POLITICA DE ESTADOS UNIDOS
SOBRE EL CAMBIO CLIMATICO

Por Timothy E. Wirth,
subsecretario de Estado para asuntos mundiales


Fragmentos de las declaraciones de Timothy E. Wirth, subsecretario de Estado para asuntos mundiales, en la Segunda Conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Ginebra, Suiza, el 17 de julio de 1996.


Nuestras deliberaciones se han beneficiado de la labor cuidadosa, extensa y de gran integridad del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), cuyos esfuerzos constituyen la base del interés internacional y cuyas claras advertencias sobre las tendencias actuales son el fundamento para que mi gobierno trate con carácter de urgencia este asunto. No nos hacen vacilar, y objetamos firmemente, las aseveraciones recientes sobre la integridad de las conclusiones del IPCC. Estas aseveraciones no fueron hechas por los científicos que toman parte en la labor del IPCC, ni por los gobiernos participantes, sino por personas negativas e intereses especiales que se proponen empequeñecer, atacar y ofuscar los conocimientos científicos sobre el cambio climático. Nosotros queremos sacar del debate este asunto falso y reiterar nuestra convicción de que las conclusiones del IPCC satisfacen las pautas más elevadas de integridad científica.

Como parte del esfuerzo científico en marcha, quiero observar que para Estados Unidos es motivo de orgullo la inversión que ha hecho en años recientes, de más de 1.000 millones de dólares anuales, en la investigación de los cambios mundiales. Este es un costo que hemos asumido con el fin de acrecentar nuestro propio conocimiento y el conocimiento del mundo de los sistemas atmosféricos, oceánicos y biológicos de la Tierra y demuestra no sólo la seriedad de nuestro enfoque en estos asuntos, sino además la disposición del presidente Clinton y del pueblo estadounidense de ayudar a fomentar el progreso en lo que se refiere al medio ambiente.

Estados Unidos toma muy en serio el Segundo Informe de Evaluación, recientemente publicado por el IPCC ... Las principales conclusiones son:

  • Las emisiones antropógenas de los gases de efecto de invernadero alteran actualmente la composición química de la atmósfera;

  • La acumulación continua de estos gases acrecentará el efecto natural de calentamiento de la atmósfera y causará la alteración del clima mundial.

Con base en estos hechos y otros elementos científicos que la sustentan, la segunda evaluación indica que "los hechos demuestran que existe una influencia humana discernible sobre el clima mundial". Este comentario, aparentemente inocuo, es en realidad una declaración extraordinaria; por primera vez los científicos del mundo han llegado a la conclusión de que las condiciones climáticas cambiantes del mundo son más que la variabilidad natural de la temperatura. Los seres humanos alteran el sistema natural del clima de la Tierra.

A su vez, las mejores observaciones científicas indican que si los cambios climáticos producidos por el hombre no disminuyen, podrían tener profundas consecuencias para la economía y la calidad de vida de generaciones futuras.

  • La salud del ser humano está en peligro por el aumento futuro en la propagación de enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla y el cólera;

  • La seguridad alimentaria está amenazada en algunas regiones del mundo;

  • Se espera que los recursos hidrográficos experimenten un sobrecargo creciente, con un considerable costo económico, social y ambiental en las regiones donde el agua ya es escasa, y quizá con un costo político donde ya existen conflictos por la limitación de los recursos.

  • Las zonas costeras, donde habita un gran porcentaje de la población mundial, están en peligro por la elevación del nivel marítimo.

En nuestra opinión, el IPCC ha demostrado claramente que deben tomarse medidas para enfrentar estos problemas y que, como se convino [en las negociaciones de 1995] en Berlín, es necesario hacer más por medio de la Convención [actual sobre el cambio del clima]. No se puede desear simplemente que desaparezca el problema. No e puede hacer caso omiso de la ciencia, cuyas conclusiones son cada vez más apremiantes. La obligación de quienes formulan las políticas es responder con el mismo esmero que ha caracterizado el trabajo de la comunidad científica del mundo.

Desafortunadamente ... el hecho más importante es actualmente más aparente que nunca: La estructura de la Convención actual no ha logrado los resultados que de buena fe se anticiparon y programaron; pocas naciones, bien sea del mundo desarrollado o en desarrollo, han tenido éxito completo en el cumplimiento de sus compromisos [de reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero a los niveles de 1990 para el año 2000]...

El año pasado, Estados Unidos realizó un análisis a fondo, tanto en el país como internacionalmente, del éxito y el fracaso de la estructura de la Convención actual, así como de la factibilidad de varias de las propuestas presentadas en discusiones recientes sobre los próximos pasos. Aunque todavía tenemos mucho por hacer, nuestro análisis y consideración de la cuestión, hasta la fecha, han producido algunas conclusiones sobre la forma que podría tener el acuerdo, la que esperamos sea considerada y se lleve adelante en estas negociaciones. En los próximos meses, nuestro análisis y evaluación en curso nos permitirán expresar con mayor precisión el contenido específico que Estados Unidos podría apoyar.

Partimos del siguiente conjunto de principios, que guiarán nuestra consideración de las propuestas y que creemos pueden guiar también nuestras negociaciones multilaterales:

Primero, nuestras negociaciones se deben concentran en los resultados reales y alcanzables. Las políticas atinadas que se sigan a corto plazo nos permitirán evitar la perspectiva de políticas verdaderamente draconianas y económicamente perturbadoras en el futuro. Los ajustes medidos que se hagan ahora y en los próximos años harán posible que todas las naciones reduzcan las emisiones de una manera que responda a las realidades económicas. La negación de lo que ocurre y el retraso sólo lograrán hacer vulnerables nuestras economías en el futuro.

Segundo, Estados Unidos continuará buscando soluciones, basadas en el mercado, que sean flexibles y eficaces en función de los costos. No aceptaremos propuestas motivadas por competitividad y no por razones del medio ambiente. En el futuro las propuestas serias no deben ser intentos velados para ganar ventajas económicas. Este es un problema mundial de efectos mundiales y, por tanto, demanda soluciones que sean justas y que ayuden a la prosperidad de todos los pueblos del mundo, ahora y en el futuro.

Y, tercero, el acuerdo debe echar los cimientos de un progreso continuo, futuro, para todas las naciones. Estados Unidos cree que la colaboración internacional en este problema sigue siendo decisiva para cualquier respuesta efectiva, y que todos los países, desarrollados y en desarrollo, deben contribuir a su solución. Creemos que, aunque este es un problema de largo plazo, debemos empezar a avanzar desde ahora y hacer que el público y el sector privado participen a plazo mediano también. El cambio del clima es un problema grave y exige inversión sostenida de largo plazo, así como todo el espíritu creador del mercado.

El presidente Clinton ha urgido a todos los estadounidenses y a todas las naciones a que preparen sus economías para el siglo XXI. Para enfrentar este desafío es necesario que el genio del sector privado contribuya al desarrollo de las tecnologías que se requieren para asegurar nuestra prosperidad ambiental y económica de largo alcance.

Basándose en estos principios ... Estados Unidos recomienda que las negociaciones futuras se concentren en un acuerdo que fije metas a plazo mediano que sean realistas, verificables y obligatorias. Creemos que las metas a plazo mediano deben cumplirse mediante un máximo de flexibilidad en la selección de las medidas de ejecución.... Además, según nuestro punto de vista, será necesario continuar trabajando hacia una meta para la concentración a largo plazo [de gases de efecto de invernadero en la atmósfera en los próximos 50 a 100 años], como se estipula en los objetivos de la Convención, reconociendo que con el tiempo avanzará el conocimiento científico y tecnológico. Los esfuerzos para alcanzar esa meta establecerán más claramente la naturaleza mundial y de largo alcance del problema.

Después de trazar en líneas generales los componentes básicos de un acuerdo que podríamos apoyar, quiero destacar que Estados Unidos espera que el acuerdo sea realista y alcanzable. Nuestro análisis preliminar de los objetivos que se han sometido a consideración hasta la fecha, indica que éstos no son ni realistas ni alcanzables, bien sea porque comprometen otros principios importantes, como la necesidad de flexibilidad en términos de tiempo y lugar de ejecución, o bien porque implican plazos y objetivos que no son consecuentes con la prosperidad nacional e internacional. Nuestra tarea en los próximos meses es procurar el acuerdo sobre un próximo paso que produzca resultados consecuentes con nuestras aspiraciones ambientales y económicas.

Otros han sugerido que las negociaciones pasen a considerar algunas políticas y medidas de gran alcance, obligatorias y coordinadas internacionalmente. Se han presentado especialmente propuestas de anexos al acuerdo, en las cuales se estipulan medidas concretas que las partes pertinentes tendrían que tomar, tales como políticas fiscales y normativas acordadas.

Desde nuestro punto de vista las importantes diferencias en las circunstancias nacionales y en los enfoques individuales de cada país a estas cuestiones, indican que probablemente pocas medidas, si las hay, serían aplicables a todos los países. Por tanto, como proposición general, Estados Unidos se opone a políticas y medidas unificadas obligatorias. Estamos dispuestos a explorar un consenso sobre medidas de procedimiento acordadas, por ejemplo aquellas que puedan ser necesarias para la ejecución de un régimen comercial internacional [en la venta y contra de tolerancias en la emisión de gases de efecto de invernadero] o para asegurar una mejor divulgación.

Finalmente, quiero examinar un componente difícil de las negociaciones, pero que es esencial para poder avanzar a la larga. Estados Unidos se ha comprometido en estas negociaciones a lograr que todos los países, desarrollados y en desarrollo, tomen medidas para limitar las emisiones de acuerdo con el mandato convenido el año pasado en Berlín. Vemos con entusiasmo la oportunidad de trabajar juntos para idear estrategias que saquen adelante la ejecución de esta Convención. Aunque reconocemos que los países desarrollados tienen la responsabilidad de ir a la vanguardia, creemos también que este esfuerzo debe ser una cooperación solidaria de todos los países. Estamos dispuestos a continuar nuestros esfuerzos para ofrecer conocimiento técnico o a colaborar con los países en desarrollo para reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero y a continuar con la asociación que hemos comenzado con muchos países.

Cuestiones Mundiales
Publicación Electrónica del USIS, Vol. 2, No. 2, Abril de 1997