LeDuc es médico de la División de Vigilancia y Control de Enfermedades Emergentes y Transmisibles
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Las causas de este resurgimiento son muchas y complejas e incluyen ciudades sobrepobladas, donde el crecimiento demográfico ha excedido la disponibilidad de agua potable y vivienda adecuada; el aumento en los viajes internos e internacionales; los cambios en el manejo, transporte y elaboración de los alimentos y el deterioro concurrente de los servicios de salud pública, como los laboratorios para la vigilancia y el diagnóstico, que son necesarios para reconocer rápidamente problemas emergentes.
El resultado neto es que la salud nacional se ha convertido en un problema internacional. Las enfermedades contagiosas no respetan las fronteras internacionales; por tanto, ahora el brote de una enfermedad en cualquier parte debe percibirse como una amenaza para la mayoría de los países y, especialmente, para aquellos que son ejes de las rutas internacionales.
Se ha visto que el problema es mundial en perspectiva y requiere liderazgo mundial para su solución. En este sentido la Organización Mundial de la Salud (OMS), está empeñada en idear una estrategia para fortalecer y coordinar su respuesta a las enfermedades contagiosas emergentes.
La OMS se encuentra en posición única para esta tarea de una respuesta mundial, porque tiene tanto el mandato como las redes necesarias para ayudar a los países del mundo a que adquieran la capacidad requerida para intensificar sus esfuerzos contra las enfermedades emergentes, de una manera coordinada. LA OMS puede asesorar a los países, particularmente en el mundo en desarrollo, en cuanto a la manera más eficaz de intensificar sus esfuerzos nacionales para detectar y luchar contra estas enfermedades, ya que mantiene relaciones continuas con los ministros de salud en todas partes del mundo.
Con la colaboración de varias redes, la OMS actúa en forma recíproca con centros en todo el mundo, mucho de los cuales están a la vanguardia de la investigación y el análisis de enfermedades y cuestiones de salud específicas. Mediante estos centros colaboradores la OMS puede movilizar los mejores científicos y expertos en medicina para ayudar en las actividades de respuesta a una emergencia o para formar parte de comités de expertos y grupos de estudio. La OMS también tiene bajo su responsabilidad el acopio y publicación de datos epidemiológicos de todas partes del mundo y de aplicar las normas internacionales en materia de salud.
Todas estas actividades se realizan por medio de una estructura orgánica que asegura la distribución de los costos entre todos los 190 Estados miembros de la OMS. Cada dólar que Estados Unidos contribuye al presupuesto ordinario de la OMS tiene una aportación paralela común de 3 dólares de otros países miembros.
Con base en el mandato otorgado por estos 190 Estados miembros en su Asamblea Mundial de Salud de mayo de 1995, la OMS ideó una estrategia para fortalecer y coordinar su labor en cuanto a las enfermedades contagiosas emergentes. Una nueva división, constituida el 1o. de octubre de 1995, servirá de centro de coordinación para los esfuerzos intensificados de la OMS en la vigilancia y lucha contra las enfermedades emergentes y transmisibles.
PRIORIDADES PARA LA ACCION
Se han celebrado dos reuniones internacionales en Ginebra (abril de 1994 y enero de 1995) para definir los campos en que la OMS podría contribuir mejor a la solución del problema de las enfermedades contagiosas emergentes y para estudiar el marco orgánico más apropiado para facilitar las actividades.
Se aprobaron cuatro metas principales: acrecentar la vigilancia mundial de las enfermedades contagiosas; fortalecer la infraestructura internacional necesaria para reconocer, notificar y responder a las enfermedades contagiosas que emergen o reaparecen; fomentar la investigación aplicada y mejorar la capacidad internacional para la prevención y control de enfermedades contagiosas.
La estrategia es consecuente con el plan ideado por los Centros de Estados Unidos para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), "La Amenaza de Enfermedades Contagiosas Emergentes: Estrategia de Prevención para Estados Unidos", pero con una perspectiva mundial. Se sugirieron tareas específicas para cada objetivo.
1. Acrecentar la vigilancia mundial
Estamos en el proceso de ampliar, lo que sea necesario, las redes de centros colaboradores de la OMS que podrían prestar sus servicios en la tarea de la vigilancia para reconocer y ayudar a responder a los brotes y los problemas emergentes.
Se identificaron varios objetivos específicos de una acción temprana: influenza, enfermedades producidas por virus exóticos, resistencia a los antimicrobianos, patógenos transmitidos por los alimentos. Algunas de estas redes ya están bien establecidas y han demostrado su utilidad.
Por ejemplo, la red para la influenza, que comprende más de 200 laboratorios en todo el mundo, aísla y caracteriza los virus de la influenza en circulación. Los resultados se transmiten luego a uno de los tres centros colaboradores de la OMS (ubicados en Atlanta, Londres y Melbourne) donde se refina la caracterización genética y antigenética de los virus aislados y se resumen los resultados en su conjunto. Todos los meses de febrero los representantes de los tres centros se reúnen en la sede de la OMS en Ginebra para decidir la composición de la vacuna de la influenza. Este sistema ha demostrado ser una forma bastante acertada de lograr que la vacuna coincida con los tipos principales de influenza en circulación cada año.
La iniciativa de las enfermedades emergentes se ha vinculado estrechamente con las campañas para la erradicación mundial del polio y para la eliminación del sarampión en las Américas, mediante la máxima utilización de las redes existentes de laboratorios colaboradores en las Américas y de las redes nuevas en otros sitios.
2. Fortalecer la infraestructura internacional
La OMS analiza las capacidades de los laboratorios, especialmente la disponibilidad de reactivos para establecer el diagnóstico, de equipos y de personal adecuado con la competencia debida para realizar diagnósticos de laboratorio de enfermedades contagiosas.
Esperamos que, a la larga, todos los países tendrán la capacidad necesaria para diagnosticar las infecciones de ocurrencia común y relacionar localmente etiologías específicas con las enfermedades clínicamente observadas. Por ahora nos concentramos en los centros que colaboran con la OMS para garantizar que puedan ofrecer su ayuda por medio de un sistema regional de envío de muestras problemáticas para someterlas a un análisis más complejo o para confirmar los resultados preliminares.
También se ha mejorado la comunicación, especialmente mediante el mayor uso de Internet, de tal manera que la información fluya en forma confiable entre los laboratorios de diagnóstico y las autoridades nacionales e internacionales en el campo de salud.
3. Investigación aplicada
Estamos empeñados en darle un uso más práctico a la revolución biotecnológica actual. Los aspectos que tienen mayor probabilidad de beneficiarse de estos avances son el diagnóstico, con el uso de antígenos claramente no infecciosos para pruebas serológicas rápidas y económicas; las herramientas epidemiológicas para precisar genéticamente los organismos infectantes y las medidas de control, como las que aseguren que los patógenos bactéricos sean susceptibles a los antibióticos que se prescriban.
Estos beneficios serán especialmente valiosos en lo que se refiere a las enfermedades que se encuentran primordialmente en el mundo en desarrollo, donde hay muy poco, o ningún ímputo para el desarrollo comercial, pero donde existen amenazas considerables para la salud pública.
4. Mejorar la prevención y el control
Mediante el uso de la información que se recoja al aplicar las recomendaciones anteriores, esperamos mejorar las medidas de prevención y control de enfermedades contagiosas. Muy probablemente la mayoría de los problemas no sean manejables sólo con vacunas; por tanto, deben definirse e instituirse medidas de salud pública prácticas para solucionarlos.
Por ejemplo, la solución de la resistencia a las drogas antimicrobianas, la lucha contra las enfermedades zoóticas y la batalla contra los parásitos transmitidos por los alimentos requerirán medidas prácticas en el plano local. Para definir acertadamente los problemas emergentes será esencial tener laboratorios nacionales o regionales debidamente equipados con personal competente y acceso a los reactivos apropiados para el diagnóstico y será decisivo contar con epidemiólogos y funcionarios de salud pública experimentados para coordinar las intervenciones. La red que está en proceso de formación deberá ayudar a facilitar el acceso a estos recursos.
APLICACION DEL PROGRAMA
La OMS tiene una red de 36 laboratorios en 27 países que se especializan en estos virus, entre ellos la Oficina Especial de Patógenos, del CDC y la División de Enfermedades Contagiosas de Transmisión Vectorial. Estos laboratorios fueron seleccionados por su competencia técnica y especialización y con frecuencia funcionan como centros nacionales de consulta para enfermedades viral.
Recientemente estudiamos estos laboratorios para determinar su competencia técnica y descubrimos que en general están bastante bien equipados, tienen fácil acceso a pacientes clínicamente diagnosticados y, en la mayoría de los casos, están asociados directa o indirectamente a los ministerios de salud del país o son centros universitarios independientes. Nos inquietó descubrir, sin embargo, que la mayoría no tienen los reactivos necesarios para diagnosticar muchas enfermedades virales comunes. Por ejemplo, el dengue y la fiebre amarilla son enfermedades virales de creciente importancia, ampliamente diseminadas, sin embargo, un tercio o más de los laboratorios en la red no tienen los reactivos necesarios para diagnosticarlas. Cuando se trata de enfermedades menos comunes, como Ebola, sólo cerca de un cuarto de los laboratorios tienen los reactivos requeridos para establecer el diagnóstico.
La situación global, según se observó, es la de una red de laboratorios generalmente bien preparados para el diagnóstico de enfermedades comunes en sus áreas geográficas individuales, pero a menudo incapaces de reconocer patógenos comunes presentes en otras partes del mundo. Con el fin de solucionar ésta y otras deficiencias, hemos iniciado un programa que suministrará reactivos para diagnósticos y entrenará a éstos a otros laboratorios especializados en virus internacionalmente.
Por ejemplo, en junio de 1995 auspiciamos un curso práctico en Nairobi, Kenya, para capacitar a virólogos de seis países del sur del Sahara en la confirmación en laboratorio de la fiebre amarilla y de otros virus transmitidos por artrópodos y fiebres hemorrágicas. Hemos incluido capacitación similar en una serie actual de cursos de laboratorio sobre polio y procuraremos producir grandes cantidades de reactivos de diagnóstico para estas enfermedades virales "exóticas".
La resistencia a los antimicrobianos es otra esfera de creciente preocupación internacional. Los patógenos bactéricos desarrollan resistencia a los antimicrobianos cuando éstos de usan intensamente y es necesario tener un método confiable para vigilar este problema.
A este efecto se ha creado una programa de computadora, WHONET, destinado al uso en laboratorios microbiológicos para facilitar el manejo local de los resultados de pruebas de sensibilidad antibiótica de virus aislados corrientes. Tanto los resultados cuantitativos como los cualitativos pueden guardarse y examinarse y la base de datos que conforman ayuda a los hospitales locales a definir sus problemas de resistencia a los antimicrobianos. Para el banco de datos se utiliza un sistema universal de archivo, de manera que cualquier laboratorio puede analizar sus propios datos así como los de otros laboratorios. Los datos acumulados pueden también comunicarse periódicamente a una instalación central, donde pueden ser resumidos para el análisis de tendencias locales, nacionales y regionales.
Actualmente más de 200 hospitales y laboratorios utilizan el programa WHONET, y se ha pensado ampliar su alcance y hacer un mayor uso de los resultados de pruebas acumulados, a medida que se refina el programa para enfermedades contagiosas emergentes. El CDC tiene una función decisiva en la ejecución de este proyecto, ya que ofrece el test esencial de control de calidad y de capacidad para los laboratorios contribuyentes.
De importancia igual a la vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos es el diseño de métodos simples para analizar los datos resultantes y, en particular, de pautas para modificar las políticas relacionadas con uso de drogas antimicrobianas. Esta tarea se ve complicada por el hecho de que la correlación entre la resistencia determinada en el laboratorio y el efecto terapéutico varía considerablemente entre las combinaciones requeridas de organismo y droga.
Es necesario tener una pauta clara del momento en que se deben modificar las drogas antimicrobianas recomendadas para enfermedades específicas, especialmente porque ello frecuentemente implica optar por tratamientos más costosos. También deben idearse estrategias para limitar la ocurrencia de la resistencia a las drogas antimicrobianas mediante políticas aplicadas efectivamente. Estas tendrán que ser apoyadas con la investigación adecuada. La vigilancia de la resistencia a las drogas antimicrobianas tiene un valor limitado a menos que su uso se defina claramente.
CONCLUSIONES
Las enfermedades contagiosas emergentes y el aumento en la resistencia a los antibióticos son problemas en todo el mundo que requieren liderazgo mundial para su solución. La OMS está en el proceso de preparar una estrategia multifacética utilizando los recursos y la pericia técnica existentes.
La estrategia es totalmente consecuente con el plan estadounidense diseñado por el CDC y con las recomendaciones formuladas por los 17 organismos estadounidenses gubernamentales que conforman el grupo de trabajo sobre enfermedades contagiosas emergentes y reemergentes, establecido por el Comité de Ciencia, Ingeniería y Tecnología Internacionales (CISET), del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología".
La estrategia de la OMS utiliza la infraestructura internacional de salud existente como base para mejorar la vigilancia mundial, acrecentar la capacidad de los laboratorios de salud pública locales y nacionales, fomentar la investigación aplicada para hacer frente a problemas prácticos y mejorar la prevención y control de las enfermedades contagiosas.