VOCES DE FAMILIAS DE NORTEAMERICA

Por Tiffany Danitz

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De esta mezcla de voces de ni��s y adultos que hablan de lo que ocurre en sus hogares, surge un retrato de la familia norteamericana moderna.


El chico del predicador

Chris Haney, de 17 a��s de edad, vive en Charlotte, Carolina del Norte. Su padre, Doug, es ministro de m��ica en una iglesia bautista, y su madre, Laurie, ayuda a administrar una guarder�� infantil. Chris vive con sus padres, que est�� en los 40, y una hermana de 14 a��s.

"En comparaci�� con tanta gente que conozco que proceden de familias divorciadas, creo que es extra�� que mis padres ni siquiera se peleen una que otra vez. Soy afortunado: mis padres son pr��ticamente perfectos y son muy, muy felices. Los veo bromeando uno con otro, riendo m�� que peleando. No pienso en eso a menudo, pero de vez en cuando pienso que me gustar�� seguir viviendo como estoy viviendo ahora", dice al contemplar su futuro.

Los hijos de pastores tienen fama de ser un tanto alocados, pero Chris afirma que no necesita representar demasiado el papel de ni�� bueno. "Soy el ��ico muchacho de la iglesia que usa aretes, y soy el ��ico chico que habla de hacerse un tatuaje, pero no soy un chico malo, en absoluto. Me parece que soy de la clase que si alguien me mira podr�� pensar: `Oh, por favor', pero la gente que habla conmigo ve que soy tan agradable como cualquier otro tipo".

A��de Chris que "sin duda" la religi�� es importante para ��, a causa de sus padres. "As?es como me criaron". En cuanto a su padre, dice Chris: "Acabo de empezar a comprender que es realmente bueno en lo que hace y lo respeto. Mi pap?y yo, juntos, somos realmente sensacionales".

Cuando todo lo que uno tiene es uno mismo

Un d�� corriente de John McCaslin, de 43 a��s, que vive en el norte de Virginia, es divorciado y vive con su hija Kerry, de 12 a��s, est?colmado de actividades.

McCaslin y Kerry se levantan temprano, desayunan y �� la lleva a la escuela. Seguidamente, cruza en su auto el r�� Potomac y llega al Capitolio o a la Casa Blanca para obtener material para su columna period��tica en el peri��ico "The Washington Times". Luego vuelve a Virginia para recoger a su hija de la escuela.

"En siete a��s nunca he dejado de recogerla a las 3 de la tarde todos los d��s. Soy afortunado. ��u��tos padres pueden decir lo mismo?"

Su hija tiene un calendario de actividades que incluye lacrosse, karate, f��bol o baloncesto. "Siempre tiene algo que hacer dos o tres veces por semana, despu�� de la escuela, adem�� de dos o tres horas de tarea escolar en casa", dice McCaslin.

McCaslin se ocupa de buena parte de las labores culinarias. Un par de veces por semana comen fuera. Pero �� no se considera padre y madre a la vez. "No creo que nadie pueda ser nunca un sustituto" de una madre, concuerda. "Pero las madres y los padres tienen que comprender que las funciones que realizo son funciones paternas, no funciones de un padre o una madre -- especialmente en este momento y en esta ��oca".

Con todo, McCaslin dice que ha sentido el estigma de criar una hija solo.

"Muchas madres, en la escuela, piensan que es extra�� que yo no me haya casado otra vez. Pero no creo estar preparado", explica.

Los beneficios de un calendario de actividades flexible son obvios, agrega.

"La oportunidad de estar con un hijo es uno de ellos, pero tambi�� lo es tener la oportunidad de estar con un hijo m�� que cualquier otro padre -- y el amor que uno recibe a cambio. Es asombroso. El lado negativo es que no somos una familia completa. Soy, definitivamente, partidario de la familia funcional t��ica. En mi situaci��, creer en la unidad familiar a la antigua parece raro. Ese es el lado negativo, no tanto para m?como para ella". Con todo, dice, a donde quiera que va, recibe elogios de gente que ha hablado con ella. "`Qu?persona tan tremendamente bien equilibrada', dicen. Hasta los padres de su ex esposa se maravillan de ver cu�� bien ha resultado todo.

Sin embargo, no se felicita por ello. "He tenido suerte. Comprendo lo dif��il que es, para cualquier ni��, pasar por esto. Pero he sido afortunado. Contamos con un canal de comunicaci�� muy abierto, y soy muy receptivo".

Ofrecerse para la tarea

Jean-Ann Cooper, de 46 a��s, es madrastra en Dallas Texas.

Su primer reto en ese papel, recuerda, fue superar el miedo, "esa clase de miedo que llega hasta el alma. Aun cuando la mam?se hab�� vuelto a casar, los chicos no quer��n que su pap?se casara de nuevo".

Si bien ahora est?casada con Bob Cooper -- quien tiene 50 a��s y tres hijos cuyas edades van de los 19 a los 24 a��s --, Jean-Ann creci?en una familia tradicional con sus dos hermanos y sus padres que, a la fecha, llevan 56 a��s de casados.

Jean-Ann dice que tem�� que los hijos de Bob no la quisieran.

"Quiero decir, ��ran tres contra una! ��u?probabilidades hab��? Tem�� tambi�� que a Bob no le gustara la clase de madrastra que yo podr�� ser. El reto m�� importante era hacer de madre sin ser madre. En una situaci�� de madrastra, nunca debe caber duda de que los lazos sangu��eos valen m�� que cualquier otro. Aun cuando mi marido se enfada con sus hijos y trata de disciplinarlos, he aprendido a trav�� de la dura experiencia que nunca debo estar abiertamente de acuerdo con ��. Es mejor limitarse a escuchar y apoyar sus decisiones sobre la mejor manera de manejar la situaci��.

"La experiencia me ha ense��do que para un padre es dif��il comprender por qu?una madrastra o un padrastro no aman a sus hijos tanto como lo hace un padre. No se trata de que yo no ame a mis hijastros. Los adoro, y no s?c��o podr�� amarlos m�� de lo que los amo. Es que nada puede reemplazar a "parir" esos beb�� una misma. No importa cu��to tiempo paso con ellos, o cu�� a menudo les digo que los amo, s?que Bob querr�� que yo los amara m��. El resultado final es que no creo que alguna vez ser?capaz de amarlos tanto como �� los ama".

Pero Jean-Ann ama su vida familiar. "Las experiencias diarias de ser madrastra han enriquecido mi vida m�� all?de lo que jam�� pude haber so��do. Amo el tomar parte activa en sus vidas. Amo observar sus partidos de tenis, llevarlos en auto a la escuela, preparar sus tortas de cumplea��s -- ��asta llevarlos al tribunal de tr��sito! Y cuando est�� en la escuela, me encanta cuando sus amigos pasan por casa simplemente para vernos a Bob y a m? Es una experiencia celestial saber que los amigos de los chicos son tambi�� nuestros amigos -- lo que confirma que algo debemos haber hecho bien.

"Tal vez sea porque somos una familia donde uno de los padres es padrastro o madrastra, que un gran porcentaje de nuestros amigos ��timos son familias en la misma situaci��. No hay duda que ser parte de una de esas familias le plantea retos a cada uno de sus miembros, pero, por lo menos, cuando alcanzo el l��ite, puedo hablar con una cantidad de amigas ��timas que son madrastras".

El uno con el otro

Elin Ross y Michael Olson, de Frederick, en Maryland, se casaron hace diez a��s, cuando ella ten�� 21 a��s y el 23. Han decidido no tener hijos. Ross dice que su estilo de vida les permite pagar sus pr��tamos estudiantiles, hacer labores voluntarias m�� a menudo y viajar.

Ross recuerda haber o��o recientemente un programa radial que trataba de las parejas sin hijos. "Desafortunadamente, la mayor�� de ellas parec��n activistas del odio a los ni��s, lo cual me molest?porque creo que la mayor�� de la gente que no tiene ni��s no es as? Creo que, simplemente, tomaron una decisi�� conciente de concentrarse en otras cosas en sus vidas. Ser padres es una gran responsabilidad, e implica mucho poder. No estoy seguro de c��o me sentir�� si dispusiera de esa clase de control".

Nuclear y desafiada

Terry Whitney, de 38 a��s, de Denver, Colorado, que trabaja para la empresa de transporte de encomiendas United Parcel Service separando los paquetes en la etapa previa a su embarque en los camiones, resume un dilema com�� de la familia nuclear.

"Nuestro reto principal es encontrar tiempo suficiente para compartir con cada uno de los otros como familia, dada la competencia que hay entre el trabajo, la comunidad y las actividades voluntarias. Tambi�� es un reto ser padre en el mundo de hoy, dado el costo de los alimentos, las guarder��s, la energ�� y la ropa".

Convivir con el autismo

Rachel Brenner, de once a��s, y su hermano Dov, de siete, explican lo que es vivir con su hermano mayor Michael, que tiene doce a��s y padece de autismo. (El autismo es un desorden mental que inhibe la capacidad de actuar en reciprocidad con otras personas; sin embargo, en muchos casos los autistas tienen talentos o capacidades especiales).

"En ocasiones es dif��il, cuando est?en su estilo autista y se desconecta de uno", dice Rachel. "Pero tiene ese talento que divierte a todos, de modo que vivir con �� resulta un poco raro, pero es tambi�� divertido".

Cuando los amigos de Rachel llegan a casa de la familia, en el norte del estado de Nueva York, Michael desaparece de la escena. "Se sienta al piano y empieza a tocar sin leer m��ica ni nada", dice.

Juntos, los chicos se divierten con juegos de v��eo y van al cine o a jugar a los bolos. Pero Dov se��la que ver televisi�� con su hermano puede ser frustrante.

"En ocasiones cambia los canales mientras otros est�� mirando. Le digo que vuelva al canal que est��amos mirando, pero no escucha. En ocasiones, si estoy durmiendo, �� y se pone a hablar, le digo que deje de hacerlo, pero no lo hace".

La madre de Dov, Stephanie Brenner, comprende las frustraciones de Dov. Si Dov deja la computadora s��o un minuto, Michael puede venir y poner un programa diferente, "lo que, realmente, frustra mucho a Dov". Esas son las cosas que a una familia le hacen dif��il vivir con un autista, agrega.

Y, sin embargo, los ni��s exhiben una dosis saludable de rivalidad fraternal, y se encuentran metidos en problemas t��icos de las familias "normales". Dov suena muy t��ico cuando dice que no se lleva bien con su hermana, y hace notar que "en cierto modo me llevo bien con Michael". Y Rachel admite que algunas veces quisiera las atenciones que reciben sus hermanos.

"Soy buena en la escuela", explica. " Mis padres nunca tuvieron que ayudarme. Cuando Dov comenz?a asistir a la escuela, tuvieron que ayudarlo. Michael necesita ayuda todos los d��s con su tarea escolar. Si yo necesito ayuda, tengo que esperar".

Destaca tambi�� que algunas veces la familia no puede ir a ciertos sitios o hacer ciertas cosas debido a Michael. "Hace que le presten toda la atenci�� que no me dan a m?, dice, "pero no me importa. Puedo bregar con eso. Y yo le prestar�� a Michael toda mi atenci��, porque es un gran tipo".

Todo lo que uno necesita es amor

En Monroe, Carolina del Norte, viven el agente de bienes ra��es James Kerr, de 34 a��s, su mujer Dana, de 33, y McCain, su hijo de tres a��s. "Raramente vemos televisi��, a menos que sea un programa noticioso", dice Dana, una de esas mam�� que prefieren quedarse en casa.

"Leemos mucho -- especialmente James", observa. "Los dos le leemos a McCain. Preferimos siempre el arte a los deportes, y es rara la ocasi�� en que no cenamos juntos".

Dana cree que el amor que comparte con James ha ayudado a que su hijo crezca.

"Creo que nuestra relaci�� es m�� sana y m�� fuerte que casi ninguna otra. Somos sinceros el uno con el otro, planeamos estar solos juntos, y disfrutamos riendo juntos. Nos enorgullecemos de no ser un matrimonio t��ico. Creo que nuestro hijo ser?fuerte. Nuestro matrimonio es fuerte. Hemos compartido nuestro amor el uno con el otro y con nuestro hijo. Eso es lo m��imo que uno puede esperar".

La unidad nuclear

Nicholas Fitz, de once a��s, est?en sexto grado en la Escuela John Eaton, del sector de Cleveland Park en la ciudad de Washington. Dice que vivir en la ciudad es magn��ico, que eso les asegura a las familias una cantidad de cosas divertidas que hacer en com��. Aunque s��o Nick vive con su madre y su padre, tiene un hermanastro de 31 a��s que vive en California, y una hermanastra de 27 a��s que vive en Chicago, ambos hijos de un matrimonio anterior de su padre. Muchos de sus amigos tienen tambi�� hermanastros. Como resultado, considera que su familia es un tipo medio de las de su grupo de amigos.

Se lleva muy bien con sus padres. "Puedo hacer una cantidad de cosas con mi pap? tales como navegar en canoa y salir de excursi��", dice Nick. "Es realmente comprensivo. Puede hablar conmigo y todo eso. Mi mam?sabe exactamente c��o me siento, y lo que quiero. Siempre est?all? ayud��dome mucho".

Ni��s sobrecargados

Con s��o escuchar lo que hace durante el d�� Stacey Rose-Blass, de 40 a��s, uno queda exhausto.

Ella y su marido Jay, de 42 a��s, dividen su tiempo libre llevando y trayendo a sus dos hijas, de diez y siete a��s, a clases de danza, de f��bol, de baloncesto, al club de caligraf��, al coro de la escuela y a tomar lecciones de hebreo. Stacey dice que se pregunta si se est�� excediendo en su funci�� de padres o si est�� haciendo que sus hijas se involucren en demasiadas actividades. De hecho, hubo un momento en que Stacey y su marido pensaron en recurrir a un consejero matrimonial, hasta que comprendieron que ser�� mejor que pasaran alg�� rato juntos a solas.

El marido de Stacey es gerente de proyectos de construcci�� en Maryland, y sale para su trabajo a las 5 y media de la ma��na. Stacey prepara a sus hijas para la escuela antes de partir, a las 8, hacia la agencia del gobierno estadounidense donde trabaja como administradora de programas regionales.

"Por lo com�� paso alrededor de 45 minutos en el autom��il", dice acerca de sus viajes al trabajo, "un momento que he llegado a apreciar porque es el ��ico tiempo libre que tengo". Las ni��s van a una guarder�� cuando la escuela termina a las 2 de la tarde. Su padre las recoge al regresar a casa del trabajo. Entonces empiezan las actividades, y los dos padres se dividen para transportar a las ni��s y adem��, preparar la cena.

"La cena es, por lo com��, responsabilidad de mi marido", dice Stacey. "Soy realmente afortunada, porque la mayor parte de mis amigas son todav�� responsables de cocinar, limpiar y lavar la ropa".

Aun cuando las ni��s tienen algo que hacer cada noche y los fines de semana, Stacey y su marido no dejan que nada interfiera con su instrucci�� religiosa en el juda��mo. "Es muy importante", sostiene. "No somos superreligiosos, pero queremos que nuestras hijas crezcan con las mismas pr��ticas religiosas que tenemos nosotros, y que dispongan de un marco s��ido dentro del cual hacerlo".

Logros individuales

Kathleen Boyle es oficial del servicio exterior de Estados Unidos, y madre adoptiva de dos ni��s bolivianas, de ocho y siete a��s.

"En la comunidad del servicio exterior, casi toda la gente que conozco tiene por lo menos un hijo adoptivo", dice. Es un estilo de vida ��ico en su g��ero que les permite a los hijos aprender mucho acerca del mundo que los rodea. Kathleen llev?a las ni��s consigo a Laos en una asignaci��. Ahora est�� de regreso en Estados Unidos a la espera de su pr��ima tarea.

"Est�� m�� al tanto de lo que ocurre en el mundo que las otras chicas de su grupo de ni��s exploradoras", observa.

Kit Boyle es la primera entre los miembros de su familia irlandesanorteamericana en adoptar hijos de un grupo ��nico diferente, pero las ni��s han sido bien aceptadas por sus otros parientes.

"Lo que ha sido realmente interesante", revela, "es el aspecto `de naturaleza contra crianza'. De muchas maneras, (las ni��s) se parecen a m? Nos gustan las mismas cosas -- acampar, nadar. A mis hermanos no les gustan esas cosas, pero a mis chicas s? Y mi hija incaica tiene genes incaicos: puede construir cualquier cosa!"

La vida en dos mundos diferentes

"Soy jud�� de Nueva York, casada con un chino malayo que se educ?en Inglaterra", dice Nadine Leavitt Siak, de 35 a��s, editora de una publicaci�� internacional.

"Tenemos una casa y dos autom��iles, y vivimos en los suburbios con nuestro perro. No considero que seamos nada extraordinario. Los detalles pueden ser extraoridinarios, pero el cuadro general es t��icamente norteamericano", observa.

Para recalcar el punto, agrega: "Vemos televisi�� y no practicamos deportes raros. Mi marido es adicto al caf?y a m?me gusta el t? Lo ��ico que podr�� ser extraordinario es nuestra concentraci�� en la comida, algo que parece ser muy chino y muy jud��. Las comidas tienen en nuestra familia un significado mucho mayor que en la familia norteamericana media".

Ser un matrimonio mixto no ha afectado sus relaciones, sigue diciendo. "Cuando estamos en desacuerdo, tiendo a considerarlo una dicotom�� entre lo masculino y lo femenino, m�� bien que entre lo chino cristiano y lo jud�� norteamericano. Creo que es muy beneficioso considerar su perspectiva -- su perspectiva china y masculina -- de todas las cosas, grandes y peque��s, desde la elecci�� presidencial hasta c��o colocar los trastos en el lavaplatos".

Seg�� Nadine, tratar de captar la esencia de la familia norteamericana es como tratar de responder a la pregunta de "����o est?el tiempo en China?". La respuesta ser��: "Bueno, es un lugar muy grande". Entonces, ����o es la familia norteamericana? "Como el tiempo que hace en China, puede ser cualquier cosa y puede ser todas las cosas", observa.

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Tiffany Danitz es redactora de "stateline.org", servicio noticioso en l��ea que cubre la pol��ica y otros temas en los 50 estados norteamericanos. Su direcci�� en la Internet es http://www.stateline.org.

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