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Si bien la política exterior no desempeña una función clave en la campaña presidencial, dice el profesor Zbigniew Brzezinksi, el Oriente Medio y la expansión de la OTAN son dos cuestiones que "podrían tener injerencia pero, naturalmente, no determinarían el resultado de la elección". Aunque hay sólo diferencias de escasa importancia entre republicanos y demócratas con respecto a la política exterior, sostiene el catedrático, en los demócratas existe la tendencia a destacar más el comercio, la cooperación internacional y los problemas ecológicos. Brzezinski fue Asesor de Seguridad Nacional del presidente Carter y ha sido catedrático de las universidades de Harvard y Columbia. Es ahora asesor del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, y profesor de política exterior de Estados Unidos en la Facultad de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins en Washington. Brzezinski fue entrevistado en septiembre por la redactora colaboradora Wendy S. Ross.
Pregunta: En su opinión, ¿cuál es la función que desempeña la política exterior en la actual campaña presidencial?
Brzezinski: No creo que la política exterior tenga una función de trascendencia en la actual campaña presidencial. Esta campaña está centrada, más que nada, en cuestiones nacionales. Por otra parte, y con la excepción del problema iraquí, en este momento no hay crisis mayores que capten la atención del públicio y provoquen un interés genuino por la política exterior.
P: ¿Hay alguna cuestión de política exterior que podría influir en el resultado de la elección?
Brzezinski: Hay algunas cuestiones que podrían tener injerencia pero, naturalmente, no determinarían el resultado de la elección. Dos, en particular, me vienen a la mente. La primera de ellas tiene que ver con el Oriente Medio. Debido al problema con Irak, a que la Guerra del Golfo Pérsico está relativamente fresca en la memoria, y al intenso interés de muchos norteamericanos en el futuro de Israel, esta cuestión podría afectar la composición de los votos en algunas partes de Estados Unidos.
La segunda cuestión se relaciona con la expansión de la OTAN. Es un problema de interés especial, particularmente para los norteamericanos de origen centroeuropeo.
Las posturas adoptadas por los respectivos candidatos sobre estas dos cuestiones podrían, en cierta medida, influir sobre la composición del voto de algunos grupos de electores de orígenes étnicos y religiones claves.
P: ¿Ve usted algunas diferencias ideológicas fundamentales entre los democrátas y los republicanos en los asuntos de política exterior?
Brzezinski: Aunque de manera algo indefinida, los democrátas tienden a destacar el multilateralismo, la cooperación internacional, el interés por el medio ambiente y demás. Dicho en pocas palabras, y si uno quisiera ser sarcástico, se podría decir que su agenda es la del "Bienhechor", a diferencia de los republicanos, que están más interesados en cuestiones de poderío, el estado de preparación militar y el uso de la fuerza por la nación. Nuevamente, llevándolo a su expresión más simple, se puede decir que la de ellos es la agenda de "Schwarzenegger".
Sin embargo, debo subrayar, que éstas son sólo diferencias insignificantes. No hay una confrontación idelógica fundamental entre republicanos y democrátas hoy, en parte porque no hay crisis internacionales que establecen líneas divisorias significativas.
P: ¿Cuáles son las cuestiones de política exterior que son de importancia vital para el Partido Demócrata en este momento?
Brzezinski: Aparte de las que ya he mencionado, creo que colocaría el comercio en los primeros de la lista porque afecta los patrones laborales en Estados Unidos, tiene una importancia especial para el trabajador norteamericano y está relacionado con el tema de la prosperidad. El comercio es un área en la que la administración Clinton puede mostrar importantes logros.
P: ¿Cuál cree usted que es el área de mayor desacuerdo en materia de política exterior entre los dos candidatos presidenciales?
Brzezinski: Debo subrayar nuevamente que no hay desavenencias fundamentales, sólo desacuerdos insignificantes. Por ejemplo, los republicanos han sido partidarios de una respuesta más firme al reciente desafío de los iraquíes. Los republicanos también han expresado públicamente estar a favor de una fecha más temprana para la expansión de la OTAN de lo que ha dado a entender hasta ahora el candidato demócrata.
Los republicanos han criticado a los demócratas por su manejo del tema de China. La tendencia de los republicanos ha sido destacar el aspecto de los derechos humanos. Sin embargo, sobre esta cuestión, los mismos republicanos están en desacuerdo porque la comunidad empresarial, en la medida en la que ésta favorece más al candidato republicano, no está interesada en hacer de la cuestión de los derechos humanos una preocupación de primer orden en las relaciones sino-norteamericanas.
P: Algunos republicanos dicen que los recientes ataques aéreos de Estados Unidos en Irak responden a motivos políticos en este año de elecciones. ¿Cuál es su respuesta a esta acusación?
Brzezinski: Verdaderamente no creo que ni siquiera sea una acusación. Es obvio que, durante un año de elecciones, los que toman las decisiones, que se deben dejar guiar por los intereses nacionales, no pueden ignorar por completo las consecuencias políticas de las decisiones sobre la política exterior. Sucede, en realidad, que lo que el presidente hizo en Irak recibió, en general, el apoyo de los republicanos, pero luego éstos han dicho que se debe hacer más.
P: ¿Cree usted que la política ha desempeñado una función importante en las últimas semanas en lo que respecta a las cuestiones de política exterior que fueron tratadas en el Congreso, como por ejemplo, la decisión del Senado de aplazar su consideración de la Convención de Armas Químicas?
Brzezinski: El aplazamiento de la Convención de Armas Químicas fue una decisión política y el esfuerzo para que fuera aprobada fue también una decisión política. En ese sentido, ambos lados tomaban parte en un juego político, y cada uno medía los resultados negativos que serían más perjudiciales para el otro lado en términos de política nacional. La razón para el aplazamiento fue que los republicanos no querían oponerse abiertamente a la convención, pero a la misma vez, sostenían la opinión de que la Convención de Armas Químicas no sería muy efectiva, y que era, sencillamente, otro tratado más que expresa los deseos generales pero que no tiene mucha fuerza.
P: ¿Y cuál es la opinión de la administración Clinton sobre la Convención de Armas Químicas?
Brzezinski: La administración Clinton expresó que, no obstante, era un paso hacia el orden internacional, que no era infalible pero que, no obstante, era un paso adelante hacia una mayor cooperación en la contención de la proliferación de armas químicas.
Esos eran los argumento que se presentaban según los méritos del asunto. Pero detrás de todo ello, y en ambos lados, había premeditación política. Los demócratas esperaban que a los republicanos les avergonzara aparecer, de una manera u otra, como partidarios de las armas químicas, y los republicanos esperaban que los demócratas quedaran como unos simples ilusos.
P: ¿Cree usted que ambos partidos políticos podrían hacer un mejor trabajo al tratar los asuntos de política exterior durante la campaña?
Brzezinski: Es fácil responder a su pregunta. La respuesta es, obviamente, sí. La verdad es que no se han abordado las cuestiones de política exterior de manera seria y responsable en el transcurso de esta elección ni tampoco, desafortunadamente, en el transcurso de las elecciones más recientes. Me gustaría, por ejemplo, que se pudiese dedicar un debate presidencial solamente a la discusión de la política exterior y de nada más, y en mi opinión, se debería hacer este debate. Me gustaría que fuera posible preparar debates serios entre los asociados de los respectivos candidatos para abordar cuestiones de política exterior. Dichos encuentros podrían ayudar a iluminar al público sobre asuntos de política exterior y, quizás a concretar una definición más clara de las opciones para abordar las cuestiones de política exterior.
P: ¿Cómo evaluaría usted el interés que hay y los conocimientos que tiene el público norteamericano sobre los asuntos exteriores?
Brzezinski: Tengo que decir que, en general, son relativamente escasos. El público norteamericano tiene muy poco conocimiento de la historia extranjera, una laguna en los conocimientos sobre geografía exterior y un nivel de interés relativamente bajo por los asuntos exteriores. Creo que es el resultado del aislamiento continental y de algunas deficiencias en la educación, pero también porque los medios informativos norteamericanos no han abordado con seriedad la política exterior.
Me dí cuenta de ello en agosto cuando me encontraba fuera de Washington, y escuché el programa de noticias matutinas de la radiodifusora CBS llamado CBS World News Roundup (Resumen de noticias internacionales). No había casi nada, salvo un resumen de acontecimientos absolutamente triviales, casi todos relacionados con asuntos nacionales, y aun cuando la transmisión de las 8 de la mañana se llama Noticias Internacionales, no tenía casi ninguna noticia del mundo. Lo mismo sucedió con la transmisión de la noche. En el lugar donde estaba sólo se recibía el telediario CBS de la noche, que también pretende ser un noticiario internacional, pero que, en realidad, no presenta una cobertura seria de ninguna cuestión internacional.
Los periódicos norteamericanos, incluso los principales periódicos nacionales, cada vez más colocan las noticias internacionales en las últimas páginas. El hecho es que Estados Unidos está más preocupado por sí mismo. Y las instituciones y organizaciones que, a mi manera de ver, podrían ampliar la perspectiva del público norteamericano, no están haciendo su trabajo.
P: ¿Qué función desempeñó la política exterior en las campañas presidenciales de 1976 y de 1980? ¿Cree usted que la crisis de los rehénes en Irán fue en parte responsable de que Carter no fuera reelegido en 1980?
Brzezinski: Creo que la politica exterior desempeñó una función en dos niveles. En el primero porque la política de distensión de Nixon y Ford fue criticada por los demócratas como inadecuada e insensible a los derechos humanos. Y en el segundo porque durante el transcurso de uno de los debates presidenciales, el presidente Ford hizo una declaración sobre Europa Oriental que daba a entender que, en su opinión, uno de los países satélites comunistas, Polonia, era un estado completamente independiente, lo que, naturalmente, aprovecharon los demócratas y explotaron de manera efectiva en la política.
En 1980, la crisis de los rehénes en Irán ciertamente que contribuyó a la derrota de la administración demócrata. La percepción que se tenía de la administración fue que era incompetente, indecisa, débil y, sencillamente, incapaz de abordar la prolongada humillación nacional. Los republicanos presentaron estos argumentos y anotaron más puntos políticos.
Agenda de la
política exterior de los Estados Unidos de
América
Publicaciones Electrónicas del
USIS, Vol. 1, No. 14, Octubre de 1996.