Don Oberdorfer, periodista residente de la Facultad Paul H. Nitze de Estudios Internacionales Avanzados, de la Universidad Johns Hopkins, reúne muy bien las condiciones necesarias para llevar a cabo una gira de conferencias, auspiciada por USIS, que lo llevará a mediados de junio a Pekín, Chengdu, Nanjing y Shanghai, China. Los 38 años de su carrera periodística incluyen no sólo 17 años como corresponsal de The Washington Post para asuntos diplomáticos, sino tres años de reportajes desde el nordeste asiático y viajes extensos por Asia Oriental.Fue miembro del Grupo de Expertos sobre Política del Proyecto Asia, del Consejo de Relaciones Exteriores, que el mes pasado publicó sus recomendaciones sobre la política en Asia Oriental que puede llevar a cabo la próxima administración estadounidense, no importa cual sea el partido que la dirija. Oberdorfer hace aquí una breve descripción de algunas de las recomendaciones relacionadas con China:
"El último informe comenzaba, `En Asia Oriental está en marcha una gran transformación de consecuencias enormes para Estados Unidos. El hecho de que Asia haya surgido como un centro dinámico de la economía mundial constituye el cambio económico más importante de los últimos 50 años. La política exterior estadounidense ha sido lenta en captar el desafío que representa la transformación económica de Asia y el final de la Guerra Fría'.
"Tomando como punto de partida esta premisa, expusimos nuestras observaciones sobre los cambios en la región y nuestras recomendaciones sobre una política estadounidense para manejarlos.
"El problema único más importante que confronta Estados Unidos en la región, afirmamos, es cómo responder al ascenso (en realidad al retorno) de China a la posición de gran potencia. Estudiamos una amplia variedad de políticas y escuchamos muchas opiniones sobre la forma de tratar esta nación, vasta, populosa y cada vez más importante. Nuestra opinión ponderada, que yo respaldé con entusiasmo, es que la política de Bush-Clinton de mantener involucrada a China es esencialmente correcta, pero es necesario que se siga con mucho más vigor y a niveles más altos.
"Lo que atrajo más la atención fue nuestra recomendación de que el presidente de Estados Unidos debía procurar una reunión cumbre anual, en gran escala, con el líder de China, independientemente del estado de las relaciones políticas. También recomendamos reuniones periódicas a nivel de gabinete e intercambio entre legisladores estadounidenses y chinos, así como intercambios no oficiales, más intensos, entre grupos empresariales, académicos y humanitarios.
"Al recapacitar sobre la forma de tratar a China me vinieron a la mente algunas de las experiencias más intensas de mi carrera periodística, las cumbres y otras reuniones de trabajo a alto nivel entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética, que cubrí para la prensa.
"Cuando se celebraban las cumbres, la relación entre Washington y Moscú tendía a progresar, algunas veces en forma rápida. De una importancia igual eran las reuniones de negocios, intensas y periódicas, llevadas a cabo entre las cumbres de los secretarios de estado estadounidenses y los ministros de relaciones exteriores soviéticos (y las de altos funcionarios diplomáticos con el secretario general o presidente del otro país), que ayudaron enormemente a contener las muchas controversias que separaban a nuestros dos países.
"Como autor de un libro sobre las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, estoy más impresionado que nunca con el papel decisivo que tuvo la interacción personal cuando se trató de cuestiones internacionales difíciles. Problemas importantes entre los principales países no pueden solucionarse simplemente con el diálogo entre quienes formulan las políticas, que llegan a conocerse y a confiarse mutuamente; sin embargo, estoy convencido que sin ese diálogo, conocimiento y confianza es difícil o imposible llegar a una solución de las diferencias entre los principales países en la era contemporánea. Después de todo, las personas, así como la política y el interés nacional, son el eje de la diplomacia".
(Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no representan necesariamente los puntos de vista del gobierno de Estados Unidos).
Agenda de la Política de los Estados Unidos de América, Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol. 1, No. 4, mayo de 1996