MANTENGAMOS FUERA DE LA INTERNET
LA PRESENCIA PODEROSA DEL GOBIERNO

Por el senador John Ashcroft

Republicano de Missouri
Presidente de la Subcomisi・ de Asuntos del Consumidor, Comercio Exterior y Turismo de la Comisi・ de Comercio del Senado.

La Internet brinda una gran oportunidad para nuestro pa・ porque, en parte en cierta medida, representa el medio de comunicaci・ m・ atractivo que se haya desarrollado. Hace que personas de todos los rincones del mundo se re・an para compartir y comunicarse, a niveles sin precedente, y pone todas las ramas del gobierno m・ cerca del p・lico al que sirven.

La Internet permite que las peque・s empresas lleguen a todas partes del mundo y superen la distancia que pueda existir entre ellas y sus clientes potenciales. Los individuos pueden examinar la mercanc・ y hacer compras sin salir de sus casas. La Internet tambi・ representa una gran promesa para la educaci・. Los estudiantes (en el campo, los barrios residenciales suburbanos o las ciudades) pueden tener acceso, cada vez m・ con m・ frecuencia, a todo un tesoro de informaci・ que antes no ten・n a su alcance, con s・o tocar el teclado.

Con el fin de garantizar que Estados Unidos responda al desaf・ de esta nueva forma de comercio, comunicaci・ y educaci・, el gobierno debe cuidarse de no interferir. No debemos obstaculizar la Internet imponiendo un conjunto confuso de reglas y controles intrusos. Sin embargo, la administraci・ Clinton trata de hacer precisamente eso.

A la administraci・ Clinton le gustar・ que al gobierno federal le fuera posible leer las comunicaciones transmitidas por computadora, nacional o internacionalmente. El FBI quiere tener acceso para descifrar, seleccionar y discutir las transacciones financieras, el correo electr・ico personal y la informaci・ patentada que se env・ al exterior; todo en nombre de la seguridad nacional. Para lograrlo, el presidente Clinton querr・ que los organismos gubernamentales tuvieran las claves para descifrar todos los programas de computadora estadounidenses que se exporten, as? como las comunicaciones v・ Internet.

Esta pol・ica ya propuesta ha suscitado inquietudes obvias en cuanto al derecho de los estadounidenses a su intimidad personal, adem・ de afectar la ventaja competitiva de que actualmente gozan nuestros fabricantes de programas de computadora en el campo de la tecnolog・ criptol・ica. No s・o la presencia poderosa del gobierno se cernir・ sobre los navegantes cibern・icos internacionales, sino que la administraci・ amenaza con hacer que nuestros ingenieros, que dominan los ・timos adelantos de la programaci・ de computadoras, se conviertan en trabajadores obsoletos y desempleados.

Existe la preocupaci・ de que la Internet pueda ser utilizada para cometer delitos y que la criptolog・ avanzada pueda encubrir ese tipo de actividad. Sin embargo, no le suministramos al gobierno conexiones telef・icas fuera de nuestras casas para que intercepte en forma ilimitada las comunicaciones. Entonces, ・or qu? tenemos que darle al gobierno una capacidad orwelliana de escuchar a su gusto y cuando le convenga nuestras comunicaciones en toda la Web?

La protecci・ que garantiza la Cuarta Enmienda (de la Constituci・ de Estados Unidos) es clara. El derecho de estar protegido del allanamiento ilegal es un valor estadounidense indivisible. Durante doscientos a・s de fallos los tribunales han persistido en defender este derecho fundamental. El inter・ del estado en combatir eficazmente el delito no debe nunca anular la Declaraci・ de Derechos del ciudadano.

El presidente propuso que las compa骰as estadounidenses que fabrican programas de computadoras suministren al gobierno las claves de tecnolog・ criptol・ica avanzada. Sin embargo, los productores europeos de programas tienen libertad para producir c・igos de criptolog・ de computadora a todos los niveles de seguridad, sin tener que suministrar las claves a autoridad gubernamental alguna. Quienes compran los programas de criptolog・ valoran la seguridad por encima de todo. A fin de cuentas, estos compradores escoger・ programas de criptolog・ m・ seguros, que no ser・ los programas hechos en Estados Unidos cuyas claves est・ en manos del gobierno.

A pesar de esta verdad de Perogrullo, el presidente trata de imponerle su pol・ica r・ida a la industria de computadoras que, por naturaleza, es excepcionalmente inestable y de ritmo acelerado. Adem・, avances recientes en la tecnolog・ criptol・ica ponen en duda la din・ica de la intromisi・ del gobierno en esta industria. Hace tres meses, un procesador de baja potencia, un Pentium de 90 MHz, descifr?el c・igo criptol・ico est・dar gubernamental de algoritmo de 56 bitios, el cual protege la mayor・ de las transacciones financieras electr・icas estadounidenses, desde las tarjetas bancarias autom・icas hasta las transferencias al・bricas.

En 1977, cuando este c・igo fue aprobado como est・dar por el gobierno de Estados Unidos, se lo cre・ indescifrable. Y con raz・. En un c・igo de 56 bitios hay 72.000 billones de combinaciones diferentes. No obstante, ensayar cada una de estas 72.000 billones de combinaciones utilizando la tecnolog・ actual es s・o cuesti・ de tiempo.

Dos d・s despu・ de que se descifrara este c・igo, la mayor・ de la Comisi・ de Comercio del Senado de Estados Unidos vot?en favor de la pol・ica de la administraci・ de forzar a las compa骰as de programaci・ estadounidenses a perpetuar este sistema criptol・ico de 56 bitios ya descifrado; a pesar de que hay programas criptol・icos de 128 bitios, producidos por firmas europeas, en varios lugares en la Web, accesibles a todos los usuarios de la Internet.

Curiosamente, las firmas europeas pueden importar esta tecnolog・ criptol・ica supersegura (desarrollada originalmente por estadounidenses) a Estados Unidos, pero a las compa骰as estadounidenses se les proh・e por ley exportar estos mismos programas a otros pa・es.

Creo que seguir adelante con la pol・ica del presidente o el proyecto de ley de la Comisi・ de Comercio ser・ un acto de locura, crear・ un cuadro de "curiosos" gubernamentales y causar・ perjuicios graves a nuestra vigorosa industria de programaci・. El gobierno se ver・ atrapado en un juego perpetuo de recuperar el terreno perdido debido a la labor de los j・enes genios que descifran c・igos y a los avances de la industria. El l・er de la mayor・ en el Senado, Trent Lott, ha hecho conocer su objeci・ a ambas propuestas.

El l・er y yo quisi・amos poder llevar al pleno una legislaci・ s・ida sobre criptolog・. No importa cu・ sea la propuesta, deber? dar a los productores de programas de criptolog・ la libertad para competir en igualdad de condiciones en el mercado internacional, estableciendo para la industria una junta cuasi gubernamental que decidir・ sobre la potencia en bitios, teniendo como base el nivel del desarrollo tecnol・ico internacional. Las compa骰as estadounidenses se encuentran a la vanguardia de la tecnolog・ de entrada directa o en l・ea -- las industrias de valor a・dido del futuro. Consideremos lo siguiente: cada 18 meses se duplica la capacidad de las computadores para procesar. La velocidad con que hoy en d・ hacen operaciones de c・culo las computadores m・ r・idas equivaldr?a la de un caracol en el pr・imo milenio, o sea la ・oca en que se realizar・ las pr・imas elecciones presidenciales. La mejor pol・ica en cuanto a la tecnolog・ criptol・ica es la que permite reaccionar r・idamente ante avances importantes en la capacidad de descifrar y reducir los l・ites de la criptolog・, seg・ sea necesario.

El inter・ de la administraci・ en todo el correo electr・ico es un precedente totalmente malsano, especialmente si se tienen en cuenta los antecedentes de esta administraci・ en lo que se refiere a los archivos del FBI y el husmear del Servicio de Rentas Internas (IRS). Todos los medios que utiliza la gente para comunicarse pueden someterse a explotaci・ por parte de quienes tengan intenciones il・itas. Con todo, eso no es raz・ para poner al alcance poderoso del gobierno la clave con que se abre nuestro diario que en el correo electr・ico o nuestro registro de transacciones de cajero autom・ico, o que permite leer nuestra historia cl・ica o traducir nuestras comunicaciones internacionales.

Adem・, nunca se realizar?todo el potencial de la Internet si no existe un sistema que proteja justamente los intereses de quienes la usan para sus negocios y tienen propiedad literaria registrada que env・n v・ Internet o los del usuario individual. Las repercusiones en este caso tienen un gran alcance, porque afecta a individuos, compa骰as, bibliotecas, universidades, maestros y estudiantes.

En diciembre de 1996 la conferencia diplom・ica de la Organizaci・ Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) aprob?dos tratados para actualizar el derecho internacional de la propiedad intelectual y art・tica. Estos tratados ampliar・n dicho derecho internacional para cubrir la esfera digital, incluso la Internet. Sin embargo, estos tratados no ofrecen una respuesta completa a los muchos interrogantes sobre los derechos de autor que plantea el florecimiento de la Internet y la promesa de la tecnolog・ digital. Debemos esforzarnos por mantener la balanza de los derechos de autor en equilibrio, proveyendo protecci・ s・ida a los creadores de material de propiedad intelectual y asegurando al mismo tiempo la amplia distribuci・ de ・te. En un intento de lograr estas metas, propuse la ley de 1997 para aclarar los derechos de autor en la reproducci・ digital y la tecnolog・ de la educaci・.

Es igualmente importante que comencemos un proceso que lleve al equilibrio entre los derechos de los propietarios de material intelectual y las necesidades y limitaciones de los distribuidores de informaci・ electr・ica y los derechos y necesidades de usuarios individuales. Los tratados y declaraciones actuales no son suficientes y partes de sus textos podr・n crear confusi・ y su vaguedad podr・ llevar a adoptar leyes que ignoren realidades t・nicas. Es preciso aclarar el texto con legislaci・ que el Senado puede promulgar al ratificar los tratados.

Otro elemento que podr・ impedir que la Internet alcance su potencial es la aplicaci・ de impuestos. Si imponemos impuestos a la Internet prematuramente o permitimos tributaci・ discriminatoria, arriesgamos asfixiar un desarrollo tecnol・ico naciente que ofrece gran promesa comercial, social y pedag・ica para todos los estadounidenses. La tributaci・ debe considerarse s・o despu・ de realizar un examen completo y de llegar a comprender bien el efecto que tendr・ en este nuevo medio de comercio una tributaci・ inequ・oca. La ley de libertad impositiva de la Internet permitir・ una consideraci・ a fondo de las oportunidades y de los posibles abusos mediante una moratoria que impedir・ aplicar m・ impuestos al comercio que se lleva a cabo mediante el sistema de entrada directa y apalicar impuestos tecnol・icamente discriminatorios. Es importante observar que la Secci・ 442 permitir・ a las jurisdicciones estatales y locales continuar cobrando todo impuesto que ya est?en efecto en el comercio electr・ico.

La tecnolog・ de las comunicaciones mediante el sistema de entrada directa es semejante al ind・ito Oeste del siglo XIX. Para colonizar mejor esta nueva frontera debemos desatar los conocimientos t・nicos y el ingenio estadounidenses. La pol・ica de estado-polic・ del gobierno, con respecto la criptolog・, crea estorbos y vallas que a la postre perjudican nuestra capacidad de competir internacionalmente. La funci・ del gobierno debe ser la de tumbar barreras, permitir que todo el mundo se distinga en el grado m・ alto y mejor posible.

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El senador Ashcroft es miembro de las comisiones de Comercio, de lo Judicial y de Relaciones Exteriores del Senado. Su p・ina en la es:
http://www.senate.gov/(insert "tilde" mark)ashcroft
la direcci・ electr・ica es: [email protected]

Cuestiones Mundiales
Publicación Electrónica del USIS, Vol. 2, No. 4, Octubre de 1997