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Durante los próximos dos meses, altos funcionarios de comercio de los 123 países que integran la Organización Mundial de Comercio (OMC) intentarán salvar lo que los analistas consideran es una diferencia de opiniones cada más amplia entre los países industrializados y los países en desarrollo, en lo que se refiere a la velocidad con que se deben adoptar reformas futuras.
Estos funcionarios se reunirán en Singapur del 9 al 13 de diciembre con el fin de trazar la ruta que ha de seguir la liberalización del comercio mundial en los próximos años.
Si algunos países en desarrollo logran lo que desean, la reunión analizará el avance realizado en el cumplimiento del acuerdo mundial de comercio de la Ronda Uruguay de 1994 y, posiblemente, dará un nuevo impulso a la conclusión de las negociaciones pendientes sobre servicios de telecomunicaciones y financieros, pero nada más.
Sin embargo, varios países industrializados quieren que la OMC comience a explorar las cuestiones que han surgido recientemente, tales como el soborno y la corrupción en las adquisiciones gubernamentales, las normas laborales, la inversión y la política de competencia. A algunos países en desarrollo les preocupa que tal exploración lleve a nuevas reglas de comercio que socaven su soberanía y erosionen su ventaja competitiva.
El embajador Jeffrey Lang, vicerrepresentante de Comercio de Estados Unidos, dice que su país no tiene intención de utilizar la reunión de Singapur para negociar reformas en nuevas esferas.
La reunión de Singapur "no va a dar comienzo a una nueva ronda y no debe hacerlo", dijo Lang en una entrevista. "Lo que Estados Unidos espera lograr, principalmente, es que se lleve a cabo con sentido práctico la primera reunión de ministros de la OMC. Esperamos que en la OMC los ministros puedan reunirse regularmente, como lo hacen en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para tratar las cuestiones normales del sistema mundial de comercio".
Ejecución y programa intrínseco
En Singapur los ministros examinarán la marcha del cumplimiento de los compromisos asumidos en el conjunto de medidas de la Ronda Uruguay de 1994. Lang indicó que para Estados Unidos ha sido especialmente desalentador el incumplimiento de algunos países de las obligaciones asumidas en varios acuerdos claves, como los de agricultura, propiedad intelectual e inversión comercial.
Los países en desarrollo tienen sus propias quejas, especialmente en lo que se refiere al ritmo de la ejecución del acuerdo de textiles y ropa mediante la eliminación gradual de las cuotas del país importador. Señalan que la lista de productos incluidos en la primera eliminación gradual ha resultado en pocos beneficios para los exportadores.
Los ministros también estudiarán lo que se ha llamado el "programa intrínseco" del compromiso de comenzar en 1997 negociaciones sobre adquisiciones gubernamentales, en 1999 sobre agricultura y en el 2000 sobre el sector terciario. Lang comentó, sin embargo, que varios de los países industrializados, inclusive muchos de la Unión Europea (UE), han mostrado renuencia continua a tratar reformas agrícolas.
El ex vicerrepresentante de Comercio de Estados Unidos, Julius Katz, se siente pesimista en cuanto a que los ministros que se reunirán en Singapur puedan crear siquiera un grupo de trabajo para estudiar los temas de las negociaciones agrícolas de 1999. "Los franceses ya han señalado que se opondrán a esta cuestión", comentó Katz, quien actualmente es socio de una firma de consultores de comercio en Washington.
La perspectiva de la reanudación y conclusión de las negociaciones sobre servicios financieros y servicios básicos de telecomunicaciones parece más positiva. Funcionarios estadounidenses y de la UE han indicado que someterán ofertas mejoradas sobre acceso a las telecomunicaciones.
Para que las negociaciones de telecomunicaciones tengan éxito es necesario que varios países, incluyendo algunos de Asia, hagan ofertas mejores, observó en una entrevista Bob Vastine, presidente de la Coalición del Sector de Servicios.
Las negociaciones de telecomunicaciones se han prorrogado hasta el 15 de febrero de 1997; se espera que las que se refieren a los servicios financieros se reanuden en el primer semestre de 1997. Las negociaciones sobre servicios marítimos fueron suspendidas hasta el año 2000, cuando todo el sector terciario estará sujeto a negociaciones adicionales.
En la reunión de Singapur también se presentará el primer informe de la comisión de la OMC sobre comercio y medio ambiente, informe que Estados Unidos espera que propondrá recomendaciones específicas para aclarar la relación entre los acuerdos ambientales multilaterales y la OMC.
Algunos países industrializados quieren tener el derecho a prohibir las importaciones que consideren desfavorables para el medio ambiente, en tanto que algunos países en desarrollo no quieren que se otorgue tal derecho, y arguyen que son demasiado pobres para satisfacer las normas establecidas en los países ricos.
"Creo que los países en desarrollo, ciertamente los asiáticos y latinoamericanos, van a estar poco inclinados a que se haga mucho allí", dijo Claude Barfield, investigador residente del Instituto Norteamericano de la Empresa (AEI).
Reducción de aranceles
Una de las cosas que se considera posible lograr en Singapur es un conjunto moderado de reducción de aranceles, que en ciertos casos llegaría hasta la eliminación total, durante los próximos 10 años y para miles de productos agrícolas e industriales, aprovechando las reducciones de la Ronda de Uruguay.
En lo que se refiere a una cuestión afín, el apoyo intermitente de la UE a un Acuerdo de Tecnología de Información (ATI) es ahora otra vez positivo. Si Estados Unidos y la UE pudieran convenir a tiempo en un conjunto ATI de reducciones por etapas de los derechos de aduana sobre los productos de la llamada supercarretera de la información, tales como computadoras, programas y demás relacionados productos con las telecomunicaciones, podrían presentarlo en Singapur para que otros miembros de la OMC lo incluyan.
Un ATI podría servir también de base a un conjunto de medidas más amplio que incluyera la eliminación de los aranceles sobre semillas oleaginosas, productos forestales y de 300 a 400 productos farmacéuticos más, así como la aceleración de la reducción de los aranceles sobre equipos científicos, ciertas substancias químicas, papel, pescado y productos de pescado.
Nuevas cuestiones
Los debates sobre nuevas cuestiones de comercio tienen, obviamente, mayor posibilidad de perturbar la reunión de Singapur.
Europa y Estados Unidos quieren hablar de normas laborales, política de competencia, inversión, adquisiciones gubernamentales y corrupción y soborno. La mayoría de los países de América Latina y Asia, especialmente India y China, no lo quieren.
Aún dentro de Estados Unidos y la Unión Europea existen muchos opositores a cualquier tipo de acuerdo comercial sobre normas laborales (y hay una oposición considerable a cualquier tipo de acuerdo ambiental, aunque la OMC ya ha comenzado actuar en la materia).
Los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, sin embargo, ya han dejado constancia de que se oponen a la inclusión de cuestiones laborales en la reunión de Singapur, aduciendo que la Organización Internacional del Trabajo ya tiene jurisdicción en la materia.
"Creo que Estados Unidos y Europa tropezarán con una pared en la cuestión laboral" en la OMC, dijo Barfield, del AEI. Gary Hufbauer, especialista del Instituto de Economía Internacional, observó que es más probable lograr progreso en cuestiones laborales y del medio ambiente mediante acuerdos de comercio regionales.
Inversión: Dada la resistencia de
los países en
desarrollo a debatir en la OMC las reglas de la inversión
abierta, el vicerrepresentante de Comercio Lang dijo que Estados
Unidos se concentrará primero en las negociaciones ya en
marcha en la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) sobre un acuerdo multilateral
de inversión. Una vez que se haya concluido este acuerdo se
le podría ofrecer a más países de la OMC.
No obstante, a algunos analistas del comercio les preocupa que la vía de la OCDE polarice a los países industrializados y a los países en desarrollo, en lugar de hacer avanzar el proceso.
"Hay un problema estratégico", dijo Katz. " Los países que no pertenecen a la OCDE se muestran un poco resentidos y no van a firmar algo que no negociaron".
Política de competencia: Estados
Unidos quiere que haya
reglas de la OMC más fuertes para impugnar los carteles
ordenados o respaldados por el gobierno y otras prácticas
anticompetitivas que constituyen barreras en los mercados
extranjeros.
Es posible que Estados Unidos convenga en "un programa educativo limitado dentro de la OMC" sobre la cuestión de la competencia en general, ha declarado la representante de Comercio Interina de Estados Unidos Charlene Barshefsky. La cuestión, dijo, "no está madura" para una negociación de reglas generales nuevas. "En ese tipo de trabajos no modificaríamos nuestras leyes antimonopolísticas o antidumping", agregó.
Compras gubernamentales: Estados
Unidos, la Unión
Europea, Japón y Canadá, todos ellos partes en un
acuerdo estricto de 1979, desean negociar un acuerdo interino
menos estricto que comprometa a otros miembros de la OMC por lo
menos a hacer todas las transacciones de adquisiciones
gubernamentales más abiertas al escrutinio.
Los funcionarios estadounidenses dicen que ese tipo de acuerdo de desalentaría el soborno y la corrupción en las adquisiciones internacionales.
"Ello tomaría en cuenta nuestra preocupación por el soborno y la corrupción y daría comienzo al proceso de hacer multilateral el acuerdo de adquisiciones gubernamentales que actualmente es válido sólo para los países que lo firman", dijo Lang.
Los críticos predicen que la reunión de los ministros de comercio de la OMC logrará muy poco, en parte porque Estados Unidos ha abandonado su liderazgo tradicional debido a las elecciones presidenciales de noviembre y a que la administración Clinton no está autorizada a emprender negociaciones comerciales. Pero el vicerrepresentante de Comercio Lang tiene otro punto de vista.
"Creo que nuestro potencial en esta reunión, si contamos con la cooperación de los principales países industrializados, es bastante sustancial", dijo. "Si podemos aprobar el programa intrínseco y crear alguna dinámica para el éxito en las negociaciones del sector de servicios financieros y de telecomunicaciones, ganaríamos mucho. Si podemos hacer que la Unión Europea elimine su condición previa para el debate sobre la reducción de aranceles para la informática, avanzaremos en forma importante".
"No son grandes avances lo que necesitamos", agregó. "Lo que necesitamos es una mejor ejecución de los acuerdos existentes y pasar a aquellos asuntos en los que sabemos que existe o hay posibilidad de obtener un consenso sustancial".
Perspectivas
Económicas
Publicaciones Electrónicas de USIS,
Vol. 1, No. 16, noviembre de 1996.