"Mi identidad ha evolucionado como hisp・ico, aunque soy solamente mitad y mitad", explic・ Y agreg・que por lo tanto comprend・ la frustraci・ de las parejas interraciales, de las cuales siempre se esperaba que al llenar los formularios del gobierno s・o asignaran una raza a sus hijos. "Se preguntan, ・or qu・tenemos que escoger entre los padres?", coment・el funcionario de la Oficina del Censo.
Pero esto ya no ser・as・para el censo decenal del a・ 2000. Por primera vez los formularios del censo permitir・ a las personas marcar tantas razas como sea necesario. Como resultado, la Oficina del Censo deber・ obtener un cuadro m・ preciso de la cantidad de matrimonios interraciales en Estados Unidos.
Hace unos a・s, a falta de un m・odo directo claro, el veterano dem・rafo Barry Edmonston us・sofisticadas t・nicas de modelaci・ matem・ica, -en un estudio pedido por el Consejo de Estudios Nacionales de la Academia de Ciencias de Estados Unidos-, para calcular c・o los matrimonios interraciales estaban cambiando el rostro de Estados Unidos. El estudio se resumi・en un informe titulado "Los nuevos estadounidenses: efectos econ・icos, demogr・icos y fiscales de la inmigraci・". Pero Edmonston, habiendo nacido en Canad・y siendo el marido blanco de la soci・oga chinoestadounidense Sharon Lee, no necesitaba una computadora para comprender la transformaci・ que se operaba en la sociedad. El y su familia eran parte viviente de ese cambio.
Literalmente, el rostro de Estados Unidos est・cambiando. Como dijo el presidente Bill Clinton "es mejor que estemos preparados para cuando el momento llegue", dentro de 30 o 40 a・s, cuando en Estados Unidos no haya una sola raza que sea mayoritaria. Al insistir en la tolerancia racial y las virtudes del multiculturalismo el presidente Clinton ya est・preparando a la gente para ese momento. Otros siguen debatiendo la pol・ica inmigratoria. Casi todas las discusiones tocan el temor a una potencial divisi・ en una naci・ que ya no es predominantemente blanca, con ancestros mayormente europeos.
Pero entre bambalinas se insin・ otra tendencia que, si se la maneja con cuidado, podr・ unificar m・ al pa・ en vez de dividirlo. Esta silenciosa contrarrevoluci・ demogr・ica es el aumento dram・ico de los matrimonios interraciales.
"La demograf・ es un asunto ・timo", observa Ben J. Wattenberg, catedr・ico del American Enterprise Institute for Public Policy Research (AEI o Instituto de la Empresa de Estados Unidos para el Estudio de la Pol・ica P・lica) en Washington. "No importa lo que digan los activistas; se trata de lo que hacen los hombres y mujeres j・enes. Y lo que hacen es casarse y tener hijos".
El estudio de Edmonston proyecta que para el a・ 2050 el 21 por ciento de la poblaci・ de Estados Unidos tendr・ancestros raciales o ・nicos mixtos, un aumento con relaci・ al 7 por ciento estimado en la actualidad. El y otros estiman que entre la tercera generaci・ de estadounidenses de origen hisp・ico y asi・ico, la exogam・ -o matrimonio con gente ajena a su grupo ・nico- es de por lo menos 50 por ciento. La exogam・ sigue siendo mucho menos frecuente entre los afroestadounidenses, pero ha aumentado enormemente, alrededor del 1,5 por ciento en la d・ada de 1960 a entre 8 y 10 por ciento en la actualidad.
Un cambio demogr・ico profundo semejante pudo ocurrir cuando nadie miraba porque, oficialmente, nadie estaba mirando. Los organismos federales tradicionalmente recolectaban informaci・ aplicando una f・mula --una persona, una raza--, similar al principio usado para votar. Por lo tanto, la Oficina del Censo podr・ estimar que, en los formularios del censo, no m・ del dos por ciento de la poblaci・ pod・ reivindicar su condici・ multirracial. En ausencia de un conteo m・ claro, nadie pod・ saber con seguridad cual era la realidad demogr・ica.
Eso ha de cambiar. Despu・ del Censo del 2000, el gobierno de Estados Unidos tendr・una idea mejor. La Oficina de Administraci・ y Presupuesto, que supervisa las pr・ticas estad・ticas federales, aprob・en 1997 una directiva que permite a las personas marcar tantos casilleros raciales como creen que son pertinentes en su caso. El cambio fue un acuerdo entre las demandas de grupos interesados que quer・n que se agregara un casillero "multirracial" y quienes objetaban todo cambio, temiendo una disminuci・ en sus n・eros.
En preparaci・ para el Censo del 2000, la Oficina del Censo ha efectuado ensayos en tres lugares de Estados Unidos. En Sacramento, California, el 5,4 por ciento de la poblaci・ marc・m・ de una casilla racial, casi tres veces la proporci・ esperada por muchos expertos. Las cifras tambi・ demostraron que est・ aumentando los matrimonios interraciales. Entre las personas de m・ de 18 a・s, el 4,1 por ciento marc・m・ de una casilla; entre las personas de menos de 18 a・s, el 8,1 por ciento lo hizo.
Mientras tanto, en ausencia de cifras oficiales, con el aumento de la tensi・ en torno a cuestiones raciales y la mutua sospecha entre grupos de intereses raciales y ・nicos rivales, hay poco acuerdo sobre el significado de los matrimonios interraciales en la sociedad de Estados Unidos en el futuro.
Algunos soci・ogos califican a los matrimonios interraciales entre asi・icos y anglos y entre hisp・icos y anglos como la reciente adici・ al crisol de razas que, desde comienzos de este siglo, ha fusionado a familias irlandesas, italianas y otras de origen europeo. Pero a pesar del aumento de los matrimonios entre negros y blancos, muchos dudan que los afronorteamericanos se incorporen a esa mezcla.
"Creo que la l・ea m・ imborrable en Estados Unidos es entre los negros y todos los dem・", dice Roger Wilkins, profesor de historia en la Universidad George Mason de Virginia y desde hace mucho tiempo una figura en el movimiento de los derechos civiles. "Los negros siempre han sido la masa no digerible. Sin embargo, habiendo dicho eso, no hay duda de que algo est・ocurriendo", agreg・ "Es simple, miremos los anuncios de televisi・ con modelos de gran belleza, hombres y mujeres no completamente blancos. ・on una mezcla de negro y blanco, negro y asi・ico, hisp・ico y blanco? No se puede decir".
Otros anticipan que el dormitorio lograr・lo que otros intentos no pudieron. Douglas J. Besharov, catedr・ico residente del AEI, dijo en un art・ulo en The New Democrat en 1996 que la creciente cantidad de j・enes de raza mixta representaba "la mejor esperanza para el futuro de las relaciones raciales estadounidenses".
La presidenta de la Asociaci・ de Estadounidenses Multi・nicos, Ramona Douglass, coment・ "Somos prueba viviente de que las personas con dos razas o antecedentes ・nicos diferentes pueden vivir juntos en armon・, que las familias (interraciales) realmente funcionan". La madre de Douglass es estadounidense de ascendencia italiana y su padre es una mezcla multirracial de afroestadounidense y de americano nativo.
Desde luego, muchos denuncian al matrimonio interracial como un genocidio gradual, que culminar・con la desaparici・ de su grupo en particular. Esa fue la opini・ tradicional de la comunidad jud・, que en la historia evit・rigurosamente la disminuci・ de su peque・ cantidad, a causa de la asimilaci・. La alta tasa de jud・s que, desde la Segunda Guerra Mundial, se casan con personas de otros grupos ・nicos, ha motivado la revisi・ de las opiniones entre los elementos progresivos del juda・mo estadounidense. Estos grupos todav・ alientan el matrimonio dentro de su religi・, pero en vez de rechazar a quienes se casan con no jud・s, ahora buscan atraer a las parejas interraciales.
"La comunidad jud・, por lo menos en sus ramas liberales, pas・de la indignaci・ al acercamiento", explic・Egon Mayer, profesor de sociolog・ en Brooklyn College y ex director del Banco de Datos Jud・ Norteamericano en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (NYCU). "Se hizo un enorme esfuerzo para llegar a esas familias, invitarlas y en cierta manera tener el oro y el moro".
Aunque los soci・ogos pronto puntualizan las diferencias entre jud・s y otros grupos minoritarios, reconocen que la evoluci・ en la actitud jud・ hacia los matrimonios interraciales podr・ dar un ejemplo a la naci・ como un todo, a medida que esta descubre y enfrenta la mezcla racial y ・nica de Estados Unidos.
Crisol de Razas
Para ver el nuevo rostro de Estados Unidos no hay m・ que ir a una tienda de comestibles y mirar una caja de productos alimenticios de la marca Betty Crocker. El retrato de Betty est・actualmente en su octava encarnaci・, desde que el primer rostro compuesto debut・en 1936 con piel blanca y ojos azules. Su nuevo aspecto es con ojos casta・s y cabello oscuro. Tiene una tez m・ morena que la de sus siete predecesoras, con rasgos que representan una amalgama de ascendencia blanca, hispana, india, africana y asi・ica.
A mediados de la d・ada del 90 una computadora cre・a la nueva Betty, combinando las fotos de 75 mujeres distintas. El proceso fue relativamente r・ido, seg・ explicaron voceros de General Mills Inc. Pero reconocieron que tom・bastante tiempo aplicar la nueva imagen a toda la gama de productos Betty Crocker.
El lento ritmo de ese proceso puede ser la met・ora de la mezcla racial y ・nica gradual en este pa・. Est・tardando mucho tiempo para que surja en la conciencia de la sociedad el estadounidense de mezcla reciente. Hace poco que Tiger Woods, el joven astro del golf, dio impulso a la tendencia al clasificarse "Cablinasian", o sea una mezcla racial de cauc・ico, negro, americano nativo y asi・ico.
En su mayor parte es el mercado -no el gobierno- el que dirige esta evoluci・. Hay gran demanda de modelos de raza mixta, particularmente hombres, seg・ los expertos de la industria de la moda. Y ahora es m・ probable que se elijan a ni・s actores multirraciales para los anuncios de televisi・.
Wilkins dice que las agencias de publicidad que contratan a esos modelos y actores "no son idealistas. Lo que quieren es vender cosas y estudian las tendencias cuidadosamente. Ellos ven un gran mercado de consumidores, a los que se puede llegar con gente hermosa que necesariamente no sea blanca, o que anhele ver un Estados Unidos mixto".
El hecho de que estudiosos serios hablen de crisol de razas constituye en s・mismo un cambio. Como met・ora de la diversidad estadounidense, el crisol de razas qued・desacreditado despu・ de la Primera Guerra Mundial, cuando los inmigrantes europeos llegaban en grandes cantidades a las ciudades estadounidenses para formar enclaves ・nicos y nacionales que no se fusionaron.
Result・que el momento no era oportuno, y el crisol metaf・ico estaba en el lugar errado. La fusi・ interracial y multi・nica comenz・despu・ de la Segunda Guerra Mundial y ocurri・en los suburbios. La gente de la ciudad se mud・de sus barrios italianos, irlandeses, polacos o jud・s a escenarios suburbanos diversos, luego envi・a sus hijos a las grandes universidades p・licas, donde los j・enes se juntaron con j・enes de antecedentes ・nicos diferentes, pero que ven・n de familias con estilos de vida similares.
"La mayor parte de las personas encuentran su pareja en la universidad o cuando comienzan a trabajar", dice la soci・oga Lee, de la Universidad de Richmond (Virginia) y catedr・ica visitante en la Universidad Estatal de Portland (Oregon). "Cuando una persona tiene educaci・ universitaria le gusta compartir con gente de toda clase de antecedentes ・nicos y eso aumenta las posibilidades de que se case con alguien diferente". Lee es un ejemplo de ello, pues conoci・a su esposo, Edmonston, director del Centro de Censos y Estudios de Poblaci・ de la Universidad Estatal de Portland, cuando ambos eran estudiantes.
David Tseng, de la Administraci・ de Pensiones y Beneficios de Bienestar Social del Departamento de Trabajo, relata una historia similar. Su madre vino de Ecuador y su padre era hijo de un diplom・ico chino en Washington. Su matrimonio, a fines de la d・ada de 1950, fue raro para la ・oca. Pero, dice Tseng, "creo que ayud・el que sus amigos y la gente con la cual alternaban socialmente eran educados e inteligentes y se sent・n c・odos con personas de otras tierras y de otras culturas",
Esa din・ica se considera rutina entre estadounidenses de origen asi・ico e hisp・icos nacidos en el pa・. "Estamos viendo tasas muy altas de matrimonios interraciales entre hisp・icos y asi・icos, que viven en ・eas bastante integradas fuera de sus ・eas tradicionales en el Sudoeste y el Oeste", puntualiz・Edmonston. Como ejemplo, cit・un estudio que muestra una tasa de exogam・ del 80 por ciento entre los asi・icos j・enes nacidos en Nueva Inglaterra, en el Noreste de Estados Unidos.
Ir・icamente, el aumento de la inmigraci・ y la tendencia al multiculturalismo, que tantos analistas consideran un factor que conduce a la divisi・, en realidad contribuye a esta mezcla de razas y de grupos ・nicos. "Una vez que se fragmenta la sociedad en or・enes ・nicos diferentes, matem・icamente se hace menos probable encontrar a alguien de su propio grupo ・nico", dijo Wattenberg. "Es lo que ocurri・ b・icamente, con la poblaci・ jud・".
Si los afronorteamericanos seguir・ o no a las otras minor・s en el crisol de razas, es algo que se sigue debatiendo. Los esc・ticos se・lan la proporci・ m・ peque・ de matrimonios entre negros y blancos y dicen que no mejorar・pronto. Otros responden que la base estad・tica es peque・ porque hasta 1967 esos matrimonios eran ilegales en 19 estados.
Fuerzas que Contrarrestan
Aunque son muchas las fuerzas que facilitan los matrimonios multirraciales, otras lo hacen en contra. Es el caso particular de los afronorteamericanos.
El creciente segmento de la comunidad negra que acude a la universidad, que entra a la clase media y se muda a los suburbios, tambi・ est・siguiendo la tendencia general hacia el matrimonio interracial. Esta tendencia se advierte particularmente en California y en ciudades como Dallas (Texas), Las Vegas (Nevada) y Phoenix (Arizona), donde la segregaci・ racial ha sido menos pronunciada que en las ciudades m・ antiguas del Noreste y el Medio oeste de Estados Unidos, seg・ Reynolds Farley, que ha estudiado las tendencias residenciales afronorteamericanas. En California, por ejemplo, 14 por ciento de las mujeres negras casadas y el 32 por ciento de los hombres negros casados, entre 25 y 34 a・s de edad, tienen c・yugues de diferente raza, observ・Edmonston.
Pero en los barrios urbanos aislados del Noreste y del Medio oeste, persisten patrones antiguos. "Hay una parte considerable de la poblaci・ negra que todav・ vive en las ・eas pobres de la ciudad -en Detroit, Chicago, Nueva York- que no participa del crecimiento econ・ico din・ico", dice Farley, que fue profesor de la Universidad de Michigan y es vicepresidente de la Fundaci・ Russell Sage en la ciudad de Nueva York. "Han quedado atr・ y se encuentran muy lejos".
Otra fuerza compensatoria es la inmigraci・. Generalmente, los inmigrantes no se casan fuera de su grupo racial o ・nico. Sus hijos lo hacen en alguna medida, pero el matrimonio fuera del grupo es m・ corriente en la tercera generaci・. La ola reciente de inmigraci・ en gran escala solamente ha producido hasta ahora estadounidenses de una o dos generaciones.
Al margen del grado verdadero de mezcla racial y ・nica que se est・efectuando, la prueba de una sociedad mixta ser・la proporci・ de personas que se identifiquen como multirraciales o multi・nicas. Hasta ahora, ese porcentaje ha sido peque・, aunque esto sea parcialmente cierto porque la gente tiende a asumir la identidad racial o ・nica de un padre, con frecuencia la del minoritario, como es el caso de los negros y los hisp・icos. Pero en mayor medida, esa identidad ha sido impuesta por la sociedad.
"Tengo un nombre espa・l y hablo espa・l, de manera que la gente me considera de origen espa・l", dice DelPinal, el funcionario de la Oficina del Censo.
La identificaci・ racial puede surgir de otras fuentes, como el fuerte orgullo ・nico o la oportunidad de recibir beneficios con los programas de acci・ afirmativa u otros. Durante las d・adas recientes, aparentemente se ha hecho popular tener antepasados americanos nativos. Entre 1970 y 1980 la cantidad que marc・"americano nativo" en sus formularios del censo aument・de 800.000 a 1.400.000, un incremento m・ r・ido del que se puede justificar computando los nacimientos y restando las muertes. "La gente decidi・que quiere identificarse como indio americano, en alguna por el aumento de la conciencia ・nica", observ・el director del Programa de Pol・ica de Inmigraci・ del Instituto Urbano, Jeffrey S. Passel, que fue funcionario de la Divisi・ de Poblaci・ de la Oficina del Censo.
Esta es una actitud positiva hacia la identificaci・ racial o ・nica en la cual est・ tratando de capitalizar elementos liberales de la comunidad jud・. Durante dos milenios la exogam・ ha sido una transgresi・ grave para los jud・s. (En muchas comunidades se recitaba la plegaria de los muertos para un jud・ que se casaba con alguien no jud・). Como resultado, los matrimonios fuera del grupo ・nico eran raros. Antes de la Segunda Guerra Mundial eran menos del 7 por ciento de los matrimonios jud・s, seg・ Mayer, de la CUNY. Pero en 1970, una Encuesta Nacional de Poblaci・ Jud・ revel・que en los cinco a・s previos el 30 por ciento de los nuevos matrimonios jud・s fueron con personas no jud・s. En 1990 esa cifra hab・ aumentado a m・ del 50 por ciento.
Despu・ de muchas reuniones, mucha introspecci・ y abundante debate enconado, varias sinagogas de las denominaciones m・ liberales, y otras organizaciones c・icas jud・s, decidieron cambiar su actitud. Todav・ tratan de desalentar el matrimonio interracial, pero cuando ocurre, ya no hacen sentir inc・odas a las nuevas familias interreligiosas.
El rabino Daniel G. Zemel, del Templo Micah, una congregaci・ de la reforma en Washington, fue uno de quienes cambiaron de posici・. Zemel record・que en 1979, cuando se orden・como rabino "se consideraba que los rabinos que oficiaban en matrimonios mixtos deb・n ser excomulgados de las asociaciones rab・icas. Desde entonces mi manera de pensar ha cambiado enormemente". Sin embargo, dice que ・ mismo todav・ no oficia matrimonios mixtos. "Creo que uno puede encontrar maneras de concebir una comunidad jud・ heterog・ea, diversa y eso es lo que estaremos viendo en el futuro", expres・ Pero reconoci・que para ello ser・necesaria una revoluci・ en la perspectiva de los miembros de la comunidad jud・ que han estado unidos m・ por sus ra・es ・nicas europeas que por sus pr・ticas religiosas.
El cambio b・ico considerado por Zemel es de alguna manera an・ogo al cambio requerido por Estados Unidos al transformarse de naci・ mayormente blanca en una sociedad mixta, multirracial. Probablemente, el primer paso en ese camino sea descubrir quienes somos. Y eso requiere el conteo preciso de todos los colores y de todos los diversos matices que existen.
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Rochelle L. Stanfield, ex corresponsal del National Journal, es escritor independiente, residente en la ciudad de Washington, que se especializa en asuntos demogr・icos y urbanos.
Este art・ulo apareci・originalmente en el n・ero del 13 de septiembre de 1997 en el National Journal. Ha sido actualizado por el autor. Copyright ・1997 by National Journal Group Inc. Todos los derechos reservados. Reimpreso con permiso.
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