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Para poder realizar sus extensas actividades ilícitas y financiar el suntuoso estilo de vida de sus miembros, los carteles de la droga necesitan dar a las ingentes cantidades de dinero en efectivo que les reporta la venta de estupefacientes la apariencia de ingresos legítimos. Con ese fin, utilizan bancos, negocios de exportación e importación, así como intermediarios financieros, tales como agencias de cambio de divisas, para lavar este dinero sucio.Stanley Morris, director de la Red contra los delitos financieros (FinCEN), organismo del Departamento de Hacienda de Estados Unidos, es el más alto funcionario estodounidense encargado directamente de descubrir a los magnates del narcotráfico y otros delincuentes, tales como extorsionistas y contrabandistas de armas, y evitar que se hagan pasar a sí mismos y a sus "empresas" por negocios legítimos.
Jerry Stilkind, redactor asociado, entevistó a Morris el 6 de junio.
Pregundo: ¿Cuál es el volumen del lavado de dinero? Sabemos que abarca más que simplemente el lavado de dinero del comercio ilícito de estupefacientes.
Morris: Es difícil calcular la cantidad en dólares del lavado de dinero. Es una actividad delictiva. Las actividades delictivas sólo tienen éxito si son clandestinas y no se pueden medir. Pero sabemos que para prosperar, el crimen organizado tiene que lavar su dinero y que el volumen del comercio de estupefacientes y de otras actividades delictivas es muy grande. Y por consiguiente, se trata de algo muy importante. Yo he oído a personas razonablemente responsables hablar de 100.000 millones y de 300.000 millones de dólares en todo el mundo. También he oído en las Naciones Unidas hablar de cifras de hasta un billón de dólares. Yo no le doy demasiado crédito a esto.
El lavado de dinero comienza con el pago inicial, digamos, de una cantidad determinada de heroína. Ese dinero se mueve rápidamente. Se puede contar una y otra vez según va pasando por la organización delictiva para efectuar pagos y otras actividades. Así que es un asunto complicado. Hemos mantenido algunas conversaciones con expertos en la cuestión en Los Alamos, en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en otras organizaciones similares, para empezar a buscar mejores medios de identificar el volumen mundial de este negocio, pero no sería prudente que le diera una cifra.
P.: ¿Estaría usted de acuerdo con los cálculos según los cuales tal vez la mitad del total proviene del comercio ilícito de estupefacientes y, de ser así, de dónde provendría la otra mitad?
Morris: Creemos que así es; probablemente, la mitad es un cálculo razonablemente acertado. La otra mitad se debería a un poco de todo, desde fraude a extorsión. Si pensamos en la antigua Unión Soviética, la mayor parte de la actividad delictiva no consiste en el negocio del narcotráfico, sino más bien en la extorsión, el robo de automóviles y cosas así. El tráfico de armas es importante y luego están algunas de las actividades más comunes, tales como la venta de objetos robados, la prostitución y otras actividades delictivas básicas. Si suma todas esas piezas se encuentra con otra importante categoría de actividad delictiva.
P.: La misión de FinCEN es ejercer el liderazgo mundial en la prevención y detección del movimiento de dinero procedente de actividades ilícitas ¿Cómo lo hacen?
Morris: Disponemos de una serie de medios que el Departamento de Hacienda pone en marcha para prestar atención y mantener el liderazgo en este aspecto. Está el Grupo especial de acción financiera del grupo G-7 (los siete principales países industriales), cuya presidencia corresponde este año al Departamento de Hacienda, y cuya reunión se celebrará por primera vez en Estados Unidos a fines de este mes.
El año pasado volvimos a examinar a fondo las 40 recomendaciones para combatir el lavado de dinero: por ejemplo, los bancos deberían conocer a los clientes que efectúan depósitos y reciben transferencias de fondos, se debería informar a los funcionarios que sirven de principales observadores de sus países de los depósitos importantes en efectivo; algunas de ellas se modificarán y se adoptarán otras. También hay otros vehículos multilaterales. Hemos participado activamente en el Grupo especial de acción financiera del Caribe, que es una filial que se ocupa de las cuestiones del Caribe. De igual modo, el secretario (de Hacienda) Rubin presidió una reunión en Buenos Aires, Argentina, como parte de la labor propugnada por el presidente Clinton de seguimiento de la reunión de la Cumbre de las Américas de 1994.
Uno de los elementos aprobados en la Cumbre fue el establecimiento de un régimen contra el lavado de dinero que adoptarían todos los países del hemisferio. Hace sólo dos semanas, el secretario Rubin convocó una reunión de ministros de hacienda y anunció una importante campaña emprendida por Estados Unidos y, más concretamente, el Banco Interamericano de Desarrollo, para comenzar a prestar asistencia técnica y apoyo a diversos países, primero, evaluando sus necesidades y luego, tratando de proveer los recursos necesarios para combatir el lavado de dinero.
También hemos añadido a la agenda del foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (CEAP) la cuestión del lavado del dinero. El secretario Rubin ha insistido en la importancia de garantizar que los mercados de capital estén libres de corrupción y actividades ilícitas.
Y en el plano bilateral, nos parece muy alentador el establecimiento de unidades de inteligencia financiera similares a FinCEN, de las que actualmente existen 20 en el mundo, con las que hemos estado trabajando para establecer relaciones más eficaces. Incluyen países tan pequeños como Eslovenia y Panamá y tan grandes como Estados Unidos, Australia y Francia. Creemos que una organización multijurisdiccional, en estrecha colaboración con las instituciones financieras, es un medio muy importante en la necesaria tarea de prevención y de apoyo en materia de investigación para tratar de mantener nuestros bancos limpios y fuera del alcance del crimen organizado.
Acaba de regresar de México un equipo que ha celebrado una reunión con altos funcionarios de aquel país para explicarles el funcionamiento, en los planos multilateral y bilateral, de nuestros regímenes reguladores y de ejecución de las leyes.
P.: Usted ha dicho que el Grupo especial de acción financiera se reunirá aquí en Washington, ¿Podría decirnos algo acerca del programa y de lo que usted espera que salga de la reunión?
Morris: El primer orden del día será la revaluación de las 40 recomendaciones, y confiamos en que haya un consenso en modernizarlas, actualizarlas en una serie de aspectos. Por ejemplo, estamos convencidos de que es preciso ir más allá de los bancos, porque el lavado de dinero cada vez se va a realizar más en aspectos menos regulados del sector financiero. Estamos convencidos de que los gobiernos tienen que prestar atención al lavado de dinero, no sólo en relación con los narcóticos, sino en relación con todos los delitos graves. Creemos que la declaración de las instituciones financieras debería ser obligatoria y que la declaración de las transacciones financieras sospechosas debería estar protegida contra toda responsabilidad.
Estimamos que deberíamos estar mirando al futuro y que los gobiernos deberían analizar la evolución de los servicios financieros y de pagos con objeto de asegurar que no sean susceptibles de nuevas formas de lavado de dinero. También empezaremos a examinar cómo cumplen los países las recomendaciones. Hemos concluido en los últimos cuatro o cinco años lo que llamamos una evaluación mutua, en la que cada país se somete a una evaluación por autoridades jurídicas, reguladoras y de cumplimiento de las leyes de otros países para ver si existen leyes que permitan abordar el problema.
El paso siguiente, que comienza ahora y se extenderá a los dos próximos años, consistirá en una evaluación de la aplicación de esas leyes. Varios países ya han puesto en marcha este proceso. En tercer lugar, buscaremos medios de mejorar nuestra afiliación con otras organizaciones de Asia y el Caribe, tales como la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Consejo de Europa, la Interpol y la Organización Aduanera Mundial, todas las cuales desempeñan una función aquí, y queremos tratar de implantar mejoras.
Por primera vez daremos a conocer nuestra versión de la evolución del lavado de dinero, que publicaremos a finales de este mes. Es importante saber que contamos con la participación de 23 países en esta reunión y tenemos que procurar llegar a un cierto grado de consenso, lo cual no es tan sencillo como pudiera parecer.
P.: El Informe sobre la estrategia internacional de control de estupefacientes de Estados Unidos, de 1996, enumera una lista de cuestiones de alto interés o de medio-alto interés en relación con las actividades de lavado de dinero en una serie de países en desarrollo y desarrollados. ¿Por qué es importante que los países combatan el lavado de dinero? Después de todo, si se trata de un país pequeño o tiene una economía plagada de problemas, como sucede en partes del antiguo bloque soviético, ¿no se puede hacer una buena cantidad de dinero no haciendo preguntas sobre las transacciones bancarias?
Morris: Es interesante que me haya hecho esa pregunta, porque creo que, efectivamente, ése era el criterio que prevalecía hace unos años. Y, la verdad es que yo mismo, cuando estuve en algunos países del Este de Europa y de la antigua Unión Soviética, planteé la cuestión de que los bancos deberían declarar las actividades sospechosas y no realizar actividades de cierto carácter. Me miraron asombrados y dijeron, "Necesitamos capital de cualquier tipo".
Eso ha cambiado. Quedé muy impresionado en la reunión de Buenos Aires presidida por el secretario Rubin, que congregó a directivos de bancos centrales, de justicia y finanzas, a quienes lo que les preocupaba era que si no mantenemos nuestros bancos esencialmente protegidos, el crimen organizado florecerá y, dados los nuevos esfuerzos --en muchos casos muy recientes-- para permitir la libre empresa, los negocios honestos no podrán competir con los indeseables, con el crimen organizado. Serán arrojados por estos elementos de nuestras sociedades. De hecho, el dinero sucio aleja al dinero limpio, y, si esto sucede, el poder económico pasará a manos del crimen organizado. El poder económico, por supuesto, se puede transformar en poder político en las democracias nuevas y frágiles que de repente se encuentran controladas por organizaciones delictivas. Así que, casi sin excepción, creo que sin excepción, todos los países indicaron que esto era muy importante para ellos si iban a funcionar como democracias con mercados libres. Esos mercados tienen que ser justos y no se puede permitir que el crimen organizado los pervierta.
Por tanto, de lo que aquí se trata no es decir "Bueno, dejaremos que entre este capital". Permitir la entrada del capital significa la entrada de los granujas y, muy pronto, los granujas están en control. Esta es, en pocas palabras, la razón por la que ésta es una cuestión tan seria.
P.: ¿Diría usted que este sentir está igualmente extendido en el Caribe, donde una serie de países han sido acusados de permitir el lavado de dinero?
Morris: Yo creo que en el mundo entero, la gente está cada vez más convencida de que es preciso adoptar medidas para abordar este problema. Creo que, evidentemente, existen diferentes grados de entusiasmo y voluntad política, tanto en el Caribe como en cualquier otro lugar. Hace tan sólo un par de semanas estuve en Jamaica donde se está debatiendo una nueva legislación de gran importancia. Aruba y las Antillas holandesas han promulgado nuevas leyes y Aruba ha nombrado --acabo de conocerla-- una nueva directora de la Unidad de inteligencia financiera. Las Caimán creo que han estado adoptando importantes medidas. Al ministro de justicia de Antigua, cuando estuvo aquí, le pareció suficientemente importante venir a FinCEN y pasar aquí algún tiempo.
Por tanto, creo que estamos presenciando un renovado interés y preocupación entre los gobiernos. Eso no quiere decir que no exista corrupción y que algunos elementos dentro del gobierno no estén haciendo la vista gorda para estimularla.
Y, por supuesto, ésa es la cuestión. Tenemos que velar por que las fuerzas del bien sean más fuertes que las fuerzas del mal y tenemos que velar por que las fuerzas del bien dispongan de los instrumentos necesarios para triunfar.
P.: ¿Incluiría usted a Panamá entre esos países que están ahora adoptando medidas eficaces? Junto con otros países del Caribe éste ha sido identificado como un paraíso del lavado de dinero.
Morris: Panamá ha dado algunos pasos para establecer una unidad de inteligencia financiera, promulgar algunas leyes contra el lavado de dinero. Tiene un sector financiero muy vibrante. Tiene una zona franca que crea algunos problemas. Pero, evidentemente, hay algunos altos funcionarios en el gobierno panameño que están firmemente comprometidos a velar por que Panamá consiga mantener alejado cualquier dinero derivado de actividades ilícitas, que están tratando de reducir el tamaño y la fuerza del crimen organizado. Y es importante señalar que ninguno de esos problemas es asunto de otros países. Puede que estemos incurriendo en un poco de arrogancia norteamericana. El hecho es que el motivo por el cual Estados Unidos sabe tanto de este problema es que lo hemos padecido durante tanto tiempo, y tenemos nuestros propios casos de corrupción y nuestras propias flaquezas. Por tanto, cuando presentamos medidas que es preciso adoptar, yo les digo a mis colegas de todo el mundo que pueden, no sólo considerar los éxitos de Estados Unidos, sino también aprender de nuestros fracasos.
P.: Con respecto al futuro, usted ha manifestado graves inquietudes en cuanto a las transacciones electrónicas y cómo pueden utilizarlas los lavadores de dinero. ¿Podría presentar a grandes rasgos los problemas que puede plantear esta nueva tecnología y lo que están haciendo para tratar de evitarlos?
Morris: El cambio lleva consigo tanto oportunidades como riesgos, y vemos que se está produciendo un cambio importante en los servicios financieros, que no creo que sea demasiado fuerte calificar de revolucionario. Creo que la índole de la banca está experimentado una revaluación fundamental, tanto en este país como en el resto del mundo, impulsada por la tecnología y las nuevas formas de servicios de pago. Hemos empezado a ver muy pronto el potencial en términos tanto de oportunidad como de riesgo de algunos de estos cambios. Hemos empezado a trabajar con la industria y con el contralor de la moneda de Estados Unidos, Eugene Ludwig, que está coordinando la labor del Departamento de Hacienda para asegurar que comprendemos lo que está sucediendo aquí, y ver cuáles son los riesgos y las oportunidades y tratar asegurar el máximo de oportunidades y el mínimo de riesgo.
P.: Si los lavadores de dinero pueden utilizar la tecnología moderna, las computadoras y el Internet para mover rápidamente dinero a, prácticamente, cualquier lugar del mundo, ¿no supone esto que en el futuro ustedes necesitarán una cooperación internacional incluso mayor de la que necesitaban en el pasado?
Morris: Sí. Creo que este aspecto, probablemente tanto como cualquier otro, exige un arreglo en íntima cooperación, porque el dinero se mueve a la velocidad de la luz a través de las instituciones financieras en casi todo el mundo. Esto complica mucho la tarea de seguir la pista del dinero. Por eso el establecimiento de esas unidades de inteligencia financiera es un importante primer paso.
También creemos que estas tecnologías nos brindan oportunidades. Hemos establecido enlaces en Internet --creo que ahora tenemos 14 conectados-- que nos permiten intercambiar información inmediatamente sobre lo que vemos y las clases de problemas que estamos observando, así como prestarnos ayuda mutuamente. Como les digo, eso puede hacerse, literalmente, al precio de una llamada de teléfono local y a la velocidad de la luz. Así es que creo que hemos tratado de prestar atención a este aspecto y de considerar estas tecnologías como oportunidades para los buenos, no sólo para los malos.
P.: ¿Se han convertido las instituciones no bancarias en un elemento importante de la campaña del lavado de dinero?
Morris: Hemos observado que cada vez que empezamos a hacer presión en un sector, se empiezan a concentrar más en él la atención y la luz. La luz no es algo que les guste a las organizaciones delictivas. Les gusta funcionar en la oscuridad y hacen sus operaciones en las zonas que ofrecen menos oportunidades de exposición. Y en la mayoría de los países del mundo hemos establecido regímenes bastante eficaces que tratan con la banca tradicional y ejercemos una supervisión eficaz de los bancos, ministerios de hacienda, bancos centrales y organismos similares.
Hay menos supervisión sobre las instituciones no bancarias, bien sean remitentes de dinero o cobradores de cheques o, en algunos casos, casinos, agentes de bolsa, compañías de seguros y otros semejantes, o el esquema regulador es diferente. Por eso cuando aumente nuestra eficacia con los bancos, los delincuentes empezarán a mover su dinero a través de organizaciones no bancarias que prestan servicios financieros (un cajero de cheques que probablemente también tiene lazos con un agente de la Western Union y puede incluso prestar dinero por su cuenta); los grandes casinos a menudo ofrecen crédito para el juego, envían dinero por cable, emiten cheques y hacen otras cosas por el estilo. Así que, si a usted le van a examinar atentamente en el banco, pero no tan atentamente en el casino, usted va al casino.
Como ya he dicho, uno de los cambios que esperamos como resultado de la reunión del Grupo especial de acción financiera de Washington es una declaración inequívoca de la importancia de examinar las instituciones financieras no bancarias con el mismo rigor que a las instituciones financieras.
P.: Finalmente, ¿hay algo que deseara añadir, algo que yo no haya tocado?
Morris: Supongo que añadiría, y estoy seguro de haberlo dicho antes, que la tarea de hacer frente al lavado de dinero es compleja, El problema no encaja de manera cabal en ningún marco burocrático determinado. Es importante que a los problemas complejos se les den soluciones complejas, y creo que los gobiernos necesitan, realmente, examinar de nuevo cómo realizan sus actividades y establecer los tipos de cooperación entre elementos gubernamentales que son necesarios para el éxito. H.L. Mencken (escritor estadounidense) ya lo dijo hace tiempo: "Para cada problema difícil, complejo, desafiante, hay una solución sencilla, fácil, barata, que es la equivocada".
Cuestiones Mundiales
Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol. 1, No. 7, julio de 1996.