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ESTADOS UNIDOS PERSEGUIRA A LOS TERRORISTAS "HASTA LOS ULTIMOS CONFINES DE LA TIERRA"
El senador Dole se ha comprometido a colocar a Estados Unidos "en un camino que pondrá fin a nuestra vulnerabilidad a ataques de misiles y reconstruiré nuestras Fuerzas Armadas". Al aceptar la nominación como candidato presidencial de su partido en San Diego, California, el pasado 15 de agosto, Dole declaró que: "En mi primera jornada como presidente, pondré sobre aviso a los terroristas: Si hieren a un solo norteamericano, hieren a todos los norteamericanos, y Estados Unidos les perseguirá hasta los últimos confines de la tierra". A continuación una traducción de fragmentos de las declaraciones del senador Dole.
Comercio
No importa con que vara se la mida, la política comercial de la administración Clinton ha sido un desastre; los déficit comerciales han aumentado enormemente y las familias de ingresos medios pagan el precio. Mi administración aplicará con pleno vigor nuestras leyes comerciales, negociará acuerdos comerciales efectivos y no permitirá que la Organización Mundial de Comercio o ningún otro organismo internacional viole nuestra soberanía.
Inmigración
El derecho y obligación de una nación soberana de controlar sus propias fronteras es indiscutible. No debe haber en este país ni un solo inmigrante ilegal. Pero la cuestión de inmigración es más amplia y debo ser específico. Una familia mexicana que haya llegado esta mañana a este país, legalmente, tiene tanto derecho al ideal estadounidense como los descendientes directos de nuestros próceres fundadores.
Seguridad Nacional
Al defender la nación de amenazas externas, no se pueden cometer desatinos con los requerimientos de la supervivencia. No hay cabida para un margen de error. En este respecto, y más que en cualquier otro, un presidente debe ser franco con el pueblo y estar preparado a tomar riesgos políticos. Sobre este respecto preferiría hacer lo que se debe hacer y no ser apreciado, que no hacerlo y ganarme la aclamación universal. Hay que decir que debido a prioridades mal orientadas, se han efectuado recortes impresionantes en el financiamiento de nuestra seguridad nacional. Creo que el presidente Clinton ha fallado al no proporcionar los medios adecuados para nuestra defensa futura. No importa la razón a la que se deba su negligencia, es irresponsable.
Les pido que consideren estas diferencias evidentes. El cree que es aceptable pedirle a nuestras fuerzas militares que hagan más con menos. Yo no. El está a favor de dar luz verde a un estado terrorista como Irán para que extienda su influencia en Europa y depende de las Naciones Unidas para que castiguen a los terroristas libios que asesinaron a ciudadanos norteamericanos. Yo no. El cree que no hace falta defender a nuestro pueblo y a nuestro territorio de ataques de misíles. Yo no creo lo mismo.
En mi primera jornada como presidente, voy a colocar a Estados Unidos en un camino que pondrá fin a nuestra vulnerabilidad a ataques de misiles y reconstruiré nuestras Fuerzas Armadas. Es un camino que el presidente Clinton se ha negado a seguir. En mi primera jornada como presidente, pondré sobre aviso a los terroristas: Si lesionan a un solo norteamericano, lesionan a todos los norteamericanos, y Estados Unidos les perseguirá hasta los últimos confines de la tierra. En otras palabras, no se metan con nosotros a menos que estén preparados a sufrir las consecuencias.
Por otra parte, la lección siempre ha sido clara. Si estamos preparados para defender -- si estamos preparados para luchar muchas guerras, guerras más serias, y cualquier guerra que se nos venga encima --, entonces tendremos que luchar menos guerras, guerras menos serias y puede que hasta ninguna guerra. Siempre ha sido así y siempre lo será.
No soy el primero en decir que los militares nunca nos han fallado; y nunca lo ha hecho. Si ésto causa sorpresa a algunos porque piensan en Vietnam, piensen de nuevo, porque en Vietnam no fueron los militares los que nos han fallado, fuimos nosotros los que les fallamos a ellos. El soldado norteamericano no fue hecho para el trato informal y arrogante que sufrió allí, donde fue enviado sin un propósito claro o determinación clara, obligado a seguir normas que impedían la victoria y a esperar en el valle de las sombras de la muerte, durante diez años, mientras la nación debatía la cuestión no debatible de su honor. No. El soldado norteamericano no está hecho para ser puesto en una batalla sin un propósito claro y sin determinación clara, no está hecho para ser abandonado en el campo de batalla, no se hizo para dar su vida por la indiferencia o la falta de respeto.
Nunca pondré a un soldado norteamericano en una situación donde no hay posibilidad de victoria. Y cuando sea presidente, nuestros hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas sabrán que el presidente es su comandante en jefe, y no Boutros Boutros-Ghali o cualquier otro Secretario General de las Naciones Unidas.
No se trata de una cuestión de política, sino de un asunto mucho más trascendental. Al igual que los lazos de confianza que existen entre padres e hijos, es vital en una nación. El liderazgo exige no sólo sacrificio, sino la habilidad de personificar la osadía y la precaución a la misma vez. Y no se trata de algo que sólo nos debemos a nosotros mismos. Nuestros aliados exigen la consecuencia y determinación que ellos merecen de nosotros, así como nosotros la merecemos de ellos. Pero aún cuando ellos vacilen, nosotros no podemos hacerlo, porque la historia nos ha convertido en líderes, y estamos obligados por la historia a seguir las normas más severas.
Y sobre este respecto permítanme recordar la deuda que la nación tiene con los presidentes Nixon, Ford, Reagan y Bush. El presidente Nixon aplicó su genio diplomático a China y a la Unión Soviética. El presidente Ford, que me ayudó en mis comienzos en 1976, se mantuvo firme en un momento muy difícil y lo hizo con mucha dignidad.
Si no fuera por el presidente Reagan, la Unión Soviética todavía existiría hoy. Fue él quien puso fin a la Guera Fría, no como habían querido algunos que fuera, por medio del compromiso y de la rendición, sino con la victoria.
El presidente Bush, con una maestría que las meras palabras no pueden expresar, dirigió la coalición de la guerra del Golfo Pérsico y a sus fuerzas militares hacia la victoria. Una guerra que podía haber durado años y costado la vida de decenas de miles de norteamericanos terminó tan rápidamente y sin contratiempos que la historia se ha quedado sin respiración y todavía no le ha dado el reconocimiento que merece. La historia es así. Cuando nos olvidamos de su presencia tan singular nos da una lección en respeto y admiración.
MOMENTO DE REAFIRMAR LA FUNCION DE E.U. COMO ALIADO DE LOS PUEBLOS DE ASIA
La presencia militar de Estados Unidos y sus alianzas en Asia son indispensables para la seguridad de Estados Unidos y hay que mantenerlas, afirma el senador Dole. Asimismo cree que Estados Unidos debe reafirmar su función como garante de la seguridad y aliado de los pueblos de Asia. A continuación la traducción de un fragmento de las declaraciones del senador Dole sobre lazos E.U.-Asia ante el Foro de Estadistas patrocinado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales el pasado 9 de mayo:
Los intereses norteamericanos en la paz, la seguridad, la libertad y la prosperidad de Asia son ahora mayores que nunca. Las raíces de la modernización que tiene lugar ahora por toda la región se remontan a los Estados Unidos de América. Fue Estados Unidos el que produjo la revolución tecnológica que se inició con el teléfono, el automóvil y la televisión. Fue Estados Unidos el que produjo la revolución política que garantiza los derechos del individuo, el voto universal, la libertad de prensa y la rendición de cuentas de nuestros líderes. Es el pueblo estadounidense el que inspiró en el resto del mundo la fe en el futuro. En Asia, como en muchas partes del mundo, se ha afianzado esa fe.
Si bien en Asia se nos aprecia por nuestros éxitos políticos, nuestros logros económicos y la fuerza de nuestros principios, nuestra influencia en Asia también depende del respeto que Asia tiene por nuestro insuperado poderío militar. Si hemos de extender nuestra influencia hacia el próximo siglo, por el bien de nuestros intereses y por el progreso pacífico de Asia, debemos oponernos firmemente a los llamados a que retiremos nuestras fuerzas militares de Asia, ya sea que esos llamados originen en las capitales de nuestros adversarios o aquí mismo en Estados Unidos. Nuestra presencia militar y nuestras alianzas en Asia son indispensables para nuestra seguridad, y hay que mantenerlas.
De modo que ahora recae en Estados Unidos la tarea de señalar el camino hacia adelante, como líder natural entre las naciones del Pacífico, hacia un futuro que preservará nuestros intereses comunes. Ya no podemos darnos el lujo de que el líder del mundo libre asuma una postura poco atenta, inconsecuente, vacilante y reactiva. Los intereses nacionales serios exigen una política nacional seria. Una presidencia Dole producirá dos cambios grandes comparado con el desempeño de la administración Clinton: primero, una política hacia Asia que sea merecedora de ese título; segundo, un esfuerzo coherente y bien manejado para adelantar el poderío de Estados unidos y sus objetivos en el Pacífico.
La influencia es la moneda del reino de la política exterior. Estados Unidos tendrá que afrontar retos, problemas, y puede que hasta crisis de seguridad nacional en Asia durante el transcurso de los próximos cuatro años. La única pregunta que queda es cuán alto será el precio que tendremos que pagar para resolver esos problemas. Tenemos que empezar por reafirmar nuestra función como garante de la seguridad, como aliado, socio comercial y buen vecino para los pueblos de Asia; en resumen, cumplir nuestra función singular de líder.
UNA AGENDA PARA LA EXPANSION DE LA OTAN
Al describir los objetivos de su presidencia en la política exterior, el senador Dole dice que "instará a la OTAN a comenzar conversaciones de acceso con Polonia, Hungría y la República Checa, y establecer el objetivo de acoger a los nuevos miembros de la OTAN en una cumbre en Praga en 1998". A continuación la traducción de algunos fragmentos de las declaraciones del senador Dole pronunciadas el 25 de junio en el Consejo de Asuntos Internacionales de Filadelfia.
La ampliación de la OTAN asegurará los logros de la democracia en Europa Central. Estabilizará la seguridad de Europa en la que Rusia también tiene algo en juego. Asegurará que los intereses de seguridad en Europa Oriental se aborden a través de la OTAN. Demostrará a la Rusia pos-soviética que la libertad que Europa Central y Oriental lograron en 1989 es permanente. Y será una salvaguardia inconfundible contra un revés en las tendencias democráticas en Rusia.
Se debe invitar hoy a Polonia, Hungría y la República Checa a ser miembros de pleno derecho de la OTAN. Muchas otras naciones, desde Eslovenia hasta los estados bálticos, aspiran justamente a alcanzar este objetivo. Y Ucrania, a pesar de la gran presión que sufre por su localización geográfica, sigue siendo un participante dispuesto, dedicado y bienvenido en las actividades cooperativas con la OTAN. Como he dicho antes, la expansión de la OTAN es un proceso que se debe iniciar con Polonia, Hungría y la República Checa, pero no debe terminar ahí.
Cuando sea elegido presidente, instaré a la OTAN a que inicie conversaciones de acceso con Polonia, Hungría y la República Checa, y a que establezca como objetivo la acogida de nuevos miembros de la OTAN en una cumbre a celebrarse en Praga en 1998, el 60mo aniversario de la traición de Munich, el 50mo aniversario de la toma de Checoslovaquia por los comunistas y el 30mo aniversario de la invasión soviética. No hay año más apropiado o lugar más adecuado para declarar que Europa Central se ha convertido en parte permanente de la comunidad atlántica.
Fomentaré activamente los esfuerzos de cooperación en la OTAN para el desarrollo y despliegue de defensas contra misíles en toda Europa, con el fin de protegernos contra ataques de misíles de los estados parias situados en el flanco sur de la OTAN.
Daré mi apoyo a la integración de las fuerzas militares de Europa Central y Oriental en la estructura de defensa de la OTAN, utilizando el programa de Garantías de préstamos para exportaciones de defensa, del que ha hecho caso omiso el presidente Clinton.
Como presidente, no concederé a Rusia el poder de veto sobre la expansión de la OTAN, pero entablaré con Rusia un diálogo serio sobre las relaciones de largo plazo con la OTAN. La OTAN, por su propia naturaleza, es una organización de defensa y sus intereses chocan con Rusia sólo cuando Rusia molesta a naciones soberanas. Una Rusia no expansionista no se verá amenazada por la extensión de la OTAN.
Agenda de la
política exterior de los Estados Unidos de
América
Publicaciones Electrónicas del USIS,
Vol. 1,
No. 14, Octubre de 1996.