・, la moralidad y el conocimiento para el buen gobierno y la felicidad de la humanidad, se fomentar・ siempre las escuelas y los medios de educaci・".
Estas ordenanzas echaron las bases del futuro apoyo federal a la educaci・, que lleg?en una sucesi・ de leyes dictadas por el Congreso que hoy siguen en vigencia. Una ley preliminar e importante fue la Ley Morrill de Donaci・ de Tierras de 1862, firmada con entusiasmo por el presidente Abraham Lincoln. La misma permit・ a los estados atender la necesidad de educaci・ pr・tica mediante el establecimiento de colegios universitarios de agricultura, artes mec・icas y ciencias militares. Una serie de leyes posteriores extendieron los beneficios de la educaci・ a quienes estaban excluidos de la misma debido a la pobreza, raza, g・ero, minusvalidez u otras condiciones. Se destacan entre esas leyes la Declaraci・ de Derechos del Soldado para los veteranos militares, la Ley de Educaci・ Primaria y Secundaria, la Ley de Compensaci・ Escolar (Head Start), la Ley de Educaci・ Biling・ y la Ley de Educaci・ para Todos los Ni・s Minusv・idos (en nombre de la cual se cambi?en 1990 a Ley de Educaci・ de Individuos Minusv・idos).
Desde la creaci・ de la rep・lica, los presidentes de Estados Unidos tambi・ han expresado su compromiso con la educaci・ al aprovechar lo que Theodore Roosevelt llam?apropiadamente el "p・pito de amedrentar". La educaci・ fue una prioridad para el primero de los presidentes de la naci・. George Washington se refiri?espec・icamente al tema en su primer mensaje de inauguraci・ de su gobierno y en su ・timo mensaje al Congreso. Inst?a la creaci・ de una universidad nacional, un sue・ que no lleg?a realizar. Thomas Jefferson, el tercer presidente, fue un defensor ardiente de la educaci・ incluso antes de asumir la primera magistratura. Propuso una ley para establecer escuelas p・licas en su nativo estado de Virginia, e insist・ en que "debe venir aqu?una enmienda de nuestra constituci・ en ayuda de la educaci・ p・lica. La influencia del gobierno debe ser repartida entre todo el pueblo". Y m・ recientemente, Lyndon Johnson -- quien, mucho antes de llegar a la Casa Blanca en los a・s sesenta, ense體 como maestro en una regi・ rural pobre de Texas -- abog?con firmeza por que se prestara atenci・ a las cuestiones de la educaci・.
Ser・ equivocado, sin embargo, presumir que todas las iniciativas en beneficio de la educaci・ han emanado del gobierno federal. La educaci・ en Estados Unidos es primordialmente una funci・ de los estados, que est?delegada en parte a los m・ de 15.000 distritos escolares locales. Dentro de ellos, a los miembros de las juntas escolares, superintendentes, organizaciones profesionales de educadores, comisiones de ciudadanos y los propios alumnos se les puede atribuir el m・ito de ampliar y mejorar las oportunidades educativas.
El hecho de que los estadounidenses han compartido durante mucho tiempo una convicci・ con respecto a la importancia de la educaci・, y han mostrado la determinaci・ de ampliar y mejorar las oportunidades educativas no significa que tengan, o hayan tenido, una sola manera de pensar sobre el tema. En el curso de la historia de la naci・ han debatido, a menudo con ardor, cuestiones fundamentales como estas:
- ・u?constituye una buena educaci・?
- ・u・ deber・ ser el contenido de la ense・nza?
- ・・o deber・ distribuirse la educaci・?
- ・・o deber・ distribuirse la autoridad educativa?
- ・ui・ deber・ sobrellevar la carga del costo de la educaci・?
- ・u・tos de nuestros recursos deber・n dedicarse a la educaci・?
- ・ui・ es responsable por cu・to y cu・ bien aprenden los estudiantes?
- ・・o deber・n medirse los resultados de la ense・nza y cu・es deber・n ser las consecuencias de dicha medici・?
Estas cuestiones y sus corolarios todav・ tienen que resolverse a satisfacci・ de todos, y es dudoso que alguna vez as?sea. R. Freeman Butts, notable erudito de la Universidad de Columbia y autor de numerosos libros sobre educaci・, ofrece una explicaci・ plausible de lo duradero de este debate nacional que con frecuencia adquiere gran ardor. Insin・ que las tensiones y desacuerdos provienen de la interacci・ de tres temas persistentes en la vida estadounidense.
- La exigencia de valores cohesivos de la comunidad pol・ica democr・ica y el orden constitucional a largo plazo. Estos valores cohesivos incluyen la libertad, la igualdad, el consentimiento popular y la obligaci・ personal de contribuir al bien p・lico. Los valores cohesivos m・ tradicionales o conservadores tambi・ abarcan el individualismo, la libre empresa y la lealtad a la "forma de vida estadounidense".
- La exigencia de valores diferenciales de pluralismo que dan identidad a los diversos grupos o segmentos de la sociedad estadounidense. Esta exigencia puede basarse en religi・, raza, etnicidad, g・ero, idioma, circunstancias econ・icas, privaci・ previa de derechos u otros factores distintivos.
- El impulso mundial hacia la modernizaci・ y la mundializaci・ que sigue efectuando cambios profundos en las sociedades de todo el mundo. Entre estos cambios se cuentan la industrializaci・, la urbanizaci・, la centralizaci・ del poder en el estado nacional y la secularizaci・ del conocimiento.
Quienes sostienen que la educaci・ deber・ promover la exigencia de valores cohesivos dicen que la ense・nza deber・ desempe・r un papel c・ico b・ico. La meta primordial de la educaci・ primaria y secundaria deber・ ser producir ciudadanos informados, eficaces y responsables. Quienes creen que la educaci・ deber・ satisfacer las exigencias de diferenciaci・ insisten en que se honren sus valores y se satisfagan sus necesidades particulares. Con cierta frecuencia procuran apartarse de los valores cohesivos para formar sus propias escuelas como base para la construcci・ de su propia clase de comunidad. Quienes est・ m・ interesados en la modernizaci・ y la mundializaci・ hacen hincapi?en la necesidad de preparar a los estudiantes para el mundo interdependiente, tecnol・ico y urbanizado en el cual tendr・ que vivir. Con frecuencia instan a que se preste m・ atenci・ a la "ciudadan・ mundial" o a los lazos que unen a uno con toda la humanidad en vez de aqu・los a los que consideran m・ localistas.
El "tira y afloja" de estas exigencias que compiten al pedir un sistema de gobierno democr・ico, pluralismos segmentados y la mundializaci・ y modernizaci・ tecnol・ica incesantes, se manifiesta claramente en la actualidad. Se lo puede ver y o・ en todas partes, desde las deliberaciones de las juntas escolares y los debates en nuestras legislaturas hasta las conversaciones privadas entre padres y ciudadanos interesados.
A fin de cuentas, la discusi・, el debate y la deliberaci・ forman la esencia de una sociedad democr・ica.
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Margaret Stimmann Branson, directora asociada del Centro para Educaci・ C・ica, en Calabasas, California, es experta de renombre y consultora sobre asuntos de educaci・ c・ica, y autora de numerosos textos de estudio y art・ulos profesionales. Fue directora editorial e investigadora y redactora principal de las Normas Nacionales de Educaci・ C・ica y Gobierno, y es miembro de la Comisi・ Nacional de Expertos de la Asociaci・ de Educaci・ Internacional sobre Educaci・ C・ica y la Comisi・ de Estructura Internacional de Educaci・ para el Desarrollo de la Democracia.
Las opiniones expresadas en este art・ulo no reflejan necesariamente los puntos de vista o pol・icas del gobierno de Estados Unidos.
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