Por Stephanie Coontz
La vida moderna puede estar plagada de presiones, tanto en la familia como en cualquier otra parte de nuestra apresurada sociedad. Y no obstante, a pesar de todas las dificultades y preocupaciones sobre nuestras relaciones, el matrimonio y la crianza de los hijos, la gente en Estados Unidos tiene hoy expectativas m�� altas sobre la funci�� paternal y el matrimonio. Al comparar el presente con el pasado -- lo que llamamos "los buenos tiempos de antes" -- necesitamos darnos cuenta de que muchas de nuestras preocupaciones reflejan cu��to mejor deseamos ser, no cu��to mejor sol��mos ser. Consideremos las pruebas. Los padres de familias intactas pasan m�� tiempo con sus hijos que en cualquier momento de los ��timos 100 a��s. Aunque el n��ero de horas que la mujer promedio pasa en el hogar con sus hijos ha declinado desde comienzos de la d��ada de 1900, a medida que m�� y m�� mujeres entran en la fuerza laboral, ha habido una disminuci�� en el n��ero de hijos por familia y un aumento de la atenci�� individual a cada ni��. Como resultado, las madres de hoy en Estados Unidos -- incluidas las que trabajan a jornada parcial o completa -- pasan con cada hijo casi dos veces m�� tiempo que las madres en la d��ada de 1920. Los que criaron hijos en las d��adas de 1940 y 1950 t��icamente informan que sus propios hijos y nietos adultos se comunican con sus hijos mucho mejor y pasan m�� tiempo ayud��doles en las tareas escolares que lo que ellos hicieron. Los ni��s de Estados Unidos tambi�� est�� m�� seguros en la actualidad que nunca antes. Un infante en la d��ada de 1950 ten�� cuatro veces m�� probabilidades de morir que ahora. En esa ��oca un padre ten�� tres veces m�� probabilidades que uno de ahora de asistir al funeral de un hijo menor de 15 a��s, y 27 por ciento m�� de probabilidades de que muriese un hijo adolescente por encima de esa edad. Si echamos una mirada al milenio pasado, podemos ver que las familias siempre han sido diversas y en cambio constante. En cada per��do las familias han resuelto un conjunto de problemas s��o para enfrentar un nuevo cuadro de dificultades. Lo que da resultados para una familia en un ambiente econ��ico y cultural no le sirve a una familia en otro ambiente. Lo que ayuda en una etapa de la vida de una familia podr�� ser destructor en la siguiente etapa. La lecci�� que podemos extraer de la historia de la familia en el milenio pasado es que las familias siempre tienen que tratar de ponerse a tono con un mundo cambiante. Veamos el asunto de las madres que trabajan. Las familias en las cuales las madres pasan tanto tiempo gan��dose la vida como criando a sus hijos no son nada nuevo. Han sido la norma a trav�� de la mayor parte de los dos ��timos milenios. En el siglo XIX, las mujeres casadas en Estados Unidos comenzaron a retirarse de la fuerza laboral, pero para la mayor�� de las familias esto fue posible s��o a cambio de enviar a trabajar a sus hijos. Cuando se aboli?el trabajo infantil, las mujeres casadas comenzaron a reingresar en la fuerza laboral en n��eros a�� m�� grandes. Durante unas pocas d��adas la declinaci�� del trabajo infantil fue mayor que el aumento del empleo de las mujeres. Y as?surgi?la familia de sost�� masculino. En la d��ada de 1920, por primera vez, una exigua mayor�� de ni��s estadounidenses creci?en familias en las que el marido prove�� todo el ingreso, la mujer permanec�� en la casa todo el tiempo y ellos y sus hermanos iban a la escuela en vez de a trabajar. Esta tendencia continu?durante d��adas. En la d��ada de 1950, casi dos terceras partes de los ni��s de la naci�� crec��n en familias como esa, la m��ima proporci�� hasta entonces. Pero en esa misma d��ada hubo una aceleraci�� de la participaci�� de las esposas y madres en la fuerza laboral, que pronto convirti?en norma a la familia de dos ingresos, una tendencia que probablemente no se revertir?en este nuevo siglo. Lo nuevo no es que las mujeres provean la mitad del sustento de sus familias, sino que, por primera vez, ejercen un control sustancial de sus propios ingresos, junto con la libertad social para determinar la forma de sus propias vidas. Tambi�� es nueva la declinante proporci�� de su vida que la gente dedica a criar hijos, tanto porque tiene menos ni��s como porque vive m�� tiempo. Hasta alrededor de 1940 el matrimonio t��ico terminaba con la muerte de un c��yuge pocos a��s despu�� que el ��timo de los hijos dejaba el hogar. Hoy d��, las parejas pueden esperar que pasar�� m�� de dos d��adas juntas despu�� que se vayan los hijos. La creciente cantidad de tiempo que un c��yuge pasa sin m�� compa��a que el otro ha hecho que los individuos, en algunos casos, est�� menos dispuestos a soportar un matrimonio desdichado, mientras que la independencia econ��ica de las mujeres hace que para ellas sea menos esencial que lo hagan. Por lo tanto, por un lado ha habido un firme aumento en la tasa de divorcios en Estados Unidos desde 1900. Pero por otro lado, la mayor expectativa de vida significa que m�� parejas llegan a sus 40mo. y 50mo. aniversarios que nunca antes. Las nuevas opciones de las mujeres son buenas no s��o para ellas sino tambi�� para sus hijos. Los estudios han mostrado que a los ni��s les va mejor por su cuenta cuando sus madres est�� contentas con la vida que llevan, ya sea que esa satisfacci�� provenga de ocuparse todo el tiempo del hogar o de tener un empleo permanente. Y en gran parte debido a las nuevas funciones de las mujeres en el trabajo, los hombres van asumiendo m�� funciones en el hogar. Aunque la mayor�� de los hombres todav�� realizan menos tareas hogare��s que sus esposas, esa brecha se ha reducido a la mitad desde la d��ada de 1960. En la actualidad el 49 por ciento de las parejas dicen que se dedican a la atenci�� de los hijos por igual, comparado con el 25 por ciento en 1985. La mayor participaci�� de los hombres en el hogar es buena para su relaci�� con sus esposas, y tambi�� es buena para sus hijos. Los maridos que se ocupan de sus hijos son mejores padres que los hombres que dejan toda la atenci�� de los ni��s a cargo de sus esposas. Cr��n hijos que son m�� expresivos e hijas a las que probablemente les ir?mejor en la escuela, especialmente en matem��icas y en ciencias. En 1900 la expectativa de vida en Estados Unidos era de 47 a��s, y solo el 4 por ciento de la poblaci�� llegaba a 65 a��s o m��. En la actualidad la expectativa de vida es de 76 a��s, y se estima que para 2025 alrededor del 20 por ciento de la poblaci�� de Estados Unidos tendr?65 a��s o m��. Por primera vez, una generaci�� de adultos tiene que planear las necesidades tanto de sus padres como de sus hijos. La mayor parte de los estadounidenses responden con notable elegancia. Una de cada cuatro familias da a un pariente anciano atenci�� gratuita por el equivalente de un d�� completo o m�� por semana, y m�� de la mitad dice que espera hacerlo durante los pr��imos 10 a��s. Los ancianos tienen menos probabilidades de empobrecer o de quedar incapacitados por enfermedad que en el pasado, y tienen m�� oportunidades de desarrollar una relaci�� con sus nietos. Incluso algunas de las decisiones que preocupan m�� a las personas se pueden manejar. Es probable que las tasas de divorcio permanecer�� altas, y en muchos casos la ruptura matrimonial causa graves problemas tanto para los adultos como para los ni��s. No obstante, cuando los padres minimizan el conflicto se pueden mantener los v��culos de la familia. Y muchas familias est�� haciendo esto. M�� padres que no tienen la custodia de sus hijos se mantienen en contacto con ellos. Los pagos de manutenci�� de hijos van aumentando. En comparaci�� con d��adas anteriores, una proporci�� menor de hijos de matrimonios divorciados exhiben problemas. Y las familias de segundos matrimonios aprenden a maximizar el acceso de los ni��s a los adultos que les prestan apoyo, en vez de separar a esos adultos de la familia. A medida que comenzamos a comprender la gama de tama��s, formas y colores que distinguen a las familias en los Estados Unidos de la actualidad, descubrimos que las diferencias dentro de los tipos de familias son m�� importantes que las diferencias entre ellas. Ninguna forma de familia garantiza el ��ito, y ninguna forma en particular est?condenada al fracaso. La manera en que una familia funciona por dentro es m�� importante que lo que parece desde afuera. El problema m�� grande que enfrentan la mayor�� de las familias en Estados Unidos al comenzar el nuevo siglo no es que nuestras familias hayan cambiado tanto, sino que nuestras instituciones han cambiado muy poco. Las pol��icas laborales reflejan una era anterior, cuando la mayor�� de las mujeres no pertenec��n a la fuerza laboral y la mayor�� de los padres no participaban en la alegr�� de criar los hijos. Los horarios escolares con frecuencia parecen dise��dos para d��adas pasadas, cuando los ni��s necesitaban estar en el hogar para ayudar con las tareas dom��ticas o para emplearse ellos mismos. No obstante, aunque las instituciones sociales todav�� tienen trabajo por delante, las familias de Estados Unidos, en su mayor parte, entran en el nuevo milenio con muchos m�� recursos, esperanzas e igual consideraci�� por todos los miembros de la familia que nunca antes. ----------
Stephanie Coontz, autora de The Way We Really Are (C��o somos verdaderamente) es miembro del cuerpo de profesores del Colegio Universitario Estatal Evergreen en Olympia, estado de Washington.
Copyright © 1999 Time, Inc. Reimpreso con permiso.
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