Moose dice que la política de Estados Unidos hacia Africa hace hincapié en el apoyo a la consolidación de la democracia, la prevención y solución de conflictos y la promoción del crecimiento económico. "En este momento de la historia --dice-- Estados Unidos tiene una oportunidad única de ayudar al pueblo del Africa a formar las instituciones y los líderes que necesita para crear el cambio que ellos y nosotros buscamos en ese continente". Esta entrevista fue conducida por la redactora de USIS Peg McKay.
Pregunta: ¿Cuáles son los principales objetivos generales de la política de Estados Unidos hacia Africa?
Moose: Primero, procuramos apoyar los esfuerzos africanos para establecer gobiernos e instituciones democráticas. Queremos usar nuestra influencia para promover una verdadera democracia, haciendo hincapié en el gobierno transparente, el imperio de la ley y el respeto por los derechos humanos.
Segundo, queremos promover la terminación de los conflictos actuales y ayudar a impedir otros en el futuro.
Tercero, estamos usando nuestra vasta experiencia en el desarrollo y los negocios internacionales para ayudar a los africanos a lograr el crecimiento económico sostenido, a fin de que el futuro sea mejor que el presente.
P: ¿Qué progresos se han hecho en la creación de la democracia en Africa, y qué es lo que hace Estados Unidos para promoverla?
Moose: En la actualidad vemos éxitos democráticos firmes, como Namibia, Benin, Sudáfrica y Mali. Vemos países que comenzaron bien y tropezaron, como Níger, y vemos países que han retrocedido, como Gambia, Sudán y Nigeria, para mencionar tres de ellos. El progreso de Africa no ha sido lineal ni monolítico, pero hubo progreso. En 1989 había sólo cinco países africanos que podían ser descritos como democracias; en la actualidad hay 23.
La democracia es una cultura que no se puede imponer sino que debe desarrollarse desde adentro. Debemos aprovechar las oportunidades que se presentan y estar dispuestos a trabajar con diferentes grupos: gobiernos, legislaturas, parlamentos, asociaciones cívicas, organismos judiciales, la prensa y el sector privado. En este momento de la historia Estados Unidos tiene una oportunidad única de ayudar al pueblo de Africa a formar las instituciones y los líderes que necesita para crear el cambio que ellos y nosotros buscamos en ese continente.
P: ¿Cuáles son las principales cuestiones de mantenimiento de la paz con las que Estados Unidos trata en Africa y qué medidas se han adoptado para ayudar a resolverlas?
Moose: En el continente africano hay conflictos prolongados, enconados, y muchas de nuestras acciones, que vienen desde mucho antes de esta administración, han procurado lograr una solución de esos conflictos. Hubo algunos éxitos notables: las gestiones en Mozambique, que culminaron en las elecciones de noviembre pasado, y las gestiones actuales en Angola, que han dado por resultado un nuevo acuerdo de paz con respecto al cual ahora estamos trabajando fuerte para asegurar su ejecución.
En otros conflictos, como los de Liberia, Ruanda y Burundi, en los cuales hemos comprometido nuestra propia diplomacia en un esfuerzo por apoyar las iniciativas de paz africanas, hemos tenido frustraciones en muchos aspectos. Pero el costo humano de estos conflictos, así como el costo que sobrellevan los contribuyentes fiscales estadounidenses en su respuesta generosa a quienes están atrapados en ellos, hacen imperativo que continuemos nuestras gestiones, y así lo estamos haciendo.
También estamos tratando intensamente de encontrar maneras de anticipar e impedir conflictos futuros. En esto señalaría principalmente nuestra colaboración con la Organización de Unidad Africana (OUA) y las organizaciones subregionales en Africa. Creo que estamos viendo en la OUA un compromiso renovado por parte de los propios africanos para asumir un papel más grande en la prevención de conflictos.
En casos en los que no podemos evitar los conflictos, también necesitamos mejorar la capacidad de nuestras organizaciones, tanto internacionales como regionales, para responder a los conflictos. Y en esto, nuevamente, hemos estado trabajando con nuestros asociados en Europa -- la Unión Europea y otros -- para asegurar que las naciones africanas democráticas, que tienen un fuerte historial y reputación de participar en misiones internacionales y regionales de mantenimiento de la paz, cuentan con los medios para hacerlo.
P: ¿Con el Congreso avanzando hacia recortes del presupuesto federal, cree que habrá una reducción de la asistencia económica de Estados Unidos al Africa?
Moose: Muy lamentablemente, sólo el año pasado, el presupuesto que el Congreso aprobó para ayuda al exterior y programas en el extranjero fue reducido en alrededor del 25 por ciento. Eso nos preocupa profundamente porque influye severamente en nuestra capacidad de perseguir en Africa los objetivos que mencionábamos: democracia, prevención y resolución de conflictos y desarrollo sostenible a largo plazo.
Estas reducciones tienen lugar precisamente en un momento en el cual estamos viendo que se está efectuando una transición importante en Africa. Durante la última década hemos visto un aumento en el número de países que avanzan hacia las reformas democráticas y económicas. Con ello vemos el surgimiento de gobiernos que son más estables y capaces de asumir su propio papel en tratar con sus propios problemas internos así como para cooperar con nosotros y con otros en el tratamiento de problemas internacionales importantes.
Sería desafortunado si debido a la declinación de nuestro propio apoyo a estas transiciones se debilitara esa transformación. Y creo que nos encontraríamos confrontando más adelante algunos costos y consecuencias importantes.
De manera que para nosotros es realmente un momento de enorme oportunidad, una oportunidad de consolidar lo que ya se ha logrado y también una oportunidad de construir sobre eso para el futuro.
P: Usted ha mencionado una creciente colaboración entre Estados Unidos y las organizaciones africanas que involucra trabajar con el sector privado y con organizaciones africanas regionales. ¿Qué es lo que hace Estados Unidos para buscar esa clase de colaboración?
Moose: Donde participamos más en este momento es en el sur de Africa. Cuando el vicepresidente Gore visitó el sur de Africa en diciembre, firmó un memorandum de entendimiento con el secretariado de la Comunidad de Desarrollo Sudafricano, la agrupación de 12 estados sureños que se han unido en procura de formar una comunidad económica sudafricana. El objetivo, simplemente, es tratar de ayudarlos a crear un arreglo que permita el movimiento más libre de bienes, servicios y gente para crear un espacio comercial y de inversiones más grande en el sur de Africa.
Las economías del sur de Africa, en su mayor parte, son demasiado pequeñas, demasiado fragmentadas para atraer inversiones importantes e industrialización. La colaboración económica tiene que ser la llave para su futuro desarrollo y crecimiento económico.
Pero el papel del sector privado también es un factor clave. Los gobernantes de la región se han concentrado apropiadamente en la noción de crear el marco económico y comercial que permitiría al sector privado, tanto africano como internacional, desempeñar un papel mucho más activo en infundir energía a esas economías.
De manera que nuestra contribución ha tenido tres aspectos: número uno, ciertamente hemos trabajado para alentar este desarrollo; segundo, hemos suministrado experiencia para compartir lo que hemos aprendido de nuestras relaciones con otras comunidades económicas, incluso el NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte). Y tercero, hemos tratado de encontrar maneras de estimular más a nuestro propio sector privado para que asuma un papel más activo en esta parte del mundo.
P: Estados Unidos fue un fuerte partidario de la transformación de Sudáfrica de la segregación racial a una democracia multirracial. ¿Cuál es el estado de las relaciones con el nuevo gobierno de Mandela en ese país?
Moose: Creo que lo primero y principal que hay que ver es lo que se ha logrado en Sudáfrica en apenas los últimos cinco años. Ha ocurrido una transformación notable, que algunos incluso consideran milagrosa; una transformación de la que muchos habrían pronosticado que nunca podría ocurrir de una manera pacífica. Creo que eso, más que ninguna otra cosa, es un anticipo de la promesa y potencial del futuro de Sudáfrica.
Sudáfrica enfrenta al presente un número de desafíos al tratar de superar los legados de la segregación racial: las severas desigualdades de ingresos, de condición social y de oportunidad en esa sociedad. También está emprendiendo una importante revolución, si pudiéramos llamarla así, en términos del gobierno. Ha instalado una nueva forma de gobierno a nivel nacional y está recreando, reinventando gobiernos a nivel estatal y local.
Respecto a nuestra propia relación, claramente esa transición ha significado que las relaciones anteriores con el gobierno segregacionista sudafricano, que eran muy tirantes, han dado paso a una colaboración muy estrecha con el presidente Mandela y con los dirigentes actuales del gobierno de unidad nacional. En muchos aspectos vemos en Estados Unidos y en Sudáfrica una dedicación a las causas comunes, una de las cuales es la causa de demostrar que las sociedades multiétnicas, multirraciales y multiculturales no sólo pueden prosperar sino también florecer en la nueva situación global en la que vivimos. Y creo que ese ha sido uno de los factores claves de las fuertes relaciones oficiales y personales que han acercado a nuestros países.
P: ¿De qué manera afectan los problemas internacionales, como las drogas, el terrorismo y la delincuencia, las relaciones de Estados Unidos con Africa y qué medidas está adoptando Estados Unidos para tratar con ellos en Africa?
Moose: Estas amenazas --de enfermedades, ya sean en la forma del SIDA o del Ebola; del tráfico de narcóticos, en lo cual tenemos que recordar que aproximadamente del 30 al 40 por ciento de todos los narcóticos que entran a Estados Unidos llegan por vía de los carteles narcotraficantes africanos; el riesgo del terrorismo, que por lo general encuentra sus raíces en el descontento y en las privaciones que existen en las partes subdesarrolladas del mundo-- todas estas cosas son amenazas que dominan cada vez más el programa de seguridad de Estados Unidos.
Estos son problemas que no se prestan a soluciones unilaterales, requieren cooperación y colaboración. Esa colaboración sólo se puede encontrar con gobiernos que tienen propósitos comunes y principios comunes, y esa es aún una razón más por la cual hemos dado tanta importancia al apoyo y estímulo de la democracia en Africa. Nuestra experiencia nos dice que es mucho más probable que las democracias tengan en común con nosotros un interés compartido por el impacto y las consecuencias de esta clase de preocupaciones de seguridad.
Agenda de la Política de los Estados Unidos de América, Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol. 1, No. 4, mayo de 1996