REPLANTEO DEL DEBATE SOBRE
EL TRABAJO Y LOS HIJOS

Por Ellen Galinsky

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De vez en cuando, cada vez que menciono que estamos estudiando las opiniones de los ni��s sobre sus padres que trabajan, los padres responden inevitablemente: "Me pregunto qu?dir��n mis hijos".

Aunque muchos de nosotros probablemente no se lo hemos preguntado a nuestros propios hijos, estamos dispuestos a o��. Durante los a��s, al examinar cuestiones del trabajo y de la vida familiar, he visto una evoluci�� de nuestro inter�� por comprender el cambio social. En momentos diferentes hay una "disposici�� social" a abordar ciertos asuntos. Creo que estamos dispuestos a o�� porque, finalmente, es el momento apropiado. Lo que es a�� m�� importante, estamos dispuestos a o�� porque realmente necesitamos saber.

Nuestras actitudes acerca de si las madres deber��n trabajar o no, han cambiado durante los ��timos 30 a��s debido a la continua conversaci�� que hay en Estados Unidos acerca la funci�� de madres y padres en el trabajo y en la vida familiar. La inclusi�� de los hijos, y sus opiniones acerca de sus madres que trabajan, es el paso l��ico siguiente de este di��ogo.

��or qu?lo llamo una conversaci��? Porque, esencialmente, el debate sobre las funciones cambiantes de los hombres y de las mujeres ha tenido lugar en la plaza p��lica. Un episodio tr��ico o controversial -- un acto de violencia al azar, un estudio polarizador, un juicio, un documental de televisi�� -- atrapa invariablemente la atenci�� del p��lico porque saca a luz una cuesti�� sobre la cual, con frecuencia, somos ambivalentes e incluso estamos fuertemente divididos. Este tema ser?ampliamente debatido, en el hogar, en el trabajo y en nuestro tiempo libre. El hecho de hacer participar a hijos y padres nos lleva m�� all?de las opiniones claramente definidas.

El debate en curso

��s bueno o malo para los ni��s tener una madre que trabaja? ��ueden las madres que trabajan tener relaciones con sus hijos tan buenas y firmes como las de las madres que se quedan en casa con sus hijos? En nuestro estudio Preg��teles a los Hijos, le preguntamos a un grupo representativo de madres que trabajan si estaban de acuerdo o no con la siguiente declaraci��: "Una madre que trabaja fuera del hogar puede tener una relaci�� tan buena con sus hijos como una madre que no trabaja". En general, el 76 por ciento de los padres que trabajan estuvo "fuertemente" o "en cierto modo" de acuerdo.

Del 24 por ciento restante, los padres fueron mucho m�� propensos que las madres a estar en desacuerdo, particularmente en familias en las que un solo padre gana un salario. Entre parejas en las que los dos ganan un salario no hubo diferencias entre padres y madres con respecto a la declaraci��. Y respecto a las madres que trabajan y son jefas ��icas de la familia, no es sorprendente que el 90 por ciento apoye la declaraci��.

El firme aumento del n��ero de quienes creen que las madres que trabajan pueden tener un v��culo con sus hijos tan fuerte como el de las madres que se quedan en el hogar puede atribuirse, en gran parte, al cambio social y cultural gradual que se produjo cuando aument?la cantidad de mujeres en la fuerza laboral y m�� familias pasaron a ser m�� dependientes de esa segunda entrada.

"He visto que (mi hija) ha crecido, y creo que mucho de eso tiene que ver con mi propio crecimiento", observ?una madre entrevistada para el estudio Preg��tenle a los Hijos. "Y mucho de ese crecimiento tiene que ver con el hecho de que yo tuve esa extensi�� de mi vida en el mundo del trabajo. Si yo no hubiera trabajado... podr�� haber tenido otros intereses... pero creo que he ganado m��, y fui capaz de darle m�� a ella, como resultado de tener esa cantidad de independencia en mi propia vida".

"Creo que una puede ser una buena madre tanto si trabaja como si permanece en casa", sugiri?otra. "Depende de d��de viene la madre y cuales son sus destrezas".

Los investigadores han encontrado instancias en las cuales el empleo de la madre ha tenido una influencia negativa en el v��culo con el hijo. Pero esto ocurri?m�� frecuentemente en instancias en las que el ni�� carec�� de cuidado apropiado, pasaba m�� que per��dos m��imos en la guarder��, o experimentaba cambios demasiado frecuentes en la rutina de atenci�� infantil.

En el debate p��lico, sin embargo, quienes consideran el empleo materno como una condici�� que se acepta o se rechaza tienden a descartar estos matices. Si la madre trabaja, es bueno o es malo para sus hijos. Tambi�� hay quienes cuestionar�� a las mujeres que deciden permanecer en la casa. Si el hecho de que las madres trabajen no perjudica a los ni��s, ��u�� es la justificaci�� para que no lo hagan? Las madres que se quedan en casa dicen que saben que su presencia todo el tiempo en el hogar ha sido buena para sus hijos, y t��icamente tienen raz��.

Tambi�� la tienen las madres que dicen que el hecho de que trabajen ha beneficiado a sus ni��s. En gran parte, este ��ito o fracaso de un m��odo o el otro, depende de las personas involucradas y de las circunstancias de su vida. Lo que es apropiado para una persona podr�� no serlo para otra. Y la calidad de la atenci�� y la experiencia individual del ni�� que la recibe determinan en gran parte la influencia resultante.

Como parte de nuestra participaci�� en este debate continuo, hicimos esta otra pregunta: "��s mucho mejor para todos los involucrados si el hombre gana el dinero y la mujer se ocupa del hogar y de los ni��s?". El 51 por ciento de los padres consultados estuvieron de acuerdo "fuertemente" o "de alg�� modo". Una vez m��, los padres fueron m�� propensos a estar de acuerdo que las madres empleadas, y las diferencias no se manifestaron en las familias donde ambos c��yuges ganan un sueldo, sino con los padres empleados cuyas esposas se quedan en casa.

Uno se pregunta por qu?hay tanto apoyo a la familia tradicional en una ��oca en la que cada vez menos familias corresponden a ese modelo. Entre los padres casados que trabajan, el porcentaje con esposas empleadas aument?del 49 por ciento en 1977 al 67 por ciento 30 a��s despu��.

Creo que las opiniones de los padres empleados son complejas, m�� complejas que lo que podr��n creer quienes interpretan los resultados de la encuesta como un llamado a que las madres abandonen la fuerza laboral y retornen a sus hogares. En efecto, m�� de siete de cada 10 madres y padres empleados aceptan la posibilidad de que la mujer sea la proveedora econ��ica y el padre se encargue de la atenci�� de la familia. Ultimamente, la mayor�� de los padres empleados no apoyan ni rechazan la estructura tradicional de la familia; en cambio, lo que simplemente anhelan es una vida con menos presiones.

M�� all?de la disyuntiva de "una cosa o la otra"

Hasta ahora, el lenguaje que hemos usado para describir el trabajo y la vida familiar tambi�� corresponde a modelos de "una cosa o la otra", reflejando la noci�� de que el trabajo y la familia son mundos separados, que no se superponen. Esto debe cambiar. Como Rosalind Barnett, de la Universidad de Brandeis, escribi?en 1997, debemos ir m�� all?del concepto de esferas separadas hacia la comprensi�� de que el trabajo y la familia est�� conectados de manera inextricable y que, en efecto, las funciones m��tiples pueden darnos energ��s en vez de debilitarnos.

Tambi�� hay una noci�� err��ea de "una cosa o la otra" con respecto al equilibrio del trabajo y la familia. Equilibrio implica los platillos de una balanza: si uno est?arriba, el otro debe estar abajo. La meta, como lo ven t��icamente los padres que trabajan, es mantener ambos lados parejos o iguales. Aunque la noci�� del equilibrio es correcta al considerar tanto el trabajo como la familia en el mismo continuo, las conexiones son m�� din��icas que lo que implica el equilibrio. Ambos lados pueden estar arriba o abajo. Lo que le da resultado a uno no necesariamente le da resultado a otro.

Finalmente, est?el concepto de calidad versus cantidad en cuanto al tiempo. Eso implica que son mutuamente excluyentes. Sin embargo, hemos determinado que no se puede separar la cantidad de tiempo de lo que ocurre durante ese tiempo.

De manera que debemos llegar al paso siguiente: preguntarles a los hijos. Al hacerlo, no s��o podemos de ver lo que hacemos de una manera nueva, sino que tambi�� replanteamos los t��minos del debate. Como resultado de mis muchas conversaciones con padres en todo el pa��, creo que estamos preparados para o�� a los ni��s y, al hacerlo, adoptar una opini�� m�� precisa y m�� habilitadora.

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Ellen Galinsky es cofundadora y presidenta de Families and Work Institute (Instituto Familias y Trabajo), una entidad sin fines de lucro con sede en la ciudad de Nueva York dedicada al estudio sobre la cambiante familia estadounidense, el lugar de trabajo y la comunidad. Es autora de 20 libros e informes, incluido Ask the Children: The Breakthrough Study that Reveals How to Succeed at Work and Parenting (Preguntarles a los hijos: el estudio decisivo que revela c��o tener ��ito en el trabajo y en la crianza de los hijos) (Quill, 2000), del cual se ha extractado este art��ulo.

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