Los siguientes son fragmentos de un debate patrocinado por USIA y moderado por el director de USIA Joseph Duffey. Participaron en el debate el vicepresidente del directorio de Science Applications Internacional, almirante retirado William Owens; la directora del proyecto de telecomunicaciones de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de Johns Hopkins, Francis Fukuyama, y el vicepresidente de la compañía General Magic y ex presidente de la Sociedad Internet Internacional, Anthony Rutkowski
Duffey: ¿Cómo cambiará la revolución de la información la manera en que trabajamos, nuestra cultura y la manera en que somos gobernados?.
Fukuyama: Permítanme hablar de tres temas: democracia, cultura e igualdad... temas agradables, breves.
El mensaje básico en los tres es una especie de conclusión "sí, pero", lo cual quiere decir, sí, en efecto, creo que estamos en la cúspide de una revolución social realmente importante, pero, en cierta manera, podría no desarrollarse tan suavemente o de una manera tan rectilínea como pensamos.
La cuestión de la democracia.
Una de las frases hechas más grandes de nuestra era presente es decir que George Orwell estaba equivocado. La pantalla de televisión, que se suponía iba a ser el instrumento del control estatal centralizado, resultó ser justamente lo opuesto, y esa pantalla de televisión es básicamente la red de computadoras personales y esto, en realidad, ha facultado a los individuos y ha eliminado el control y el embotellamiento de la información que los gobiernos autoritarios y otras clases de jerarquías mantenían previamente.
(Estas son) esencialmente tecnologías de libertad. Pero creo que tenemos que ser un poco cuidadosos acerca de la manera en que pensamos sobre esto.
Primero, los tipos de tecnologías corresponden a elementos diferentes del proceso de consolidación democrática. La democracia existe, en realidad, en una variedad de niveles diferentes.
En el nivel superior tenemos la ideología, la cual es el sentido básico de legitimidad que tiene la gente acerca de sus sistemas de gobierno.
En una capa más abajo se encuentran las instituciones, como las constituciones y las elecciones creadas por la gente para dar cumplimiento a los principios democráticos.
Más abajo de eso tenemos una capa compuesta por la sociedad civil, constituida por todos los grupos intermedios y asociaciones que, como indicaba Tocqueville, son necesarios para la permanencia de la democracia.
Y finalmente, en el nivel inferior, tenemos la cultura, la cual tiene que ver con los hábitos y la moral de los diferentes pueblos.
Y cada una de estas cuatro áreas tiene realmente que democratizarse y desarrollarse antes de que tengamos una democracia estable, y a cada una de ellas la afecta un tipo diferente de tecnología. Cuando hablamos de que la tecnología ha promovido la revolución democrática, esto se da realmente en los niveles de la ideología y de las instituciones, y tenemos que admitir que no son las tecnologías más recientes sino algunas bastante anticuadas.
Son esencialmente la radio y primordialmente la TV abierta las que tuvieron una función esencial en la pérdida de legitimidad de muchos gobiernos en la antigua Unión Soviética -- los alemanes orientales podían ver las condiciones de vida alemanas occidentales en la televisión alemana occidental.
Otros adelantos democráticos se vieron estimulados por la proliferación de ciertas tecnologías más simples y antiguas, simplemente como el teléfono común, el fax y la radio AM.
En el futuro, el verdadero impacto de cosas como las redes de computadoras no ocurrirá en estos niveles superiores de la ideología y de las instituciones, sino realmente en la sociedad civil y la cultura.
El correo electrónico y las redes de computadoras son realmente grandiosos. Son muy buenos para crear grupos de gente y permitirles actuar entre sí como grupos. Eso no se puede hacer con el teléfono, no se puede hacer realmente con los medios de radiodifusión. Eso se puede hacer con la computadora.
Los desarrollos interesantes del futuro serán la manera en que se usan las redes de computadoras para crear nuevas formas de sociedad civil, muchas veces no con una base nacional sino transnacional.
Presiento que no me preocupa terriblemente la hegemonía del inglés y de la cultura estadounidense.
Si observamos la historia de la imprenta, (veremos que esta tecnología) fue en realidad la estimulante de las literaturas nacionales de cada país europeo, porque previamente la cultura había sido el monopolio de la gente que hablaba latín. Con el desarrollo de la imprenta, surgió la posibilidad del desarrollo de las culturas locales, clases de culturas mucho más particularizadas, porque la gente dentro de una sociedad encontró los medios económicos para comunicarse.
Sospecho que cualquiera sea la hegemonía del inglés y de la cultura y tecnología estadounidenses en este momento, simplemente eso no seguirá siendo así durante mucho tiempo.
Finalmente, la cuestión de la igualdad es un asunto muy preocupante.
Se ha hablado mucho del estancamiento salarial. Una de las estadísticas indica que para la gente con educación menor que la de escuela secundaria, sus ingresos reales han caído en alrededor del 20 por ciento durante la última generación.
Realmente pienso que la mayoría de los economistas laborales dirán que esto se debe principalmente al adelanto de la tecnología y, esencialmente, cuando hablamos de tecnología moderna, eso quiere decir tecnología de la información. El impacto de estas tecnologías es muy complicado. Destruye algunos empleos. Crea otros nuevos. Quita destrezas a algunos. Da nuevas destrezas a otros.
Pero el impacto general es lo que se ha llamado la intelectualización de la destreza: los requisitos educativos y la capacidad cognoscitiva que necesita la gente para vivir en este nuevo ambiente crece cada año, y ello conduce, entre otras cosas, a que los trabajadores con poca especialización de Estados Unidos queden muy rezagados.
Rutkowski: El Web mundial de la Internet se usa en casi todos los países del mundo. Las únicas áreas (no conectadas) son algunos países en Africa, y eso también va a cambiar pronto, a medida que baja el nivel para obtener acceso. Ese va a ser un cambio verdaderamente revolucionario este año.
La tecnología que pronto estará en el mercado al precio de un par de cientos de dólares podrá usar virtualmente cualquier medio de comunicación para explorar el Web o recibir correo electrónico. Y eso va a cambiar más las cosas.
Duffey: ¿Es la revolución de la información un movimiento internacional? ¿Participan en el Web los jóvenes en todo el mundo?
Rutkowski: En todo el mundo han sido los jóvenes quienes adoptaron primero la Internet. Ellos son también principalmente los innovadores.
Siempre me asombra que uno puede ir a Japón, o Singapur, o Europa Oriental y encontrarse con la misma clase de aficionados a las computadoras. Esta tecnología la pueden asimilar y adoptar muy rápidamente los jóvenes en todo el mundo.
Duffey: ¿Es esta una cultura de entusiastas de las computadoras o también hay otras personas involucradas con las computadoras?
Rutkowski: El Web mundial y la facilidad del correo electrónico han cambiado todo eso. Cada vez más hay grandes cantidades de personas que son profesionales, personas creativas, dedicadas a los negocios, que usan estas tecnologías en todo el mundo de maneras diferentes e ingeniosas, y eso va a ser parte del cambio del paradigma.
Al mismo tiempo, estamos viendo gente de más edad, que tiene tiempo extra en sus manos, que usa el Web.
Duffey: ¿Cómo influirá la revolución de la información en las comunidades de personas formadas en torno a intereses comunes?
Fukuyama: Uno de los grandes cambios creados por el correo electrónico y el Web es la posibilidad del crecimiento de un sector de organizaciones no gubernamentales (ONG) mucho más grande, que será transnacional.
Los encargados de formular la política exterior, en general, van a enfrentar áreas inciertas. Van a enfrentarse a un mundo en el cual tratan no simplemente con actores estatales sino también con un montón de actores transnacionales y actores subestatales que de cierta manera harán nuestra vida mucho más difícil, porque son más difíciles de influir y de controlar.
Como en las revoluciones previas de las comunicaciones, todos van a quejarse de cómo la política exterior está ahora fuera de control, pero si observamos las revoluciones previas de las comunicaciones, los encargados de formular la política simplemente encuentran la manera de adaptarse y encuentran la manera de usar esas organizaciones en su propio beneficio, porque pueden usarlas para movilizar apoyo en favor de políticas positivas así como interferir en la ejecución de otras.
Pregunta del público: Un mundo virtual es un mundo sin fronteras. ¿Qué impacto tiene esto en las naciones estados?
Fukuyama: Esto ha venido ocurriendo en la economía durante algún tiempo. Hay flujos financieros de comercio y de inversiones que no respetan la soberanía nacional. Pero hay muchas razones por las cuales las naciones estados no van a desaparecer, y algunas de ellas adquieren en realidad más importancia al entrar en una era de la información.
Tomemos algo simple: la protección de los derechos de propiedad intelectual. La última vez que me fijé, no había absolutamente manera alguna de defender un derecho fundamental, como el derecho a la propiedad, sin un estado.
Similarmente, de muchas maneras, este mundo de la información crea toda una nueva gama de delitos internacionales que trascienden las fronteras nacionales y que son muy difíciles de resolver, repito, que son muy difíciles de resolver sin los mecanismos del estado. Podrá requerir más colaboración internacional, pero todavía se necesitan los mecanismos del estado.
Esta idea de que una cultura internacionalista --la Internet o lo que sea-- nos va a homogeneizar a todos, es un poco tonta, porque a la gente le gusta vivir en comunidades culturales y morales de diversa clase, y la razón por la cual le gusta esto es porque es diferentes de otra gente, y eso encierra toda clase de particularidades.
Una de las cosas que vamos a ver es una especie de reacción adversa contra la mundialización causada por la economía capitalista; a la gente le gusta retener su identidad escocesa o su idioma francés en Quebec.
No me preocupa demasiado la desaparición de la nación estado en las próxima dos generaciones.
Cuestiones
Mundiales
Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol. 1,
No. 12, septiembre de 1996.