Al se・lar que los miembros de la OTAN disfrutan de libertad, prosperidad y seguridad, Muravchik afirma que la OTAN se encuentra "en posici・ de establecer normas que pueden tener un efecto profundo" en los nuevos miembros y en otros pa・es que aspiran a ser miembros. "Si bien son las obligaciones de defensa mutua de la OTAN las que forman el n・leo de la alianza y le dan su peso", dice Muravchik, "este efecto sicol・ico en la evoluci・ pol・ica y econ・ica de Europa puede resultar ser su funci・ m・ importante". Muravchik es estudioso residente del American Enterprise Institute y tambi・ es estudioso adjunto del Instituto de Pol・ica del Cercano Oriente en Washington y catedr・ico adjunto del Instituto de Pol・ica Mundial. Es miembro de las juntas de redacci・ de "World Affairs", "Journal of Democracy", y "Orbis".
Cuando el Senado de Estados Unidos ratific?en 1949 el Tratado del Atl・tico Norte, con el que se cre?la OTAN, el debate se concentr?mayormente en la debilidad militar de los presuntos aliados de Estados Unidos.
Los estados europeos apenas empezaban a recuperarse de la devastaci・ causada por la Segunda Guerra Mundial. Ten・n muy poco para contribuir a la defensa mutua, a menos que Estados Unidos asumiera el gasto de rearmarlos, cosa que muchos senadores -- conscientes entonces, igual que ahora, del presupuesto -- estaban reacios a hacer. Estas inquietudes las abord?en forma muy efectiva el renombrado estratega militar Bernard Brodie, en un art・ulo extraordinariamente pertinente al debate actual sobre la ampliaci・ de la OTAN.
En un art・ulo que public?en la revista Yale Review en diciembre de 1949, Brodie reconoci?que "a corto plazo, el Pacto del Atl・tico Norte representa para nosotros una responsabilidad militar y de uso de recursos. Al presente no existe en Europa Occidental fuerza alguna capaz de arregl・selas con los ej・citos sovi・icos". Brodie reconoci?que desde un punto de vista militar "hubo un cierto abandono generoso en la forma en que invit・amos a las naciones a un・senos, con poca consideraci・ en cuanto a su tama・ o poder o estado de exposici・". Sin embargo juzg?que el pacto era bueno para Estados Unidos porque "las consideraciones militares ten・n una importancia secundaria".
・・o pod・ ser as? El pacto fue inspirado por la amenaza de una agresi・ sovi・ica. Brodie tom?esta amenaza en serio, pero arguy?que "las formas de agresi・ no militares", en otras palabras, la subversi・, constitu・n los medios m・ probables con que el imperio sovi・ico podr・ expanderse hacia Europa Occidental. La clave para impedir la penetraci・ sovi・ica, en cualquier forma, radicaba en la reconstrucci・ de las sociedades de Europa Occidental. Dado que el pacto asiste y estimula la recuperaci・ de Europa", dijo Brodie, las maquinaciones sovi・icas "ser・... despojadas de su amenaza". Por lo tanto, arguy? "el valor que el pacto ten・ para Estados Unidos era de naturaleza pol・ica m・ que militar... puesto que solamente mediante la promesa de la seguridad inherente en ・ pod・n los estados de Europa Occidental hacer los esfuerzos necesarios para su salvaci・ social, pol・ica y econ・ica".
El an・isis de Brodie pudo antever. Bajo la protecci・ de la OTAN, las econom・s de Europa Occidental se reconstruyeron, al igual que los organismos de la sociedad civil y los partidos pol・icos estables. Naturalmente, la OTAN s・o fue uno de los factores que contribuyeron al renacimiento econ・ico de Europa; el Plan Marshall fue un factor m・ directo. En el curso de cuatro a・s, Estados Unidos don?unos 13.000 millones de d・ares al proyecto de fomentar, en ciertos pa・es europeos, la recuperaci・ econ・ica despu・ de la Segunda Guerra Mundial. La contribuci・ norteamericana equivaldr・ hoy a 88.000 millones de d・ares. Sin embargo, pese a lo substancial de esta suma, la mayor・ de los historiadores econ・icos creen que sus resultados directos fueron menos importantes que su efecto sicol・ico. Juntos, la esperanza engendrada por el Plan Marshall y la seguridad provista por la OTAN, crearon un clima que estimul?a los europeos a trabajar, ahorrar e invertir hasta crear para ellos una prosperidad que nunca hab・n disfrutaron anteriormente.
Estados Unidos dio mucho a Europa, tanto en ayuda econ・ica como en protecci・ militar, pero tambi・ recibi?mucho a cambio, aunque algunas veces los norteamericanos ignoraban este punto. Al prosperar Europa, algunos norteamericanos empezaron a considerar a Europa como competidor en lugar de socio. Pero ・ta fue una opini・ de miras estrechas. Si bien, las firmas europeas compet・n con las firmas estadounidenses, la riqueza renovada de Europa provey?los mercados, mercanc・s y capital que alimentaron el crecimiento econ・ico continuado de Estados Unidos.
La recuperaci・ econ・ica de Europa fue considerada como un "milagro", pero su recuperaci・ pol・ica fue aun m・ extraordinaria. Hoy, la mayor・ de los norteamericanos, y tal vez la mayor・ de los europeos, dan por sentado la democracia en Europa Occidental. Pero antes de la Segunda Guerra Mundial, la democracia era una flor fr・il en el continente europeo. En la mayor・ de los pa・es se la hab・ establecido antes o despu・ de la Primera Guerra Mundial, para luego cederle el camino a la dictadura en los tumultuosos a・s veinte y treinta. Como resultado, los observadores bien informados empezaron a mirar con recelo las perspectivas de democracia fuera del ・bito de la cultura anglo-sajona. Estos recelos sonaron igual a los que se oyen hoy acerca de la democracia en el mundo en desarrollo. Quiz・ estas dudas son tan infundadas hoy como lo fueron entonces.
El gran historiador Arnold Toynbee escribi?en los a・s treinta que el rechazo de la "democracia" por Italia (en nuestro uso convencional del t・mino) ha dejado sin contestaci・ a la pregunta de si esta planta pol・ica puede realmente echar ra・es permanentes en cualquier lugar que no sea su suelo natal". Una d・ada m・ tarde, el novelista y acad・ico Waldo Frank escribi? en Foreign Affairs que "la amenaza [a la democracia] sobrevivir?a Hitler, puesto que el mismo fascismo es meramente un producto de las fuerzas antidemocr・icas hondamente arraigadas en la textura misma del pensamiento europeo moderno". Y, en 1952, al finalizar la ocupaci・ aliada de Alemania, el eminente cient・ico pol・ico Heinz Eulau volvi?a visitar su patria e inform?con pesimismo: "En tantas formas -- a pesar del cambio en las circunstancias y el cambio en el reparto -- la Rep・lica de Bonn se parece a una segunda representaci・ de Weimar.... La pol・ica alemana... no se basa en una experiencia democr・ica sino en un profundo emocionalismo".
Todos estos temores fueron vencidos. En contraste con el per・do posterior a la Primera Guerra Mundial, en las d・adas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial las ra・es de la democracia se han profundizado en toda la Europa Occidental. Muchos factores contribuyeron al ・ito pol・ico, y la poderosa influencia de la OTAN no fue el menor de ellos.
La seguridad que la OTAN provey?de por s?fue un factor, puesto que el temor a las amenazas externas frecuentemente ofrece un pretexto para que dictadores en potencia se apropien del poder. Adem・, la OTAN produjo un sentido de comunidad entre los estados del Atl・tico Norte, en la que los otrora enemigos ac・rimos se convirtieron en socios. La OTAN no fue la ・ica fuerza que uni? a los estados del Atl・tico Norte. Hubo comercio y turismo, y hubo otras instituciones. Pero el compromiso a la defensa com・, de morir el uno por el otro, form?el n・leo de esa relaci・.
Esta relaci・ en parte fue motivada por temores comunes, pero tambi・ por un car・ter democr・ico com・. Tal como lo dicen las primeras palabras del Tratado del Atl・tico Norte: "Las partes... est・ resueltas a salvaguardar la libertad, el patrimonio com・ y la civilizaci・ de sus pueblos, fundados en los principios de democracia, libertad personal y el imperio de la ley".
La alianza provey?tambi・ una estructura que contribuy?a la socializaci・ de los l・eres militares de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esto incluy?la inculcaci・ de una creencia firme en la supremac・ civil. Mientras que en los a・s veinte y treinta la ca・a de la democracia en muchos pa・es fue obra de oficiales militares, tales episodios fueron raros en los pa・es de la OTAN. La excepci・ m・ dram・ica fue en Grecia, donde un golpe militar, en 1967, termin?con la democracia por un per・do de siete a・s. En Turqu・, los militares derrocaron en varias ocasiones a los gobiernos elegidos democr・icamente, pero devolvieron el control a manos de los civiles en cosa de un a・. Estos ejemplos demuestran que la influencia de la OTAN en favor del gobierno civil no ha sido todopoderosa, pero en vista de las fisuras en las entidades pol・icas griega y turca, parece razonable preguntarse si el menosprecio por la democracia en esos pa・es no se hubiera prolongado m・ si ・ta no estuviera incrustada en la OTAN.
Portugal presenta una historia igualmente ambigua. A pesar de su dictadura corporativa, Portugal fue incluido como miembro original por causa de la presunta importancia estrat・ica de las Azores. Veinti・ a・s m・ tarde esta dictadura fue derrocada y se restableci?la democracia, en una sucesi・ de acontecimientos en los que oficiales militares y los aliados de Portugal en la OTAN desempe・ron papeles vitales.
Hoy, la ampliaci・ de la OTAN se representa frecuentemente como extensi・ de una coalici・ de seguridad en Europa Central. Pero as?como lo predijo Brodie con respecto al grupo original de los miembros de la OTAN, la seguridad podr・ ser menos una cuesti・ de defensa contra amenazas militares que de asegurar la estabilidad mediante el refuerzo de las instituciones democr・icas y de crear una confianza que conduzca al crecimiento econ・ico.
Los oficiales militares en los estados que sean admitidos en la OTAN, y hasta en aqu・los que lo sean s・o en la Asociaci・ para la Paz, recibir・ una buena parte de su entrenamiento de sus contrapartes norteamericanas y europeas del oeste. Con esto asimilar・ un fuerte mensaje sobre el control civil. Y no s・o entre los militares se sentir?esta influencia. Unirse a la OTAN significa unirse al Oeste, donde los valores democr・icos son m・ integrales que McDonald's y MTV (el canal de televisi・ por cable con videos musicales).
La OTAN es un club prestigioso. Sus miembros disfrutan de lo que todo el mundo desea: la libertad, la prosperidad y la seguridad. Como tal, est?en posici・ de establecer normas que pueden tener un efecto profundo en los nuevos miembros y en otros estados que aspiran a ser miembros, y hasta aqu・los que solamente desean buenas relaciones con los miembros del club. Si bien son las obligaciones de defensa mutua de la OTAN las que forman el n・leo de la alianza y le dan su peso, este efecto sicol・ico en la evoluci・ pol・ica y econ・ica de Europa puede resultar ser su funci・ m・ importante.
Agenda de la pol・ica
exterior de los Estados Unidos de Am・ica
Publicaci・
Electr・ica del USIS, Vol. 2, No. 4, octubre de 1997