LA LITERATURA ASIATICONORTEAMERICANA
VIVIFICANDO EL MOSAICO

Por Shirley Geok-lin Lim

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El novelista estadounidense Henry James observ?una vez que tiene que pasar mucha historia para que se produzca el florecimiento de la literatura. En ese sentido, la rapidez con que emerge la nueva literatura asi¡¦iconorteamericana podr¡¦ considerarse un tipo de historia encapsulada, una respuesta entusiasta de la tendencia central y m¡¦ numerosa de los c¡¦culos literarios estadounidenses a la aparici¡¦ tard¡¦ de los asi¡¦iconorteamericanos en la conciencia estadounidense. Al mismo tiempo, sugiere que la tarea de evaluar es a la vez urgente y compleja.

La evaluaci¡¦ de una tradici¡¦ marginal aunque en surgimiento y r¡¦ida transformaci¡¦, deber¡¦ evitar criterios definitivos extra¡¦os de tradiciones literarias diferentes. Esto no implica que la evaluaci¡¦ no sea ¡¦il o posible. Por el contrario, debido a que las literaturas en surgimiento est¡¦ m¡¦ en una situaci¡¦ de conflicto, son m¡¦ provisionales y transitorias, deben incorporar su propio discurrir autorreflexivo, interrogativo, cr¡¦ico -- en otras palabras, debe hacerse una autoevaluaci¡¦.

Un examen de las listas de casas editoras sobre literatura asi¡¦iconorteamericana demuestra que en la d¡¦ada de los 90 esta disciplina se convirti? para usar una frase corriente, en "pan caliente". Su popularidad en los primeros d¡¦s del nuevo siglo puede vincularse generalmente al ¡¦ito del movimiento de los derechos civiles de los 50 y 60, a autores afronorteamericanos tales como W.E.B. Du Bois a comienzos del siglo XX, y Toni Morrison, de origen m¡¦ reciente, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1994. The Woman Warrior (1978), de Maxine Hong Kingston, la primera obra asi¡¦iconorteamericana ampliamente aclamada, y The Joy Luck Club (1989), de Amy Tan, que estableci?a esa escritora como autora de ¡¦itos de librer¡¦, han abierto paso a otros escritores cuyos trabajos cubren una gama tal de atractivos que se los encuentra tanto en los supermercados como en las librer¡¦s universitarias.

El inter¡¦ erudito y popular en la literatura asi¡¦iconorteamericana es de origen reciente, y tiene sus ra¡¦es directas en la militancia estudiantil en la Universidad Estatal de San Francisco y en la Universidad de California en Berkeley, entre otros lugares de Estados Unidos a fines de la d¡¦ada de los 60, que llev?a la creaci¡¦ de programas de estudios ¡¦nicos interdisciplinarios. Hoy, los cursos de literatura asi¡¦iconorteamericana son comunes en toda la educaci¡¦ superior estadounidense. Como resultado, este grupo de escritores no s¡¦o se ha vuelto m¡¦ visible sino que tambi¡¦ -- y m¡¦ significativamente -- se han vuelto m¡¦ visibles sus logros.

Peri¡¦icos como Bridge, en la ciudad de Nueva York, y Amerasia, creado en la Universidad de California en Los Angeles, fueron fuerzas vitales para aumentar la percepci¡¦ p¡¦lica de los escritores asi¡¦iconorteamericanos selectos. Este inter¡¦, que se intensific?en las ¡¦timas dos d¡¦adas entre los lectores y casas editoras estadounidenses de la tendencia central y m¡¦ numerosa, ha tra¡¦o consigo oportunidades renovadas e, ir¡¦icamente, una crisis de representaci¡¦. Un signo de esta crisis es el debate interno que gira en torno a los esfuerzos para definir un "canon" de textos -- una lista de los escritos mejores o m¡¦ significativos -- y ponerse de acuerdo en torno a un curr¡¦ulo determinado. En ese sentido, puesto que las discusiones giran alrededor de lo provisional y lo temporal, la literatura asi¡¦iconorteamericana es un terreno particularmente cambiante, a menudo teatro de disputas.

¡¦¡¦o, desde el comienzo, se definen los l¡¦ites de la literatura asi¡¦iconorteamericana? Tres antolog¡¦s tempranas, Asian-American Authors (1972), Asian-American Heritage (1974) y Aiiieeeee! (1975), suger¡¦n que el paradigma del "crisol de razas" era inadecuado para llegar a una comprensi¡¦ de la identidad cultural asi¡¦iconorteamericana. Al mismo tiempo, influidos por el movimiento negro de los derechos civiles de la d¡¦ada de los 60, los editores de Aiiieeeee! -- que m¡¦ tarde publicaron obras de teatro, novelas, cuentos y poes¡¦ -- argumentaban que la "sensibilidad" asi¡¦iconorteamericana era un fen¡¦eno norteamericano distintamente diferente de las fuentes culturales asi¡¦icas y sin relaci¡¦ con ¡¦tas. Pero este punto de vista se evapor?con los a¡¦s, frente a la creciente inmigraci¡¦ asi¡¦ica durante el ¡¦timo cuarto del siglo XX.

Gracias a esa inundaci¡¦, el porcentaje asi¡¦ico de la poblaci¡¦ estadounidense ha aumentado del 0,5 por ciento a m¡¦ del 3 por ciento. De modo interesante, Aiiieeeee! se concentr?solamente en autores norteamericanos de origen chino y japon¡¦, casi todos varones. En comparaci¡¦, en los 25 a¡¦s que pasaron desde la aparici¡¦ de esa antolog¡¦ pionera, las librer¡¦s estadounidenses se han llenado con las obras de norteamericanos de ascendencia filipina, malaya, india, pakistan? vietnamita, coreana y otras, y las mujeres est¡¦ amplia y notablemente representadas.

Usualmente, la literatura asi¡¦iconorteamericana ha sido evaluada por examinadores y cr¡¦icos desde la sola perspectiva de la raza. En otras palabras, se lee la literatura como si se centrara en la posici¡¦ de identidad de los norteamericanos de ascendencia asi¡¦ica y dentro del contexto de las historias de la inmigraci¡¦ asi¡¦iconorteamericana y las luchas legislativas contra las pol¡¦icas injustas y la violencia racial. La verdad es que las diferentes historias de inmigraci¡¦ de diferentes comunidades de origen nacional dan lugar a escritos que reflejan preocupaciones y estilos intergeneracionales. Se han traducido poemas escritos en chino por inmigrantes chinos en las paredes de los barracones de Angel Island (el sitio al que llegaban los inmigrantes en la costa occidental de Estados Unidos) entre 1910 y 1940, y los tankas (forma po¡¦ica japonesa) de los issei (niponortamericanos de primera generaci¡¦). Cada uno se ha sumado al archivo del "canon" de la literatura asi¡¦iconorteamericana.

Los cuentos y ensayos de Edith Eaton (Mrs. Spring Fragance, 1910), que escogi?el seud¡¦imo literario de Sui Sin Far para significar su adopci¡¦ de la mitad china de sus antepasados, se concentraba en los problemas que encaraban en Estados Unidos, a principios del siglo XX, los chinos y aquellos de "raza mezclada" o, como ella los llama, "eurasi¡¦icos". America is in the Heart (1946), de Carlos Bulosan, sigue a un inmigrante filipino cuando ¡¦ y otros trabajadores migrantes luchan por conseguir justicia social y aceptaci¡¦. Cada uno es parte de la tradici¡¦ asi¡¦iconorteamericana.

En el periodo que precedi?al estallido de la nueva literatura de la era de posguerra y aun despu¡¦, las memorias eran el g¡¦ero preferido de los escritores inmigrantes y de primera generaci¡¦. (Esto tambi¡¦ es cierto en otras literaturas ¡¦nicas). The Grass Roof (1931), de Younghill Kang; Father and Glorious Descendant (1943), de Pardee Lowe; y Fifth Chinese Daughter (1950), de Jade Snow Wong satisfac¡¦n la curiosidad que la tendencia central sent¡¦ por los extranjeros que viv¡¦n en medio de ella. De hecho, las experiencias de los niponorteamericanos en los campos de concentraci¡¦ durante la Segunda Guerra Mundial fueron un tema importante de memorias y poes¡¦ autobiogr¡¦ca durante las d¡¦adas de la posguerra, como lo reflejan Nisei Daughter (1956), de Monica Sone; Farewell to Manzanar (1973), de Jeanne Wakatsuki Houston y James D. Houston; y los poemas de Mitusye Yamada en Desert Run (1988).

Pero las comunidades literarias asi¡¦iconorteamericanas estaban lejos de limitarse a una ¡¦oca y lugar y a una disciplina literaria. Los escritores se comunicaban, y siguen comunic¡¦dose, a trav¡¦ de una gama de g¡¦eros, entre ellos la ficci¡¦, la poes¡¦, el drama y la historia oral.

La primera novela publicada por un niponorteamericano nacido en Estados Unidos (un nisei), fue No No Boy, de John Okada, un a¡¦ despu¡¦ de que The Frontiers of Love, de la chinonorteamericana Diana Chang recibiera respetuosa atenci¡¦. El r¡¦ido ritmo de la producci¡¦ literaria a partir de entonces indica que la trayectoria de la tradici¡¦ literaria asi¡¦iconorteamericana est?todav¡¦ en proceso de formaci¡¦.

La gama de logros en los ¡¦timos a¡¦s es bastante impresionante. Luego de los premios que obtuvo The Woman Warrior, de Kingston, otras obras asi¡¦iconorteamericanas han sido acogidas con benepl¡¦ito por lectores y p¡¦lico. Picture Bride, la novela de Cathy Song, y The River of Heaven, la colecci¡¦ de poemas de Garrett Hongo, ayudaron a consolidar la reputaci¡¦ de la comunidad literaria asi¡¦iconorteamericana en la d¡¦ada de los 80, como lo hizo M. Buterfly, la asombrosa pieza teatral de Henry Wang, y The Wash, el drama de Philip K. Gotanda.

Mientras Tan surg¡¦ con The Joy Luck Club y Kingston continuaba su ascenso con Tripmaster Monkey (1989), otros escritores como Bharati Mukherjee (Jasmine) pasaron al primer plano. Novelas debutantes como Typical American, del chinonorteamericano Gish Jen, Native Speaker, del coreanonorteamericano Chan-rae Lee, y Monkey Bridge, del vietnamitanorteamericano Lan Cao, todas ellas fueron acogidas c¡¦idamente. En 1999 el escritor chinonorteamericano Ha Jin Recibi?el Premio Nacional del Libro por Waiting, su primera novela, que se desarrolla contra el tel¡¦ de fondo de la Revoluci¡¦ Cultural. En obras de ficci¡¦ breves, escritores como David Wong Louie (Pangs of Love, 1991), Wakako Yamauchi (Songs My Mother Taught Me, 1994) y Lan Samantha Chang (Hunger, 1998) han sido aplaudidas de modo similar.

Esta gama de logros expresa la diversidad de intereses tem¡¦icos de la literatura asi¡¦iconorteamericana, que corre paralela a la heterogeneidad asi¡¦iconorteamericana contempor¡¦ea. Las obras asi¡¦iconorteamericanas no est¡¦ situadas en una tradici¡¦ cohesiva y unida, ni contribuyen a ella. M¡¦ bien, parece que autores de diversos historiales y or¡¦enes comparten ciertos elementos culturales. Puede verse surgir intereses similares desde un punto de vista particular asi¡¦ico oriental, desde las estructuras patriarcales de parentesco y g¡¦ero sexual y desde las experiencias compartidas de lucha y aislamiento en el nuevo mundo de Estados Unidos. Y, sin embargo, ninguna tradici¡¦ ¡¦ica subyace las estrategias y t¡¦nicas diversas que caracterizan los logros de la literatura asi¡¦iconorteamericana.

El hecho es que las representaciones heterog¡¦eas -- tanto en la literatura como en la sociedad -- ayudan a derribar el estereotipo de los asi¡¦iconorteamericanos "inescrutables". (Cuando la filipinonorteamericana Jessica Hagedorn titul?su reciente antolog¡¦ de literatura asi¡¦iconorteamericana Charlie Chan Is Dead, hab¡¦ m¡¦ que un toque de iron¡¦ en su referencia al heroico aunque estereotipado detective asi¡¦iconorteamericano que protagoniz?en la d¡¦ada de los 30 las novelas del escritor angloamericano Earl Derr Biggers y sus adaptaciones cinematogr¡¦icas.

Hasta hace poco, los estudios asi¡¦iconorteamericanos aceptaban un concepto psicosocial limitado del estereotipo. Psic¡¦ogos como Stanley Sue argumentaban que los norteamericanos de origen europeo justificaban hist¡¦icamente su discriminaci¡¦ contra los asi¡¦iconorteamericanos bas¡¦dose en los prejuicios populares que denigraban a los inmigrantes consider¡¦dolos inferiores, enfermos y no gratos. Este desafortunado estereotipo negativo del siglo XIX ha dado paso, en nuestro tiempo, a un estereotipo positivo del asi¡¦iconorteamericano como miembro de una minor¡¦ educada, que trabaja con empe¡¦ y tiene ¡¦ito, retrato que logra una presencia creciente tambi¡¦ en la literatura, aun cuando sea tema de continuo debate dentro de la comunidad.

Otro tema que corre paralelo al an¡¦isis racial, es el an¡¦isis basado en la diferencia de sexos, con las muchas obras que narran las luchas de las mujeres asi¡¦iconorteamericana contra las actitudes patriarcales tradicionales. The Woman Warrior, de Maxine Hong Kingston, es un ejemplo, una serie compleja de relatos acerca de alguien que crece en una comunidad estructurada a lo largo de l¡¦eas de g¡¦ero sexual y raza.

Como ocurre en la mayor¡¦ de las sociedades tradicionales, el papel del g¡¦ero sexual en las comunidades asi¡¦iconorteamericanas ha tendido a ser fijo y estar sometido al escrutinio de la comunidad. Las tensiones que causa esta censura han salido a la superficie en la ¡¦tima d¡¦ada en antolog¡¦s de la literatura asi¡¦iconorteamericana tales como Home to Stay (1990) y Our Feet Walk the Sky (1993). Generalmente, la alta estima que se concentra en los hijos varones hace que lo que se espera de ellos, tanto en el sentido econ¡¦ico como social, sea m¡¦ elevado. De las hijas se espera que se casen y se convieran en parte de la familia de sus maridos. De hecho, la opini¡¦ dominante en las sociedades del oriente de Asia era que las mujeres estaban sujetas primero a sus padres, luego a sus maridos y despu¡¦, si enviudaban, a sus hijos varones.

La inmigraci¡¦ en Estados Unidos, donde los papeles masculino y femenino son m¡¦ fluidos y se definen m¡¦ libremente, puso en tensi¡¦ los valores sociales tradicionales. De ah?se desprende que este desenvolvimiento ha afectado la literatura. Las obras de la generaci¡¦ m¡¦ joven, tales como Mona in the Promised Land (1996), de Gish Jen, y Monkey Bridge (1997), del escritor vietnamitanorteamericano Lan Cao, expresan las confusiones que surgen de la diferencia entre sus deseos de lograr confianza en s?mismo y felicidad individual y las expectativas de sus madres inmigrantes. Pero incluso en un fecha m¡¦ temprana, apenas despu¡¦ de la Segunda Guerra Mundial, Jade Snow Wong y Jeann Wakatsuki Houston, al escribir acerca de una mujer que va creciendo como tal, hab¡¦n reflexionado de modo similar en torno a los prejuicios sexuales de sus familias.

Es verdad, desde luego, que los papeles que desempe¡¦ cada sexo se presentan a menudo como una funci¡¦ de la cultura. Las escritoras norteamericanas cuyo ancestro est?en el sur de Asia, como Bharati Mukherjee y Bapsi Sidhwa (American Brat) se han concentrado en las tensiones interculturales que surgen cuando se cruzan las fronteras nacionales. Los personajes masculinos encaran una crisis al tratar de comprender el significado de su condici¡¦ sexual, en libros tales como Pangs of Love, de Louie, y China Boy (1991), de Gus Lee. Por lo tanto, en el amor o en la unidad familiar, los asi¡¦iconorteamericanos han tenido que negociar ideales conflictivos de identidades masculinas y femeninas.

Otro tema importante de la literatura asi¡¦iconorteamericana es la relaci¡¦ entre padres e hijos. Tambi¡¦ esto tiene un basamento hist¡¦ico y social. En a¡¦s anteriores, debido a las barreras idiom¡¦icas que encaraban los inmigrantes asi¡¦iconorteamericanos, por lo com¡¦ prevalec¡¦ en su literatura el punto de vista de los nacidos en Estados Unidos, hijos e hijas asi¡¦iconorteamericanos de segunda generaci¡¦. En fecha tan temprana como 1943, la autobiograf¡¦ de Lowe Father and Glorious Descendant les present?a los lectores estadounidenses el personaje de un padre dominante dentro de una comunidad ¡¦nica fuerte, cohesiva.

Si bien los hijos de segunda generaci¡¦ a menudo rechazan las expectativas sociales de los padres, los padres inmigrantes no son simplemente representaciones inequ¡¦ocas de sociedades est¡¦icas. Son tambi¡¦ individuos que han escapado de sus comunidades originales al mudarse a Estados Unidos. Como resultado, los escritores asi¡¦iconorteamericanos nacidos en Estados Unidos retratan personajes paternos complejos, que son ellos mismos figuras dobles. Las obras de Yamamoto y Yamauchi pintan relaciones entre madres e hijas que son proclives al conflicto y las tensiones no s¡¦o familiares, sino tambi¡¦ basados en el g¡¦ero sexual. Los cuentos evocadores de Lan Samantha Chang en Hunger son un ejemplo adicional de esa literatura.

Las relaciones entre padres e hijos no tienen una significaci¡¦ simple como conjunto de temas, sino tambi¡¦ como patrones de estrategias narrativas: puntos de vista, tramas, personajes, voces y opciones idiom¡¦icas. Qui¡¦ ocupa el centro del poema o el cuento afecta para el lector el modo en que fluye la identidad. La gama de voces y tonos que se les asigna a los que hablan nos dice si los padres son inmigrantes que no hablan ingl¡¦ o si son biling¡¦s, y si los hijos difieren ampliamente de los padres en actitudes y valores culturales. Lo que raramente se pone en duda en estas obras es el significado central de la relaci¡¦ paterno filial, lo que ilumina el papel social primordial que desempe¡¦n las familias en las comunidades asi¡¦iconorteamericanas.

Algunas de estas obras est¡¦ relacionadas tambi¡¦ con regiones. Por ejemplo, los relatos de Okada, Toshio Mori y Kingston se sit¡¦n espec¡¦icamente en enclaves de la costa occidental de Estados Unidos, mientras que Eat a Bowl of Tea (1961), de Louis Chu, tiene lugar en el barrio chino de Nueva York, del otro lado del continente. Las obras que proceden de Haway, tales como la novela All I Asking for Is My Body (1975, de Milton Murayama, los poemas y obras de ficci¡¦ de Lois-Ann Yamanaka en Saturday Night at the Pahala Tehatre (1993) y Blu's Hanging (1998, expresan una fuerte identidad isle¡¦ y usan registros y recursos dialectales ingleses espec¡¦icos de expresiones coloquiales hawayanas. En antolog¡¦s y t¡¦ulos publicados por Bamboo Ridge Press, de Haway, son evidentes temas y registros estil¡¦ticos identificados similarmente con las islas.

Invariablemente, ha habido tambi¡¦ en a¡¦s recientes un movimiento hacia las actuales t¡¦nicas postmodernistas. Las obras de autores contempor¡¦eos m¡¦ j¡¦enes como In the Valley of the Heart (1993), de la novelista Cynthia Kadohata y las obras teatrales de los dramaturgos Hwang y Gotanda se comparan con la haza¡¦sa novela Tripmaster Monkey (1998). Experimentan con t¡¦nicas de vanguardia como la parodia, la iron¡¦ y el pastiche para desafiar las categor¡¦s interrelacionadas de raza, clase y sexo, y para incluir la identidad sexual como uno de los temas centrales de la identidad. Mediante t¡¦nicas similares, Dogeaters (1990), de Jessica Hagedorn, que transcurre en las Filipinas, critica el colonialismo hist¡¦ico estadounidense y el r¡¦imen de Marcos, mientras celebra las fusiones culturales filipinas.

Las antolog¡¦s de obras escritas exclusivamente por hombres o mujeres ofrecen una amplia gama de estilos y voces. The Open Boat (1993) y Premonitions (1998) indican nuevas direcciones de la poes¡¦. Charlie Chan Is Dead (1993 y Into the Fire (1996) presentan a los lectores obras de ficci¡¦ recientes. Y dos antolog¡¦s de 1993, The Politics of Life y Unbroken Threads, anotan en forma dram¡¦ica lo que ocurre. Hay tambi¡¦ una heterogeneidad evidente y saludable en antolog¡¦s recientes que se concentran en los or¡¦enes nacionales individuales, tales como Living in America (1995), que consiste en reflexiones hechas por norteamericanos cuyos or¡¦enes se remontan al sur de Asia, y Watermark (1998), colecci¡¦ de escritos de vietnamitanorteamericanos, como as?tambi¡¦ el volumen, recientemente publicado, Southeast Asian American Writing: Tilting the Continent (2000). Y hay, por cierto, una rica diversidad de identidades, g¡¦ero sexual y estilos comunales en antolog¡¦s generales recientes, inclusive Asian American Literature (1996), de Shawn Wong.

Tomada en conjunto, la meta de estas antolog¡¦s es ofrecer acceso satisfactorio a las obras provocadoras, retadoras y originales creadas en el ¡¦timo siglo. Al establecer un equilibrio entre obras aplaudidas y bien conocidas y trabajos m¡¦ recientes, las selecciones reflejan, de modo t¡¦ico, consideraciones tanto de significaci¡¦ hist¡¦ica y tem¡¦ica como de calidad literaria, criterio que, a menudo, es tema de saludable y clamoroso debate. En conjunto, sin embargo, la diversidad de estilos, g¡¦ero sexual y voces es testimonio de la vitalidad de la literatura asi¡¦iconorteamericana.

En ¡¦timo t¡¦mino, esta diversidad incluye, en su n¡¦leo, el transnacionalismo -- un movimiento mundial de culturas, gente y capital. Este nuevo fen¡¦eno ha hecho que los escritores creen nuevas identidades para la gente, y para ellos mismos. La r¡¦rica asi¡¦iconorteamericana es una mezcla de emigrados, refugiados, exiliados e inmigrantes que han ido llegando a Estados Unidos durante d¡¦adas, para continuar escribiendo y publicando aqu? Hasta hace poco, sin embargo, algunos hab¡¦n mantenido sus identidades de origen y hasta hab¡¦n regresado a sus tierras nativas en un momento posterior de sus vidas. Un ejemplo lo da el bien conocido escritor y estudioso chino de la Universidad de Columbia, Lin Yu-Tang, quien volvi?a Taiw¡¦ luego de jubilarse como docente. A pesar de haber escrito hace medio siglo una novela que se desarrolla en Estados Unidos, Chinatown Family, no ha sido clasificado como un autor asi¡¦iconorteamericano.

Hoy, evidentemente, estas fronteras de la identidad nacional se consideran m¡¦ porosas, lo que es resultado -- y factor contribuyente -- de la mundializaci¡¦ de las culturas y las econom¡¦s bajo la presi¡¦ de las operaciones del libre mercado, paralelamente con un desplazamiento hacia una estructuraci¡¦ m¡¦ marcadamente transnacional de la identidad estadounidense. Escritores emigrados, migrantes o transnacionales como los coreanonorteamericanos Chang-rae Lee y Theresa Hak Kyung Cha, el indonesionorteamericano Li-Young Lee, la malayonorteamericana Shirley Geok-lin Lim, los norteamericanos de ancestro sudasi¡¦ico Meena Alexander, Chitra Davakaruni y Bapsi Sidwha, al igual que Hagedorn y Cao, construyen nuevas y sorprendentes identidades norteamericanas que contrastan agudamente, por ejemplo, con el modelo euroc¡¦trico del capitalismo en sus etapas iniciales que J. Hector Saint John de Crevecoeur describi?hace m¡¦ de 200 a¡¦s en sus Cartas de un Granjero Norteamericano (1782). Las identidades transnacionales del siglo XXI surgen, por contraste, en un momento en que el capitalismo ha llegado a la madurez, y dependen de los intercambios mundiales.

Las novelas de Lee, Cao y Jin requieren tener conciencia de la formaci¡¦ est¡¦ica y lingüística bicultural y binacional. Por ejemplo, las obras de ficci¡¦ de Jin (quien lleg?a Estados Unidos en 1985), cuya acci¡¦ transcurre en la China de los ¡¦timos 30 a¡¦s, son, aunque nuevas, diferentes del car¡¦ter novedoso que tienen las de escritores nacidos en Estados Unidos como Kingston, cuyos intentos de recuperar una historia ¡¦nica resultan en exploraciones de migraciones a la inversa, de Estados Unidos a una China que ella nunca hab¡¦ visto.

Entonces, al leer literatura asi¡¦iconorteamericana, se nos recuerda que cr¡¦icos y maestros deben mediar entre los nuevos textos y las tradiciones literarias estadounidenses hist¡¦icamente construidas, entre las ubicaciones sociales y las identidades literarias de las comunidades para las cuales y a las cuales les hablan los textos. En conjunto, las obras recientes de autores asi¡¦iconorteamericanos -- transnacionales, inmigrantes y nacidos en Estados Unidos por igual -- subrayan el fen¡¦eno de la publicaci¡¦ r¡¦ida y la reinvenci¡¦ continua de la identidad cultural asi¡¦iconorteamericana. Al colocar juntos deliberadamente a estos escritores de or¡¦enes diversos, el canon creciente de la literatura asi¡¦iconorteamericana sugiere un conjunto colectivo de nuevas identidades norteamericanas que son flexiblemente transnacionales y multiculturales y que ayudan a servir de fermento en el mosaico multinacional que, hist¡¦icamente, ha modelado a Estados Unidos.

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Shirley Geok-lin Lim, actualmente ausente con licencia de su c¡¦edra en la Universidad de California en Santa B¡¦bara, se desempe¡¦ como catedr¡¦ica de ingl¡¦ en la Universidad de Hong Kong.


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