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Los acuerdos de comercio regionales deben reforzar el sistema multilateral, no amenazarlo, dice en una entrevista Stuart Eizenstat, subsecretario de Comercio. El mayor factor en juego en este momento en la liberalización comercial, observa, es la participación del sector privado en la formulación de la política comercial regional. Entrevista realizada por los redactores económicos de USIS.
Pregunta: ¿Primero, quiere exponer algunos puntos generales sobre la política comercial de la administración Clinton?
Eizenstat: El comercio ya no es un tema esotérico de política. Tiene una fuerte resonancia interna ahora que los trabajadores estadounidenses, por primera vez, comprenden que son parte de la economía mundial y que el comercio tiene un impacto real en su vida cotidiana.
Y, bajo la administración Clinton, el comercio ha llegado a ser una parte integral de nuestra política exterior. El concepto de la diplomacia comercial es mucho más que el simple abogar por las compañías estadounidenses que buscan oportunidades de exportar, aunque eso es importante. Se trata realmente del aprovechamiento de los recursos del sector privado para la inversión, el comercio y las empresas conjuntas en el exterior con el fin de apoyar las metas de la política exterior en tres áreas.
Una de las áreas comprende las democracias nacientes de Haití, Sudáfrica, Europa Central y los Estados Recientemente Independizados, donde el éxito de la democracia depende considerablemente de la percepción que tengan los ciudadanos de que la democracia equivale a una mejor vida. La segunda área la constituyen las regiones del mundo que atraviesan por el proceso de paz --Bosnia, la zona de los Balcanes, el Oriente Medio, Irlanda del Norte. La tercera área incluye los países como Egipto y Turquía, que se ven ante fuerzas radicales, donde el poder de los recursos privados estadounidenses puede crear una mejor vida y por lo tanto eliminar el suelo fértil para la desesperación, el desempleo y el nivel bajo de vida donde el radicalismo se produce.
P: ¿Considera que los arreglos comerciales regionales, como el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), ayudan o perjudican el sistema multilateral de comercio?
Eizenstat: Siempre habrá cierta tensión entre el multilateralismo y el regionalismo. La administración Clinton ha apoyado decididamente el sistema multilateral, con la Organización Mundial del Comercio (OMC) como la opción preferida para las negociaciones obligatorias. Sin embargo, debido al número de países involucrados, el sistema multilateral también debe complementarse con acuerdos comerciales regionales, siempre y cuando éstos sean compatibles con las reglas de la OMC, y pongan en práctica lo que yo llamo regionalismo abierto, es decir, que no erijan nuevas barreras.
P: ¿Por regionalismo abierto quiere decir excepción continua del principio de nación más favorecida (NMF), que la OMC permite, o quiere decir cumplimiento con el trato de NMF?
Eizenstat: En muchos casos será con la excepción NMF. Las reglas de la OMC permiten los acuerdos regionales de libre comercio siempre y cuando cubran substancialmente todos los productos, no constituyan desviación del intercambio y no levanten barreras contra otros países en el proceso.
La razón para no hacerlo con base en el trato de NMF es el problema de los países que se benefician "gratis" -- países que aprovechan la reducción o eliminación de los aranceles y demás barreras pero no contribuyen en nada.
Por largo tiempo, después de la Segunda Guerra Mundial, nosotros en Estados Unidos, abrimos nuestros mercados a los productos del mundo en desarrollo sin insistir en que a su vez abriera sus mercados a nuestros productos. Queríamos darles tiempo para fortalecer sus economías. Hicimos la vista gorda a los carteles y monopolios y a los arreglos keiretsu. Aún creemos que ese tipo de preferencia especial se justifica para los países más pobres.
Sin embargo, ahora hay todo un grupo de países, los tigres asiáticos, India y algunos de los países más fuertes de América Latina, Corea del Sur, que han llegado y se acercan a la condición de países desarrollados y, por tanto, ya no es justo para nuestros trabajadores y nuestras industrias que les otorguemos a esos países trato preferencial.
Los acuerdos de comercio regionales deben sostener y apoyar el sistema multilateral, no amenazarlo. Si se conforman a las reglas de la OMC pueden establecer normas más elevadas para el sistema multilateral y por consiguiente actuar como estimulantes de éste. Por ejemplo, el NAFTA sirve como estimulante porque no sólo elimina los aranceles, sino que reduce las barreras al comercio de servicios y a la inversión extranjera, y además es un esfuerzo real para la integración regional.
Otro ejemplo son las conversaciones de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) sobre el Acuerdo Multilateral de Inversión. ¿Por qué comenzamos en la OCDE en lugar de la OMC? En la OMC, en el caso de que hubiéramos podido llegar a algún acuerdo, habríamos tardado años, dado el número de países involucrados y tendríamos niveles muy bajos de protección. En tanto que haciéndolo a través de la OCDE habremos establecido normas elevadas para la protección de la inversión. Obviamente que debe ir a la OMC, pero primero hay que fijar principios básicos a un nivel elevado y luego abrir el acuerdo a los países de la OMC que quieran aceptar ese nivel.
P: ¿Cree que los países que no participan en las conversaciones de la OCDE estarán dispuestos a firmar el acuerdo?
Eizenstat: Es necesario, obviamente, que haya un enlace fundamental entre las negociaciones de la OCDE y la OMC. Nadie debe presentar al resto del mundo un hecho consumado, y debe haber comunicación y transparencia, de manera que los que no participan en las conversaciones estén al tanto de lo que pasa. Pero, al mismo tiempo, si se otorgara el veto a los países no participantes, terminaríamos con niveles bajos de protección.
Otro ejemplo de la utilización de las negociaciones regionales o de países más desarrollados, como estimulante para el sistema de comercio mundial, son las negociaciones del Acuerdo de Tecnología de la Información (ATI). Primero tratamos de negociar un acuerdo con la UE (Unión Europea) y luego con los países del Cuadrilátero (Estados Unidos, Unión Europea, Japón y Canadá). Hemos obtenido el respaldo del Cuadrilátero para la idea de llegar a aranceles nulos para el año 2000 para todos los productos de tecnología de la información, salvo los productos electrónicos para el consumidor. Pero los socios del Cuadrilátero no van a firmar un ATI aunque pudiéramos convenir en las negociaciones --y creo que podremos convenir-- hasta que tengamos en la OMC un número crítico de socios que no sean del Cuadrilátero y que lo firmen.
De nuevo, hemos establecido una norma elevada. Presentaremos esto en la reunión ministerial de la OMC en diciembre para tratar de conseguir el número crítico de países que quieran firmar. Y, repito, no es hecho completo. Incluso ahora, antes de que haya un acuerdo --es sólo un concepto-- estamos tratando de convencer a varios países asiáticos en cuanto al ATI.
P: Veamos el caso de la subvención canadiense a la madera de coníferas y el caso mexicano de dumping de tomates, que fue necesario solucionar en el plano político a pesar de los mecanismos de solución de disputas del NAFTA. ¿Demuestran estos ejemplos que existen deficiencias en los acuerdos regionales?
Eizenstat: El NAFTA es para crear un entorno en el cual este tipo de cosas pueda solucionarse. Sin embargo, como usted dice, hay límites en cualquier acuerdo regional o multilateral. Es imposible cubrir absolutamente todo, y siempre habrá contingencias. Por ejemplo, el NAFTA no deroga las leyes antidumping, y si hubiera habido un intento de hacerlo, el NAFTA no habría sido aprobado jamás.
P: ¿Cree que existe el riesgo de que las iniciativas de comercio del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (CEAP) fracasen?
Eizenstat: Requieren mayor impulso, pero no es exacto decir que estén en peligro o que se hayan atascado. Tomemos primero la CEAP. Todos los 18 miembros están empeñados en planes de acción individuales --es decir, en sus propios planes maestros de liberalización. Nosotros presionamos para que sean tan amplios como sea posible, y hemos tenido mucha suerte. Además, los miembros de la CEAP han tomado medidas colectivas para unificar y simplificar los procedimientos aduaneros y para reconocer mutuamente sus normas. El presidente Clinton también está interesado en que la CEAP establezca un programa de trabajo cooperativo para lograr el desarrollo sostenible en la región.
Otro suceso importante en la CEAP es la integración del sector privado. Al incluir el sector privado podemos estar seguros de que los gobiernos continuarán avanzando. Esta año, por primera vez en la reunión anual de la CEAP, el consejo consultivo someterá sus recomendaciones a los líderes gubernamentales.
De tal manera que todos estos pasos, considerados en conjunto, representan progreso. Se necesita hacer más y creo que se hará más en las reuniones de los ministros y líderes en las Filipinas.
En cuanto al ALCA, se ha logrado mucho desde la Cumbre de las Américas de 1994. Los grupos de trabajo, que fueron creados en 11 sectores industriales, preparan los planes de acción de conformidad con la promesa de los ministros de realizar progresos concretos para fines de este siglo, a fin de lograr el ALCA para el año 2005. También se han acordado medidas para facilitar el comercio. Entre éstas está la publicación de un manual de procedimientos aduaneros en el hemisferio y la elaboración de propuestas para el reconocimiento mutuo de las normas para los productos.
La reunión ministerial de mayo en Belo Horizonte, Brasil, será decisiva para el ímpetu continuo del ALCA. Creemos que es esencial preparar un esquema cronológico de la forma en que se puede lograr la meta del año 2000 --es decir un calendario específico para las negociaciones de manera que cuando las comencemos oficialmente sepamos cuáles son los puntos de referencia-- y luego hay que prever la forma en que deben manejarse las modalidades de las negociaciones. ¿Se trata de todos los países o de algún subgrupo? ¿Del MERCOSUR o del NAFTA?
De nuevo, la participación del sector privado es de importancia decisiva. Como lo descubrimos en el Diálogo Comercial Transatlántico (TABD), entre empresarios estadounidenses y de la Unión Europea, el sector privado constituye la fuerza principal para la liberalización.
P: ¿Cuánto más para que la falta de autoridad de negociación por la vía rápida para acuerdos de comercio comience a perjudicar los objetivos estadounidenses, en cuanto al ALCA?
Eizenstat: Esa es una buena pregunta. Vamos a hacer todo lo posible para obtener la autoridad de negociación por la vía rápida y tengo la esperanza de que podremos hacerlo con un nuevo Congreso. Pero no es necesaria para iniciar las negociaciones del ALCA. Es importante recordar que las negociaciones de la Ronda Uruguay las comenzamos a mediados de la década de 1980 sin autoridad de negociación por la vía rápida, y negociamos por años sin tenerla. Puesto que nuestros esfuerzos actuales en cuanto al ALCA tienen por objeto hacer acopio de información y recomendaciones, no el intercambio oficial de concesiones, nadie debe utilizar la falta de autoridad de negociación por la vía rápida como excusa para no avanzar con toda celeridad. La negociación por la vía rápida es pertinente al final de las negociaciones, cuando los otros países tienen que saber que cuando hacen su última oferta, el Congreso de Estados Unidos no va a hacer modificaciones.
P: ¿Cómo ve la administración la interacción entre el ALCA, la CEAP y la Nueva Agenda Transatlántica y con la OMC?
Eizenstat: Son todos diferentes: Las regiones son diferentes; los países están en diversos estados de desarrollo; tenemos relaciones diferentes. Por ejemplo, la CEAP no es un acuerdo de libre comercio, aunque ésa es una de sus metas. El NAFTA es un sistema muy integrado y el ALCA crearía un área de libre comercio que abarcaría todo el hemisferio y eliminaría todas las barreras al comercio y la inversión, no sólo los aranceles. En el área transatlántica, el promedio de nuestros aranceles ya es sólo del 3 por ciento, y hay una enorme cantidad de inversión recíproca en las empresas de Europa y Estados Unidos.
Sin embargo, aunque son diferentes, todos ellos persiguen el mismo objetivo: un mercado mundial más abierto. El propósito de cada uno de ellos es el mismo: el regionalismo abierto, la mayor liberalización del comercio, tratar de que servir de estímulo entre cada región y en el sistema de comercio mundial. Y ninguno contiene nuevas barreras que puedan inquietar a los países de fuera.
El otro factor común a la CEAP, el ALCA y el NAFTA y la Nueva Agenda Transatlántica es que hemos encontrado en cada uno la forma de integrar el sector privado. Muy al principio el concepto del TABD era casi una idea fantástica que las empresas europeas y estadounidenses pudieran en realidad llegar a un consenso. Pensamos que quizá habrían recomendaciones separadas. El genio del TABD, y lo que hemos visto en estos otros foros es que cuando se juntan las empresas, aunque provengan de economías diversas, sus intereses tienen mucho en común. Sus recomendaciones también tienen mucho en común y tienen más peso porque son recomendaciones conjuntas. Eso es lo que creo que pasará con el ALCA, con el Foro Comercial de las Américas, con el foro del CEAP, lo que ya pasa con el TABD.
Perspectivas
Económicas
Publicaciones Electrónicas de USIS,
Vol. 1, No. 16, noviembre de 1996.