En un punto cr・ico Por Peter Piot, Director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA
Aunque en Africa el SIDA ha llegado a constituir una cat・trofe total para el desarrollo, el hecho de que los pol・icos hayan comenzado a abordar claramente el problema y se hayan movilizado recursos internacionales significa que se ha cruzado una l・ea hist・ica en la batalla contra esta enfermedad mortal. El SIDA es actualmente la principal causa de muerte en Africa; ha destruido m・ vidas (diez veces m・) que las guerras libradas en ese continente durante 1998. Desde que comenz・la pandemia m・ de 16 millones de personas han sucumbido a la enfermedad en todo el mundo, 13,7 millones de ellas en Africa, seg・ un estudio mundial llevado a cabo por UNAIDS y la Organizaci・ Mundial de la Salud, a finales de 1999. Estas estad・ticas asombrosas indican que el SIDA tiene todas las posibilidades de hacer retroceder el progreso en el desarrollo logrado por los africanos durante las dos ・timas d・adas en atenci・ m・ica, educaci・, esperanza de vida, crecimiento econ・ico y seguridad humana. Estos datos fueron revelados en toda su desnudez en un estudio realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a finales de 1999. Los pa・es africanos experimentaron un cambio descendente este a・ en el ・dice de desarrollo humano, clasificaci・ que se basa en niveles de salud, riqueza y educaci・. Pr・ticamente todos los principales cambios en la clasificaci・ podr・n atribuirse a una expectativa de vida que disminuye debido al SIDA:
Hace dos meses en Ghana, por ejemplo, la primera dama Nana Konadu Agyeman Rawlings particip・en la inauguraci・ de un nuevo programa de preservativos femeninos y calific・la disponibilidad de estos dispositivos profil・ticos de un "sue・ mundial largamente esperado que se ha hecho realidad para los ghaneses". Medidas audaces como la de la primera dama y las de otros l・eres me dan la esperanza de que en los meses y a・s venideros veremos respuestas m・ fuertes y m・ eficaces al SIDA en muchos m・ pa・es africanos al sur del Sahara. Creo que se ha cruzado una l・ea hist・ica en nuestra batalla contra esta enfermedad ya que los pol・icos han comenzado a abordar claramente el problema, se dedican nuevos recursos internos a programas de prevenci・ y tratamiento y se movilizan recursos internacionales. Cuando los gobiernos comienzan a considerar el SIDA una prioridad nacional, se pueden tomar decisiones dif・iles encaminadas a crear condiciones m・ favorables para los afectados por la epidemia y establecer mejor protecci・ para los m・ pobres y vulnerables. En Africa la "International Partnership Against AIDS" (IPAA) (Asociaci・ Internacional Contra el SIDA) est・empe・da en alcanzar esas metas mediante un esfuerzo cooperativo que incluye gobiernos nacionales, organizaciones internacionales y grupos del sector privado. Los gobiernos africanos inician el ataque con respuestas nacionales de base amplia. Organizaciones de las Naciones Unidas coordinan la respuesta mundial y ofrecen apoyo a los programas, as・como apoyo financiero a los esfuerzos nacionales. Los gobiernos donantes tambi・ apoyan la acci・ a todos los niveles mediante su aporte al desarrollo org・ico de la asociaci・, adem・ de su contribuci・ financiera. El sector privado suministra conocimientos y recursos para ayudar a invertir el curso de la epidemia en los lugares de trabajo, entre los trabajadores sindicados y en c・culos empresariales. Por ・timo, organizaciones no gubernamentales, incluso grupos de gente afectada por el VIH, colaboran para garantizar que la asociaci・ pertenezca a la sociedad civil local y para fortalecer las redes regionales y nacionales. La misi・ de la asociaci・ es tan grande como sencilla. Durante la pr・ima d・ada ayudar・a reducir el n・ero de infecciones nuevas con VIH en Africa, promover・la atenci・ de los que sufren del virus y movilizar・a la sociedad para detener el avance del SIDA. Los objetivos espec・icos que promueve la asociaci・ son:
La asociaci・ africana tambi・ capacitar・mejor a estos pa・es para el intercambio de ideas sobre las "mejores pr・ticas" que ya surgen en la regi・ al sur del Sahara. En Uganda, la educaci・ que imparte informaci・ sobre h・itos sexuales y la salud y los programas escolares de prevenci・ del VIH para adolescentes y j・enes han contribuido a una reducci・ manifiesta en la tasa de infecci・ (un descenso hasta del 40 por ciento en ・eas urbanas). En Senegal una respuesta r・ida de base amplia a la epidemia, apoyada tanto por l・eres isl・icos como cristianos, ha mantenido la tasa de infecci・ con VIH por debajo del 2 por ciento. Estudios recientes sobre el comportamiento indican que m・ del 60 por ciento de los hombres y 40 por ciento de las mujeres entre los 15 y 24 a・s de edad ahora usan preservativos en encuentros sexuales casuales. La IPAA y asociaciones parecidas ser・ los cimientos sobre los que se establecer・una resistencia m・ eficaz a esta epidemia. Individualmente los sectores no pueden salir adelante por s・solos; el gobierno, las empresas, los pedagogos y todos los miembros activos de la sociedad deben participar para lograr el ・ito. Ya hemos visto que as・ha sucedido no s・o con estos programas africanos, sino en otras partes; la cooperaci・ entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y dem・ funciona. El gobierno de Tailandia demostr・la importancia de las asociaciones cuando, a ra・ de un estudio de 1989 seg・ el cual 44 por ciento de las trabajadoras sexuales en Chiang Mai dio resultados positivos en la prueba del VIH, puso en marcha un programa impresionante. A pesar de que la prostituci・ es ilegal en Tailandia, el gobierno trabaj・en colaboraci・ con los propietarios de prost・ulos para lograr que en ellos se usen preservativos en los prost・ulos en todas las ocasiones. Lanzaron una campa・ por los medios de divulgaci・ para estimular el respeto a la mujer y disuadir a los hombres de visitar a trabajadoras sexuales y mejoraron el acceso a la atenci・ m・ica para los enfermos del SIDA. Por consiguiente, ha disminuido significativamente la frecuencia del VIH, especialmente entre los j・enes. Los casos en que se ha tenido ・ito, como ・tos, pueden ayudar a los pa・es y a las comunidades a orientar sus propias decisiones en cuanto a programas futuros. Es necesario que trabajemos con mayor ah・co para que se compartan las "mejores pr・ticas" en la lucha contra esta enfermedad. Hemos aprendido que el ・ito en la reducci・ de la transmisi・ no es aleatorio; los programas de prevenci・ del VIH m・ eficaces tienen componentes claves. Se benefician del compromiso de pol・icos importantes y obran en muchos niveles simult・eamente, mediante la promoci・ de un comportamiento seguro y el suministro de atenci・ y apoyo para la gente afectada por el VIH. Ofrecen una amplia gama de medidas de prevenci・, entre ellas el acceso a preservativos baratos y de alta calidad; orientaci・ y pruebas de laboratorio confidenciales; prevenci・ de la transmisi・ de la madre al ni・ y pronto tratamiento para otras enfermedades transmitidas por contacto sexual, que multiplican el riesgo de contraer la infecci・ con VIH. Otros elementos cr・icos son la educaci・ a largo plazo y las campa・s por los medios de divulgaci・ para lograr que el p・lico se informe ampliamente sobre el VIH, especialmente los j・enes, entre quienes se registra m・ de la mitad de todas las infecciones actualmente. Finalmente, las comunidades afectadas y los infectados con el VIH participan activamente en la planificaci・ y ejecuci・ de programas sobre el SIDA. La atenci・ de esta poblaci・ joven (durante los a・s de mayor actividad y experimentaci・ sexual) es cr・ica. Aproximadamente la mitad de todos los casos nuevos de infecci・ con el VIH ocurre entre j・enes entre los 15 y los 24 a・s de edad. Aunque los j・enes pueden constituir la poblaci・ m・ vulnerable, tambi・ encontramos que son los que est・ m・ dispuestos a recibir informaci・ sobre prevenci・ y a adoptar un comportamiento m・ responsable. Fuera de la explicaci・ de lo que es la enfermedad y la forma en que se transmite, es importante tambi・ contrarrestar conceptos perjudiciales de masculinidad, incluso la actitud de los hombres en cuanto al riesgo y la sexualidad y la manera en que se adapta al ni・ para su papel de adulto en la sociedad. Al mismo tiempo, es preciso educar a las j・enes para que est・ concientes de su vulnerabilidad a la infecci・, de la responsabilidad de protegerse a s・mismas y de su derecho de insistir en la protecci・ en las relaciones sexuales. Los programas de prevenci・ nos ayudar・ a contener futuras infecciones con VIH, pero no debemos olvidar las necesidades de m・ de 33 millones de personas infectadas que necesitan nuestra atenci・ ahora. La Secretar・ de UNAIDS y la OMS est・ haciendo lo posible para ofrecer asesoramiento bien fundamentada y apoyo a los pa・es, a fin de ayudar en la creaci・ de sistemas de salud que puedan responder a la epidemia y en la b・queda de m・odos que aseguren que las iniciativas para la atenci・ m・ica, a nivel comunitario, sean estimuladas y apoyadas. Con este prop・ito hemos dado comienzo a un nuevo di・ogo, junto con la OMS, UNICEF, el Banco Mundial y UNFPA, con cinco compa骰as internacionales de productos farmac・ticos con el objeto de explorar la forma de acelerar y mejorar la provisi・ de atenci・ y tratamiento para el VIH y el SIDA, en los pa・es en desarrollo. Las compa骰as farmac・ticas que participan, Boehringer Ingelheim, Bristol-Myers Squibb, Glaxo Wellcome, Merck & Co. y F. Hoffmann-La Roche, han expresado su disposici・ de colaborar con otros interesados para hallar la forma de ampliar el acceso a la atenci・ m・ica y los tratamientos, asegurando al mismo tiempo el uso sensato, accesible, seguro y efectivo de las drogas utilizadas para enfermedades relacionadas con el VIH y el SIDA. Estas compa骰as han ofrecido, individualmente, mejorar el acceso y disponibilidad de una variedad de medicinas. Otras compa骰as farmac・ticas han expresado inter・ tambi・ en cooperar en este empe・. Con todo, ・te es s・o un paso para mejorar la vida de las personas infectadas con HIV. Es preciso asegurarse que la reducci・ de los precios de algunas medicinas estimule la creaci・ de estrategias m・ completas para la atenci・ m・ica. Reconocemos que a・ a precios con grandes descuentos el costo de terapias antirretrovirales seguir・ estando m・ all・del alcance de los subsidios del sector p・lico y por tanto no estar・ disponibles para la mayor・. Este momento ofrece una gran oportunidad en lo que se refiere al SIDA en el mundo en desarrollo, un momento de oportunidad pol・ica, como lo demuestra el s・ido compromiso, por parte de varios jefes de Estado, de hacerle frente al SIDA, as・como los debates sobre la enfermedad en Africa que tuvieron lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU en enero del 2.000, iniciados por el embajador Richard Holbrooke, y en el Comit・de Desarrollo del Banco Mundial y el FMI, en abril pasado. Es tambi・ un momento oportuno en lo que respecta a los recursos, ya que el gobierno de Estados Unidos y otros donantes han aumentado la financiaci・ para los programas sobre el SIDA en el mundo en desarrollo. Africa, solamente, requerir・de 1.600 a 2.000 millones de d・ares al a・ para lograr programas de prevenci・ efectivos y atenci・ m・ica b・ica. Sin embargo, en medio de todo este an・isis de costos, programas, estrategias y cooperaci・ multisectorial, hay algo que no aparece, quiz・lo m・ precioso, la esperanza, elemento ciertamente esencial para hacer retroceder esta epidemia consternante. Es mi tarea, y la de quienes toman parte en esta lucha, mantener viva esa esperanza.
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