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Harvey E. Bale, Jr., vicepresidente principal de Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (Asociación Norteamericana de Fabricantes e Investigadores de Productos Farmacéuticos), asociación mercantil con base en Washington, dice que, por ahora, la industria de productos farmacéuticos procura remover las barreras al comercio que todavía existen, mediante acuerdos bilaterales y regionales y no por medio de la OMC.
Después de la Segunda Guerra Mundial la industria estadounidense ha apoyado los esfuerzos para liberalizar el comercio mundial y las normas sobre inversión. Con pocas excepciones, las principales industrias estadounidenses que compiten mundialmente, especialmente las firmas dedicadas mayormente a la investigación, han constituido el núcleo más constante de apoyo estadounidense a las reglas liberalizadas de comercio. No han limitado su insistencia en la liberalización del comercio a las autoridades políticas de Estados Unidos, sino que se han unido a compañías y funcionarios extranjeros que comparten sus ideas para fomentar normas de comercio que abran lo mercados en todo el mundo. Sin esta presión enérgica de las firmas estadounidenses no habría habido la posibilidad de que el Congreso de Estados Unidos aprobara la nueva Organización Mundial del Comercio (OMC) o el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y de que Estados Unidos los pusiera en práctica.
El interrogante principal para la industria es en cuál de los posibles foros se puede esperar que se logre el mayor progreso futuro en las negociaciones para resolver cuestiones de comercio aún no resueltas, como la inversión y la propiedad intelectual. Por ejemplo, ¿debe iniciarse una nueva ronda multilateral de comercio en la OMC? ¿Los arreglos regionales existentes, como el NAFTA, deben ampliarse? o, ¿Debe centrarse la atención de los círculos empresariales en otros foros regionales más nuevos y grandes, como la Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (CEAP) y el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Por último, ¿qué prioridad debe adjudicarse al Diálogo Comercial Transatlántico (TABD) iniciado por la Unión Europea y Estados Unidos, en donde las compañías y los gobiernos se reúnen extraordinariamente a debatir y tratar de resolver cuestiones bilaterales de comercio y sistemas normativos?
La industria de productos farmacéuticos, dedicada intensivamente a la investigación, como otras industrias de alta tecnología o internacionalmente competitivas, tiene interés vital en un comercio mundial ampliado. La industria es sumamente innovadora en el campo del cuidado de la salud, y gasta en investigación y desarrollo cerca del 20 por ciento del producto de las ventas de medicamentos de venta por receta. Muchas compañías farmacéuticas tienen ventas en el exterior que sobrepasan el 50 por ciento y las que no tienen tal volumen de ventas en el exterior se dan cuenta del costo en oportunidades futuras de no acelerar la ampliación de su actividad en el mercado internacional. La mayor amplitud de los mercados ofrece la oportunidad de ingresos adicionales que se pueden dedicar a la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos para curar enfermedades viejas y nuevas. (Vale la pena observar que desde 1975 se han descubierto e identificado más de una docena de enfermedades infecciosas nuevas). La industria descubre más del 90 por ciento de los nuevos tratamientos farmacéuticos y de vacunas; y las investigaciones críticas en los campos como el SIDA, las enfermedades del corazón y el cáncer mejoran la expectativa y calidad de vida y disminuyen en general el costo social del cuidado de la salud.
Examen de las cuestiones
Se han procurado normas internacionales que eliminen las barreras a las ventas de nuevos compuestos farmacéuticos, especialmente la piratería de patentes y marcas registradas farmacéuticas; además, la eliminación de obstáculos arancelarios ha sido una meta importante. Algunos de los peores problemas se han encontrado en algunos de los mercados de crecimiento más prometedor. Las mejores perspectivas de crecimiento a largo plazo para los productos farmacéuticos (así como para muchas otras industrias) se encuentran los mercados emergentes de Asia y América Latina, donde las tasas de crecimiento económico son el doble de las que se registran en los países desarrollados. En esas regiones los problemas de la propiedad intelectual constituyen una de las barreras más serias para el comercio, junto con las cuestiones de transparencia y prácticas comerciales. (Como Brasil reformó su legislación en 1996, el mayor volumen de piratería de patentes tiene lugar ahora en Argentina e India). Es acertado utilizar foros bilaterales y regionales, como la CEAP y el ALCA para resolver cuestiones pendientes, incluso el perfeccionamiento y pronta aplicación de una protección sólida de la propiedad intelectual. A este respecto la ampliación del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (NAFTA) podría ser un avance paralelo y acogido con beneplácito.
En Europa las cuestiones en el campo farmacéutico son diferentes. Existen problemas con los controles de precios que distorsionan el comercio y la producción; el comercio paralelo y la protección incierta de la biotecnología. El TABD podría ser útil para presentar estas cuestiones ante los líderes industriales correspondientes y los gobiernos. El TABD u otros foros de Estados Unidos y la Unión Europea, también podrían llegar a adoptar la meta de un área transatlántica de libre comercio, o TAFTA. Dicha meta haría eco del compromiso de lograr libre comercio dentro de la CEAP y el ALCA a principios del próximo siglo.
Mayor liberalización
Con respecto a la OMC, la conclusión de la Ronda Uruguay conlleva la tarea decisiva de poner en práctica y hacer cumplir toda una gama de acuerdos importantes. Los acuerdos de propiedad intelectual relacionada con el comercio (TRIPS) y los de aranceles nulos negociados en la última ronda son importantes aunque, como en el caso de las disposiciones de transición de los TRIPS, tienen graves defectos. Pero según los primeros indicios, la ejecución de los acuerdos como TRIPS no es fácil, todo lo contrario. Y este problema pone de relieve la prioridad que debe dársele a la OMC en asegurar la observancia de los acuerdos mediante los nuevos mecanismos de consulta y solución de disputas. Por lo tanto, realizar en la OMC nuevas negociaciones sobre una mayor liberalización sería prematuro en este momento.
Por el contrario, el ímpetu para una mayor liberalización es más probable que resulte de negociaciones entre países que comparten el mismo objetivo de privatizar empresas estatales, abrir los mercados locales y en el extranjero y estimular la inversión nueva, sin discriminar entre la inversión nacional y la extranjera. En los países latinoamericanos se observa una tendencia general hacia el abandono de las políticas dirigistas y proteccionistas y varios de ellos han enfrentado con éxito la piratería de patentes, para bien de su propia economía a largo plazo; Brasil es el ejemplo importante más reciente a este respecto. En Asia la creciente participación en la economía internacional se realiza desde hace ya un tiempo más largo, aunque la protección todavía tiene gran fuerza. En estas dos regiones, con algunas excepciones como India, los países están preparados para negociar medidas importantes de liberalización.
En cuanto a Europa y Japón, en el sector del cuidado de la salud perduran todavía sistemas basados en principios socialistas anticuados (e.g. nociones de cuidados libres de costo, control de precios). Con todo, existe hoy la capacidad de debatir y negociar con los gobiernos la liberalización de políticas normativas en muchos sectores y, con optimismo, lo mismo sucederá en el campo del cuidado de la salud. Por tanto, es importante abordar estas cuestiones en los diálogos sobre comercio bilateral donde pueden debatirse las diversas facetas del control gubernamental. Existe demasiada diversidad entre los miembros de la OMC para que se puedan discutir muchas de las cuestiones que actualmente se manejan en el TABD y otros foros bilaterales de la Unión Europea y Estados Unidos. El Acuerdo Multilateral sobre Inversión, que se negocia en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), es un ejemplo más de la forma en que puede aprovecharse la creación de consenso entre un grupo limitado de países, que incluye a Estados Unidos y la Unión Europea.
Además de las instituciones de comercio bilaterales, regionales y multilaterales, existe la cuestión importante del empleo de la legislación estadounidense sobre comercio desleal que recientemente ha sido aplicada con éxito para abrir los mercados y mejorar la protección de la propiedad intelectual. La acción unilateral estadounidense, con arreglo a la Sección 301 de la ley de comercio de Estados Unidos y de su cláusula Especial 301, ha sido impopular internacionalmente, y el reglamento de la OMC no la favorece. Sin embargo, las disposiciones 301 todavía forman parte de la legislación estadounidense y tienen que tomarse en cuenta en cualquier estrategia de comercio futura de este país, bien sea para ayudar a aplicar acuerdos existentes o avanzar acuerdos adicionales.
La próxima administración y el próximo Congreso, deben solucionar primero un problema que actualmente impide negociaciones significativas en cualquier foro. El problema de que al momento no hay autoridad para negociar por "vía rápida", la que sería esencial para que los países con que Estados Unidos comercia puedan celebrar acuerdos importantes. La falta lamentable de dicha autoridad ha truncado las negociaciones con posibles socios comerciales adicionales del NAFTA. Para que un proceso de negociaciones pueda avanzar en forma significativa, el próximo Congreso y la administración tendrán que aprobar la legislación que otorga al Representante de Comercio de Estados Unidos esa autorización. La industria farmacéutica, así como muchas otras industrias, apoyarían esa legislación. Sin ella el mundo corre el riesgo de revertir la dirección de las diversas rutas disponibles hacia un mercado mundial más abierto.
Perspectivas
Económicas
Publicaciones Electrónicas de USIS,
Vol. 1, No. 16, noviembre de 1996.