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Algunos lo han llamado "Eco-Kid Power" o el movimiento ecológico de los niños, mientras otros dicen que es "la pesadilla más reciente de los padres". La manía más reciente que se ha apoderado de la juventud de los Estados Unidos es la conciencia ambientalista, y ello se debe en buena medida a la propagación de las cuestiones ecológicas en las aulas. Este movimiento ha llegado a casi todos los distritos escolares de la nación, a medida que se les enseña cada vez más a los niños sobre la importancia del medio ambiente.
Más estudiantes de escuela secundaria de Pensilvania reciben más clases de educación ambientalista que de física. Hasta el gobierno federal participa activamente. En 1990, el entonces presidente George Bush firmó la Ley Nacional de Educación Ambientalista, que asignó 65 millones de dólares durante cinco años para crear dentro de la Administración de Protección Ambiental (EPA) una Oficina de Educación Ambientalista que sirva como centro distribuidor de materiales sobre el medio ambiente.
La mayor parte de la información escolar sobre el medio ambiente, incluso la mayoría de la que consignan las listas del centro distribuidor de la EPA, proviene de guías literarias y docentes elaboradas y distribuidas por las principales entidades ambientalistas. Estos materiales incluyen de todo, desde Vanishing Rain Forests Education Kit (Equipo de educación sobre los bosques pluviales en extinción) del Fondo Mundial de la Fauna Silvestre y What I Can Do To Save the Bay (Qué puedo hacer para salvar la bahía) de la Chesapeake Bay Foundation hasta Air Pollutants and Trees (Los contaminantes del aire y los árboles), el programa de la Acid Rain Foundation (Fundación contra la Lluvia Acida), y el boletín informativo y educativo del Sierra Club, Sierraecology. Materiales similares van dirigidos a los niños en sus propios hogares, inclusive 50 Simple Things Kids Can Do To Save the Earth (50 cosas simples que pueden hacer los niños para salvar la Tierra), del cual se han vendido casi un millón de ejemplares, y el popular programa de televisión "Captain Planet and the Planeteers" (Capitán Planeta y los planetarios), para no mencionar la reciente película de largo metraje "Fern Gully... The Last Rainforest" (Fern Gully... El último bosque pluvial).
Es completamente apropiado que los niños aprendan sobre el medio ambiente. En efecto, todo programa general de ciencias para las escuelas primaria y secundaria debería incluir instrucción sobre la cadena alimentaria, los ciclos de vida de las diversas especies y nociones fundamentales de meteorología. Caminar por senderos naturalistas y acampar en el monte pueden ser experiencias educativas valiosas, particularmente si a los niños se les enseña a comprender lo que ven. Desafortunadamente, mucho de lo que se les enseña a los niños es ingenuo y erróneo. Entre la creciente información errónea sobre el medio ambiente propagada a través de las aulas hay 10 mitos que les dan a los niños una comprensión incompleta de las cuestiones ambientales.
La manía del reciclado se ha apoderado de las escuelas de Estados Unidos. De costa a costa de la nación, los niños organizan programas en sus escuelas y vecindarios, separando su basura y enviando botellas, latas, periódicos y residuos de jardín a sus centros de reciclado locales. Varias entidades ambientalistas, así como la EPA por medio de su campaña "¡Recicle hoy!", promueven activamente el reciclado como medio de "ayudar a eliminar el duende de la basura". Personajes de dibujos animados como Henry Cicle (que en inglés suena parecido a "Hen Recicla") y el Capitán Planeta inculcan la práctica en los niños de escuela primaria.
En una guía para padres y educadores -- This Planet Is Mine (Este planeta es mío)-- Mary Metzger y Cynthia Whittaker sostienen que el reciclado "es con mucho la técnica de eliminación de residuos más lógica y que permite más ahorro de energía". Este sentir lo respalda la publicación de la EPA Let's Reduce and Recycle: Curriculum for Solid Waste Awareness (Eliminemos y reciclemos: programa de toma de conciencia de los residuos sólidos), en la cual se enseña a los niños desde el jardín de infantes hasta sexto grado que el reciclado reduce la contaminación y preserva recursos naturales, energía, dinero y terrenos destinados a vaciaderos de basura.
Aunque el reciclado es con frecuencia un medio razonable de eliminar los residuos sólidos, no es tan evidente que sea siempre benéfico para el planeta. Durante años se han reciclado con fines de lucro las latas de aluminio -- en efecto, las compañías pagan por las latas usadas -- debido a que el reciclado del aluminio cuesta menos energía y dinero que producir latas con los materiales originales. Aunque el papel reciclado se puede usar como papel de periódico, papel de contabilidad y para hacer cajas de cartón, no es apropiado para productos de papel que requieren la fuerza más grande del papel original, debido a que las fibras tienden a deteriorarse durante el proceso de reciclado. El blanqueo del papel reciclado contamina más agua que el blanqueo del papel elaborado con pulpa virgen. Incluso cuando los materiales se recogen para reciclarlos, con frecuencia no se usan con ese propósito. En Islip, Nueva York, hay montañas de vidrio coloreado procedente de botellas recogidas para reciclarlas, y en la capital de la nación el papel de diario recogido para reciclarlo se pudre en los depósitos.
A los niños se les dijo durante un programa escolar especial de CBS que "el reciclado salva árboles" y que si todo el papel fuese reciclado, ello salvaría 500.000 árboles por semana. Sin embargo, el 87 por ciento de todo el papel usado en Estados Unidos se produce con árboles que la industria papelera planta y cultiva con ese propósito. Si hubiera menos interés en el mercado por productos de papel no reciclados, probablemente también disminuiría el incentivo para plantar más árboles. Por lo tanto, ¿es realmente el reciclado una política que sirve para preservar árboles? ¿O podría en realidad revertir la actual tendencia de crecimiento de los bosques de Estados Unidos? Roger Sedjo, de la entidad de estudios ambientalistas Resources for the Future (Recursos para el futuro), puntualiza que durante los últimos 40 años hubo un firme aumento de las tierras boscosas de Estados Unidos, y que "las compañías con fines de lucro plantan, cultivan y talan bosques en una escala sin precedentes". Este crecimiento ha sido alentado por la existencia de mercados activos para los materiales de pulpa virgen.
Más aún, no se ha aclarado si el reciclado es siempre la opción "ambientalmente" preferible para la eliminación de los residuos sólidos. A primera vista, por ejemplo, la limpieza de los pañales de tela podría parecer menos derrochadora que tirar a la basura los pañales desechables, pero la recolección y esterilización requieren grandes cantidades de agua, energía (para producir calor y transporte), y detergente, sin mencionar el tiempo adicional usado en la limpieza. Si el reciclado requiere más consumo de energía, podría no resultar en la preservación neta de recursos que desean los ambientalistas.
El plástico ha llegado a ocupar el primer lugar en la lista de enemigos de los niños ambientalistas. Entre las "55 maneras divertidas en que los niños pueden lograr un cambio significativo", enumeradas en el libro I Helped Save the Earth (Yo ayudé a salvar la Tierra) de Michael O'Brian, se cuentan: "Use papel, no plástico", "No compre bebidas en envases de plástico". 50 Simple Things Kids Can Do to Save the EArth (50 cosas simples que pueden hacer los niños para salvar la Tierra) exhorta a todos los niños a "eliminar la espuma de estireno" porque "el uso de espuma de estireno significa usar recursos preciosos... y agregar más basura a nuestro mundo". Afirma además que "¡la espuma plástica se hace frecuentemente con productos químicos que agrandan el agujero de la capa de ozono!". Una madre de Nueva York declaró a The New York Times que los sentimientos de su hijo de 12 años contra el plástico son tan vehementes que "si algo es de plástico y quiero usarlo, tengo que esconderlo".
Este mensaje aparentemente ha tenido un efecto importante. En Closter, Nueva Jersey, se acredita al grupo de escuela primaria Kids Against Pollution (KAP o niños contra la contaminación) haber promovido con éxito una prohibición de los envases de espuma plástica en su comunidad, y la entidad ha desarrollado gran actividad para presionar a McDonald's a fin de que abandone los envases de estireno para sus hamburguesas.
Una de las razones por las que se ataca a los plásticos es que con frecuencia son difíciles de reciclar. Además, por lo general, los plásticos no son biodegradables, y quizás lo más importante sea que, en vez de ser "naturales", se producen sintéticamente con productos químicos generados artificialmente. Por lo tanto, el uso de plástico se ve como una fuente inevitable de contaminación y una contribución innecesaria a la corriente de los residuos sólidos.
Debido a que raramente se los recicla, la mayoría de los productos de plástico toma finalmente el camino del vaciadero de basura. La preocupación ambiental más grande planteada por el uso de vaciaderos es la posibilidad de que los residuos tóxicos infiltren las napas de agua subterránea locales. No obstante, el plástico es típicamente inerte y, por lo tanto, garantiza que no se descompondrá. La condición estable del plástico -- el hecho de que no sea biodegradable -- es una protección para la salud humana cuando se lo deposita en los vaciaderos.
Desde luego, a muchos niños les trastorna la noción de que el plástico colocado hoy en la tierra por la gente permanecerá allí durante siglos. Pero aunque el plástico no se descompone en el vaciadero, tampoco hace ninguna otra cosa, por lo general. Como mostró el estudio de William Rathje de la Universidad de Arizona, ni siquiera los papeles se descomponen en los vaciaderos durante décadas. Lo que se argumenta contra el plástico también podría usarse en contra del papel.
Los niños que se sienten incómodos usando plástico podrían preguntarse por qué el plástico se usa tan comúnmente en la sociedad contemporánea. Los envases de plástico limitan la rotura y el daño, y hacen posible distribuir alimentos y medicinas a grandes distancias a costos significativamente más bajos. Con plástico se pueden hacer envases livianos pero fuertes para cualquier cosa, desde golosinas y bebidas sin alcohol hasta vitaminas y hortalizas que de otra manera requerirían enormes gastos de recursos naturales. ¿No compensan estos beneficios, por lo menos en parte, las preocupaciones ambientalistas en torno a su eliminación?
Consideremos el envase aséptico, el envase sintético de las "cajas de jugo" que tantos niños llevan a la escuela con sus meriendas. Una de las críticas contra el envase aséptico es que es casi imposible de reciclar, pero en casi todos los otros aspectos es ambientalmente preferible a las otras clases de envases. Los envases asépticos no sólo no requieren refrigeración para preservar su contenido sin que sufra daño, sino que su fabricación requiere menos de la décima parte de la energía necesaria para hacer botellas de vidrio.
Lo que es cierto para las cajas de jugo también es cierto para otras formas de envases sintéticos. El uso del poliestireno, al cual se llama comúnmente (y equivocadamente) "Styrofoam" o espuma de estireno, puede reducir espectacularmente el derroche de comida debido a sus propiedades aislantes. (Gracias a estas propiedades, los vasos de poliestireno se prefieren a los de papel para servir café caliente en el invierno). La producción de poliestireno también requiere muchos menos recursos que la de papel. Como documentó la revista Science, se puede producir un vaso de poliestireno con solamente una sexta parte del material físico, una duodécima parte del vapor y una décima parte de la electricidad de su contraparte de papel. No es sorprendente que los vasos de poliestireno sean 60 por ciento más baratos. También debería observarse que, en contra de las percepciones populares, la producción de poliestireno no ha requerido desde hace muchos años el uso de clorofluorocarbonos (CFC), por lo cual no presenta una amenaza a la capa de ozono.
Los beneficios ambientales del plástico se demuestran cada día cuando más de un millón de estudiantes estadounidenses reciben su porción de leche en pequeñas bolsas de plástico cuya producción requiere menos material que el envase de cartón corriente y que crea 70 por ciento menos de basura por volumen. En efecto, el plástico es típicamente menos voluminoso que otras formas de envase y, por lo tanto, reduce la cantidad de residuos sólidos.
Muchos dirigentes ambientalistas reconocen ahora que la decisión de usar plástico o papel no es tan tajante como habían supuesto con anterioridad. Como reconoció John Ruston, del Environmental Defense Fund, en declaraciones a The New York Times, "No creo que tengamos pruebas firmes de que uno sea mejor que el otro". No obstante, se siguen enviando a los niños de edad escolar mensajes contra el plástico como parte de la educación ambientalista.
El popular libro para niños 50 cosas simples que pueden hacer los niños para salvar la Tierra, declara: "Producimos tanta basura que en muchos lugares no hay donde enterrarla". Otra publicación de EarthWorks, Kid Heroes of the Environment (Niños héroes del medio ambiente) dice que "Estados Unidos enfrenta una crisis de la basura; nos vamos quedando sin lugares donde arrojar la basura". Un manual producido por el Council for Solid Waste Solutions Soluciones del Consejo para los Residuos Sólidos) instruye a los niños sobre la manera de establecer programas escolares de reciclado debido a que "los vaciaderos repletos amenazan a la Madre Tierra". En Nueva Hampshire, una guía del maestro publicada por el estado para el Día de la Tierra de 1990 insta a los estudiantes a escribir a las compañías quejándose del "envase excesivo" y el programa de residuos sólidos de la EPA sostiene inclusive que la creciente "crisis de la basura" es un problema que "amenaza con debilitar nuestras ciudades y consume porciones valiosas de nuestra base de recursos naturales". La preocupación ambientalista de muchos niños se funda en la premisa subyacente de que se produce demasiada basura y que no hay donde ponerla.
Sin embargo, hay amplio espacio en el cual se puede eliminar la basura de Estados Unidos por medio de vaciaderos, si ese es el método que se desea. Como demostraron los estudios de A. Clark Wiseman de Resources for the Future, toda la basura sólida producida en Estados Unidos durante los próximos 1.000 años podría entrar fácilmente en un solo vaciadero que representaría menos de una décima parte del uno por ciento del territorio de la nación. Este vaciadero tendría aproximadamente 70 kilómetros por lado y apenas 35 metros de profundidad. Si hay espacio más que suficiente para eliminar la basura de Estados Unidos, ¿se puede decir realmente que hay demasiada basura? Dado que los vaciaderos son mucho más baratos que la mayoría de los otros medios de eliminación de basura, abogar contra su uso significa que se gastará más dinero en la eliminación de residuos y habrá menos para gastar en otras cosas. Algunas comunidades hasta han descubierto que los vaciaderos modernos pueden ser una adición bienvenida al vecindario, al crear empleos y recursos económicos sin producir los peligros ambientales y las objeciones estéticas que acompañaban a los vaciaderos del pasado.
Aunque los vaciaderos siguen siendo una opción ambiental y económicamente viable, se están desarrollando continuamente otros métodos de eliminación de residuos. Un método cada vez más atractivo son las instalaciones de transformación de "basura en energía", en las cuales los residuos pueden convertirse en una fuente de energía. A medida que más comunidades comiencen a depender de este método para la eliminación de residuos, la basura se convertirá en realidad en un producto básico importante. Lo que es más, si realmente llegara a escasear alguna vez lugar para instalar vaciaderos, el aumento resultante de los costos de eliminar la basura alentaría a las personas a reducir la cantidad de basura que producen y a desarrollar otras opciones de eliminación de residuos.
Es importante recordar que la actividad humana siempre ha involucrado la producción de basura, y que los esfuerzos para reducir esta última, e incluso eliminarla, deben causar en última instancia la desaparición de mucha actividad humana. Los envases de productos podrán terminar en el vaciadero de basura, pero durante su vida también sirven funciones importantes, como la preservación y protección de bienes perecederos. Mientras la sociedad cuente con amplia capacidad de disponer de la basura que produce, parece que hay pocas razones para asustar a los niños con una supuesta "crisis" de la basura.
ABC's for a Better Planet (ABC de un planeta mejor), libro para niños con las inmensamente populares tortugas mutantes Ninja, recomienda que los niños "hagan que los padres compren frutas y hortalizas cultivadas orgánicamente, es decir, sin pesticidas químicos. Los productos cultivados orgánicamente podrán no tener una apariencia perfecta, pero su gusto es muy bueno y son buenos para ti". Earth Day (El Día de la Tierra), escrito por Linda Lowery, está dirigido a niños de jardín de infantes hasta cuarto grado y dice: "La gente no necesita usar pesticidas en sus cultivos y jardines. Hay maneras más naturales y más seguras de proteger las plantas y ayudarlas a crecer".
Para destacar aún más la preocupación por los pesticidas, la Ley Nacional de Educación Ambientalista requiere que la EPA otorgue anualmente un Premio Rachel Carson, en homenaje a la autora que interesó por primera vez a la gente común y corriente en los pesticidas con su libro Silent Spring (Primavera silenciosa) en 1962. Una biografía de Carson es también una de las primeras en una nueva serie de libros para niños publicada por la editorial Silver Burdett Press, de Simon & Schuster.
Aunque Carson merece crédito por elevar la conciencia sobre los efectos potencialmente peligrosos del DDT para las águilas y las águilas pescadoras, muchas de las preocupaciones que promovió, como el temor al riesgo de que haya residuos de pesticidas en los alimentos, son muy exagerados. Metzger y Whittaker dicen a los padres y educadores ambientalistas en This Planet Is Mine que el uso de pesticidas mata a millones de personas, y que "los niños con frecuencia están más expuestos a los pesticidas" que los adultos. Sin embargo, las investigaciones pioneras del bioquímico Bruce Ames, de la Universidad de California en Berkeley, han demostrado que los residuos de pesticidas en alimentos, como frutas y hortalizas, no presentan un riesgo significativo para la salud.
Ames observa que "el 99,9 por ciento del peso de todos los pesticidas que ingerimos son naturales, producidos por las propias plantas de frutas y hortalizas como parte de su mecanismo protector". Esto se puede observar en muchos alimentos comunes. Aunque "todos se preocupan por cantidades diminutas de dioxina", Ames ha descubierto que "el brécol contiene naturalmente mucho más de un compuesto parecido a la dioxina que la cantidad a la que uno podría llegar a quedar expuesto por medio de la contaminación con dioxina en el medio ambiente". Pero, agrega Ames, incluso los niveles más altos de compuestos cancerígenos presentes naturalmente en los alimentos crean un riesgo de salud insignificante.
Como resultado del pánico causado por el Alar -- una sustancia usada para reforzar los tallos de las manzanas e impedir que los frutos caigan del árbol prematuramente -- una cantidad de madres preocupadas llamaron a la EPA para preguntar si se podía verter el jugo de manzana por la tubería sin peligro. Sin embargo, el Alar no presentaba amenaza alguna para sus hijos. Como observó el profesor Joseph Rosen, de la Universidad de Rutgers, el Alar "no ha sido identificado como causa de un solo cáncer de la infancia". En efecto, según el doctor Sanford Miller, decano de la Facultad de Ciencias Biomédicas del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, "el riesgo que los residuos de pesticidas les plantean a los consumidores es cero". Como lo expresó al fallecido columnista Warren Brookes, "esto es lo que unas 14 sociedades científicas, en representación de más de 100.000 microbiólogos, toxicólogos y científicos de la alimentación, dijeron en la época del ridículo pánico del Alar. Pero hicieron caso omiso de nosotros".
Ames observó que aunque los residuos de pesticidas no presentan una amenaza apreciable para la salud humana, el impacto probable de las medidas para limitar el uso de pesticidas "será aumentar el riesgo de cáncer, porque reducirá el consumo de los alimentos que precisamente son más benéficos para prevenir el cáncer". Los pesticidas, incluso los compuestos para combatir insectos, malezas y hongos, aumentan la productividad agrícola y ayudan a impedir la descomposición de los alimentos. El resultado es que las frutas y las hortalizas están a disposición del consumidor con más facilidad y a precios más bajos. Y los aumentos de eficiencia agrícola gracias a los pesticidas han permitido a los agricultores producir más alimentos mientras dedican menos tierras a los cultivos. Se cortan menos árboles y se rellenan menos pantanos para satisfacer los aumentos de la demanda de alimentos.
Las tortugas mutantes Ninja les dicen a nuestros niños que la "lluvia ácida" contamina los ríos y mata los peces y los árboles. 50 cosas simples sostiene que "la lluvia ácida es extremadamente perjudicial para las plantas, ríos y lagos.... En algunos lugares está matando los bosques. Y contamina el agua que la gente y los animales necesitan para beber". La EPA registra a la Acid Rain Foundation como fuente de materiales educativos en su folleto Environmental Education Materials for Teachers and Young People (Grades K-12) (Materiales educativos sobre el medio ambiente para maestros y niños - Jardín de infantes hasta 12mo. grado). Los materiales provistos incluyen actividades educativas sobre la lluvia ácida para alumnos de cuarto a octavo grado y un programa para sexto a 12mo. grado que repite estas acusaciones una y otra vez.
En otras fuentes también hay disponible información semejante. La revista de tirillas para niños Water in Your Hands (Agua en sus manos) publicada por la Soil and Water Conservation Society y distribuida por el gobierno federal sostiene que "la precipitación ácida puede dañar las plantas en tierra así como las plantas y animales que viven en corrientes y lagos a miles de kilómetros del lugar de origen de la contaminación. Ya hay muchos lagos en los cuales pueden vivir sólo unas pocas especies debido al alto nivel de ácido". La solución propuesta es que la gente use menos energía. Debería viajar menos en automóvil y "usar menos electricidad. Cuanto menos use usted, menos energía tienen que generar las plantas que queman carbón. Eso podría significar menos precipitación ácida".
Los programas declaran correctamente que muchos árboles están muriendo en la región oriental de Estados Unidos, que los lagos y arroyos del nordeste tienen menos truchas y otros peces de pesca deportiva que a comienzos de este siglo, y que la quema de combustibles fósiles puede hacer más ácida la lluvia. Pero un estudio de 700 millones de dólares encargado por el Congreso, el Programa Nacional de Evaluación de la Precipitación Acida (siglas en inglés NAPAP), llegó a la conclusión de que la lluvia ácida no es la fuente principal de problemas en los bosques y pesquerías de la región oriental.
Por el contrario, el nitrógeno contenido en la lluvia ácida en realidad ayuda a muchos de los bosques de la región oriental proveyéndoles un nutriente necesario. También resulta que la mayoría de los lagos ácidos del noroeste han sido ácidos durante la mayor parte de su historia. Los peces pudieron vivir en ellos temporalmente cuando el desmonte de bosques para la agricultura y la producción de pulpa de papel volvió más alcalinos los cuerpos de agua; pero esos cuerpos recuperaron su acidez natural cuando las granjas y lecherías resultaron antieconómicas y los bosques volvieron a crecer. El NAPAP determinó que en Estados Unidos se puede atribuir poco daño a la lluvia ácida, y aún así sólo en unas pocas áreas pequeñas que se encuentran a gran altura. (Los efectos menores de la lluvia ácida en este continente, y la historia de la acidez de los lagos en Estados Unidos los explicó el experto en suelos Edward C. Krug en "Fish Story", en el número de la primavera de 1990 de Policy Review).
The New York Times publicó un artículo el año pasado sobre la "pesadilla más reciente de los padres", el niño "ambientalista astuto" que constantemente mortifica a sus padres para que usen menos y "conserven" energía porque un día se podría acabar. Esta presión resulta en parte de materiales escolares como los libros de ejercicios para niños de la EPA sobre conservación de agua, que proclaman: "¡Necesitamos ahorrar agua! A esto también se le llama 'conservar' el agua, ¡no derrocharla para que tengamos suficiente para el futuro!". Un programa especial de televisión basado en 50 cosas simples les dice a los niños: "Bajen la temperatura y pónganse un suéter" porque eso representa un uso más eficiente de recursos. La rana Kermit y Miss Piggy, dos marionetas populares entre los niños, fueron reclutados para promover este mensaje, al aparecer en un anuncio de servicio público de la National Wildlife Federation (Federación Nacional de la Vida Silvestre).
A los niños se les enseña a controlar las actividades "derrochadoras" de sus padres. Como declaró Dee Kloss al Philadelphia Inquirer sobre su hija de ocho años dotada de una conciencia ambientalista, "esa niña me acosa. Si dejo el agua corriendo cuando me estoy lavando los dientes, me grita: '¡Ciérrala, ciérrala, ciérrala! Estas desperdiciando agua'". Irónicamente, algunas entidades de salud recomiendan dejar correr el agua del grifo durante un minuto entero antes de usarla debido a la preocupación que causan las acumulaciones de plomo o de otros sedimentos potencialmente tóxicos.
Desafortunadamente, esta campaña para controlar el uso del agua también refleja una visión simplista de los recursos naturales. El agua en Estados Unidos no "se terminará", aunque podría estar mal distribuida. En casi todos los casos, cuando hubo escasez de agua fue como resultado de intervenciones políticas; por ejemplo, los problemas de California se pueden atribuir a los precios artificialmente bajos del agua para uso agrícola. En cuanto a la energía, los precios del petróleo y del gas natural se encuentran en su precio más bajo en décadas, una clara señal de que el abastecimiento de combustibles fósiles es abundante. El precio de un recurso aumenta cuando se hace más escaso. Pero los precios de la vasta mayoría de los recursos no renovables -- desde el aluminio hasta el zinc -- han declinado durante el último siglo.
Aún si fuera a haber escasez de un recurso determinado, eso no significaría el fin del mundo. Su precio podría subir y la economía promovería más eficiencia y el desarrollo de otros productos. Por lo tanto, es comprensible que el 80 por ciento de las mejoras de la eficiencia energética ocurridas en Estados Unidos entre 1973 y 1988 fueron resultado de los aumentos en los precios de la energía. En Inglaterra el temor de una escasez inminente de carbón no solamente estimuló el desarrollo de tecnologías más eficientes, sino que también alentó el desplazamiento final del carbón por el petróleo. De la misma manera, cuando la escasez del aceite de ballena hizo subir los precios, los empresarios se vieron empujados a promover el petróleo refinado como sustituto para la iluminación y otros usos.
En el caso de la energía, la meta no debería ser la "conservación" en el sentido de simplemente usar menos, sino la "eficiencia", o sea usar menos para lograr más. De otra manera, la reducción del uso de energía requeriría sacrificar la movilidad personal, la autonomía y las condiciones de vida. Toda medida seria para reducir el consumo personal requeriría abandonar diversas actividades humanas, desde el transporte de personas y recursos hasta la calefacción, la iluminación y la cocina. Ir en auto entre el hogar y la escuela o la oficina podrá consumir combustible, pero también ahorra tiempo que puede ser dedicado a otras actividades importantes. Casi todas las acciones para mejorar la eficiencia energética involucran el trueque de gastos de capital en el presente por ahorros potenciales de energía en el futuro. Estos canjes son inherentes a todo esfuerzo serio para reducir el uso de la energía, y siempre hay que tenerlos en cuenta. No obstante, rara vez se los discute en el aula.
El impacto humano en el medio ambiente natural aumentará a medida que siga creciendo la cantidad de habitantes. Más gente en el planeta significa que hay más personas que ejercen actividades que dan forma al mundo que los rodea. A los niños se les enseña que, como resultado, la tierra enfrenta consecuencias económicas calamitosas, desde el agotamiento de los recursos hasta las hambrunas y la extinción. Los materiales educativos sobre crecimiento de la población se van convirtiendo en parte integral de los programas sobre el medio ambiente, a partir de las Earth Notes de la EPA -- enviadas a los educadores de jardín de infantes hasta sexto grado -- y materiales docentes como For Earth's Sake (Por amor a la Tierra) y The Population Challenge (El desafío de la población), de la entidad Zero Population Growth.
Una guía educativa, distribuida junto con Save the Earth Season (Salve la temporada terrenal) de Turner Broadcasting, brinda un ejercicio en el cual "la meta última de los estudiantes es proteger el medio ambiente a través del control de la población". Un texto de escuela secundaria publicado por Addison-Wesley habla incluso de medidas de población "innovadoras" desarrolladas por la República Popular de China, país conocido por los abortos obligatorios y leyes draconianas que limitan el tamaño de la familia.
Algunos programas educativos son más explícitos en su defensa del control de la población. This Planet Is Mine instruye a los educadores para que les digan a los niños que el crecimiento de la población causará graves problemas ambientales "a menos que aumente el uso de métodos de control de la natalidad". En las actividades sugeridas, los docentes deberían "hablar de lo que le ocurriría al planeta si todas las personas del mundo creasen grandes familias generación tras generación". El Capitán Planeta y los planetarios también les dicen a los niños: "Cuando les llegue el turno de formar una familia, manténganla pequeña. Cuanta más gente haya, más presión le aplicarán al planeta". El mensaje sobre población está bien resumido en un "Indicio ambientalista" publicado en la historieta diaria de las tortugas mutantes Ninja: "La población del mundo aumenta en 95 millones de personas cada año; la de Estados Unidos en tres millones. Podemos ayudar mucho teniendo menos hijos y considerando la adopción". El programa especial para niños de TBS "One Child -- One Voice" (Un niño, una voz) sostiene que el aumento de la población extiende el desierto del Sahara en Africa, pasando por alto los informes de la revista Science de que en realidad el desierto se ha achicado en los años recientes, y que su expansión habría sido más el resultado de condiciones climáticas que de presiones relacionadas con la población.
Si el crecimiento de la población es una amenaza tan calamitosa, ¿por qué las condiciones de vida mundiales mejoran cada vez más, a junto con los aumentos de población del planeta? Incluso en el Tercer Mundo los aumentos de la producción agrícola típicamente son mayores que el crecimiento de la población. Si es cierto que una población en aumento constante arrollará los límites del abastecimiento mundial de alimentos, ¿por qué entonces la mayor parte del mundo experimenta aumentos de la productividad agrícola que aventajan de lejos a los aumentos poblacionales? Hay en realidad áreas que siguen sufriendo hambrunas, pero con mucha frecuencia esas áreas se encuentran afectadas por la guerra civil y agitación violenta que trastorna la distribución de alimentos. No debería causar sorpresa el hecho de que las naciones con regímenes totalitarios, como el recientemente depuesto en Etiopía, sufran también de escasez de comida. Pero esta escasez es más bien resultado de problemas políticos que de una deficiencia en el abastecimiento mundial de alimentos.
Más aún, raramente se les enseña a los niños que a medida que las sociedades son más prósperas se aminora finalmente el crecimiento de población y los recursos se usan más eficientemente y con menos daño ambiental.
Un refrán común en los materiales escolares sobre la contaminación del aire es que "los problemas están aquí y aumentan a una velocidad alarmante" (This Planet Is Mine. 50 cosas simples sostiene que "¡el aire está hoy tan contaminado en algunos lugares que no siempre respirar está libre de peligros!" mientras que "hasta hace unos 150 años el aire era puro y limpio". Este sentimiento se refleja en una película de Charlie Brown producida por la American Lung Association (Asociación Estadounidense del Pulmón) con un subsidio de la EPA. En la película el aire está tan contaminado que Lucy no puede ni siquiera ver una pelota de béisbol debido a una enorme nube de humo mezclado con niebla.
En los programas escolares se reconoce poco el hecho de que, conforme a la mayor parte de las mediciones, la calidad del aire en realidad está mejorando. Según la propia información de la EPA, los niveles de ozono a nivel del suelo, el contaminante conocido como 'smog', declinan significativamente en la mayoría de las áreas urbanas. Incluso donde no declinan los niveles de ozono, hay pocas pruebas de que los niveles moderados encontrados en la mayoría de las ciudades tengan algún efecto en la salud a largo plazo.
El "canario aéreo" del Departamento de Control de la Contaminación del Aire de Virginia tiene problemas para volar debido a la "suciedad vil" creada por el aumento de la actividad industrial y comercial. No obstante, después de la industrialización inicial, el crecimiento económico típicamente resulta en la disminución de las partículas flotantes en el aire, que constituyen la forma de contaminación del aire con efectos más importantes para la salud. Las concentraciones de partículas en ciudades como Teherán y Calcuta son casi 10 veces más grandes que las encontradas en Nueva York. Como hizo notar el vicepresidente de Resources for the Future, (Recursos para el Futuro) Paul Portney, "es importante recordar que las ciudades de Estados Unidos que se encuentran relativamente contaminadas conforme a nuestras normas podrían ser consideradas bastante limpias en otras partes del mundo". Esto es particularmente cierto cuando se las compara con las ciudades de la antigua Unión Soviética.
Aunque a los niños se les enseña a detestar los automóviles, no se les dice que no todos los autos contaminan de la misma manera, o que en la mayoría de los casos las contribuciones a las emisiones que hace cada vehículo individual son insignificantes. Mucha de la contaminación del aire es resultado de la combustión incompleta del combustible. Al mejorar la tecnología con el transcurso de tiempo, los automóviles son más eficientes y, por lo tanto, contaminan menos. Aunque muchos atribuyen todo el mérito de estos progresos a las leyes federales, la reducción de emisiones de los automóviles comenzó mucho antes de que se sancionara la primera legislación nacional sobre el aire limpio.
Otra fuente de contaminación del aire que se pasa por alto con frecuencia es el medio ambiente natural. Aunque casi siempre se echa a la actividad humana la culpa de la contaminación del aire, en algunas áreas la mayor parte de la contaminación proviene de fuentes naturales. Un problema particularmente agudo en algunas áreas es el de la emisión de metano y otros compuestos orgánicos volátiles -- un componente primario en la formación del 'smog'-- proveniente de plantas y animales. Adicionalmente, la topografía de algunas áreas las convierte en trampas naturales de contaminación del aire. Como resultado, las ciudades ubicadas en valles o depresiones, como Los Angeles, suelen sufrir con frecuencia más contaminación que las áreas donde podría haber en realidad niveles de emisiones más altos.
En la cabeza de la lista de preocupaciones ambientales de estos días se encuentra la amenaza del calentamiento mundial Se afirma que las concentraciones crecientes de bióxido de carbono, metano y otros gases que causan el efecto de invernadero causarán un cambio irreversible en el clima de la Tierra al aumentar las temperaturas mundiales promedio en varios grados. Por lo tanto, no debería causar sorpresa que el tema del calentamiento mundial se haya convertido en algo muy prominente en las aulas. Beat the Heat: The CO2 Challenge (Gánele al calor: el desafío del CO2), distribuido a los maestros por Scholastic, Inc., denuncia que "el mundo es más caliente hoy que en ningún otro momento de la historia conocida", pero no reconoce que la "historia conocida" de las temperaturas registradas con precisión apenas si se remonta a 100 años.
En The Greenhouse Effect: Life on a Warmer Planet (El efecto de invernadero: la vida en un planeta más cálido), un texto educativo para alumnos de quinto grado y más -- elogiado por el School Library Journal como "un libro que es especialmente notable por su enfoque tranquilo y equilibrado hacia un tema oportuno" -- se les dice a los niños lo siguiente:
"Asusta pensar en la desaparición de las reservas de alimentos del mundo o en islas enteras que desaparecen bajo el mar en ascenso. Pero esto es lo que los científicos predicen que será el mundo en el próximo siglo si se siguen acumulando en la atmósfera los gases del efecto de invernadero".
Después de la transmisión inicial de After the Warming (Después del calentamiento) por la cadena de televisión pública PBS, la estación productora Maryland Public Television elaboró un manual para maestros como si el programa -- que relataba la "historia" de la degradación ambiental hasta el año 2050 -- se basara en hechos en vez de suposiciones exageradas y conjeturas sin fundamento. El programa especial para niños "One Child -- One Voice" de TBS sostuvo que el efecto de invernadero podía aumentar las temperaturas en cinco o seis grados. El Museo Estadounidense de Historia Natural, junto con la Fundación Nacional de la Ciencia y el Fondo de Defensa Ambiental, promueven una serie de actividades y programas educativos basados en su exhibición: "Global Warming: Understanding the Forecast" (Calentamiento mundial, comprensión del pronóstico). Libros educativos como 50 cosas simples les dicen a los niños que con el efecto de invernadero, "lugares que son cálidos se harían demasiado calientes para vivir en ellos, y ... los lugares donde se cultiva la mayor parte de nuestros alimentos se tornarían demasiado calientes para seguir cultivándolos". Para decirlo simplemente, en las aulas se presenta el calentamiento mundial como una amenaza para toda la civilización.
Aunque estos argumentos se presentan en las aulas como hechos científicos, diversas encuestas de científicos especializados en el tema indican poco consenso sobre la manera en que cambiará el clima durante el próximo siglo o la relación entre la actividad humana y esos cambios. Hay menos acuerdo todavía sobre la necesidad de acción urgente por parte de Estados Unidos. En efecto, una encuesta entre climatólogos conducida por Greenpeace determinó que eram menos los científicos (45 por ciento) que creían que era necesario actuar para evitar "un efecto de invernadero descontrolado" que quienes opinaban de otra manera (el 47 por ciento).
Aún si el mundo se calienta, las altas temperaturas bien podrían resultar beneficiosas. Hay muchos estudios que muestran que las plantas prosperarían en una atmósfera enriquecida de bióxido de carbono, y que un clima ligeramente más cálido crearía un planeta más saludable. Los expertos agrícolas puntualizan que debido a que el bióxido de carbono actúa como fertilizante para la mayor parte de las plantas, las concentraciones crecientes del mismo aumentarán la productividad agrícola. Además, la mayor parte de los aumentos de temperatura registrados en años recientes han ocurrido por la noche, lo cual significa cambios menos pronunciados entre las temperaturas del día y de la noche y, por lo tanto, menos heladas perjudiciales.
Todo esfuerzo serio para reducir la amenaza pronosticada del calentamiento por medio de una reducción en gran escala de las emisiones de gases que causan el efecto de invernadero tendría consecuencias económicas drásticas. Un estudio reciente del Departamento de Energía proyecta que la reducción de las emisiones de bióxido de carbono a apenas 20 por ciento por debajo de los niveles de 1950 costaría unos 95.000 millones de dólares anuales, y para muchos ambientalistas esas reducciones son solamente el primer paso. Cuando se ordenan gastos en gran escala para evitar el calentamiento mundial, quedan menos recursos para usar en otros sectores de la economía, desde nutrición y educación hasta atención médica y vivienda. Como declaró Richard Stroup del Political Economy Research Center (Centro de Investigación de Economía Política), en una presentación ante la Comisión Económica Conjunta del Congreso, "si se compra 'un seguro' contra un riesgo particular, como la amenaza del calentamiento mundial, a costa de una reducción del crecimiento económico, uno de los costos que afrontarán las futuras generaciones será una declinación de la seguridad automática representada por la riqueza y por la elasticidad social que ella proporciona". Estos costos de prevención raramente se incluyen en los llamados de acción decisiva que se hacen en las aulas. En cambio, se exhorta a los niños a participar políticamente.
Por ejemplo, se instó a los niños a escribirle al presidente Bush para que asistiera a la Conferencia Cumbre de la Tierra organizada por las Naciones Unidas en Río de Janeiro, donde el cambio del clima mundial estaba a la cabeza del temario. La serie "Save the Earth" de TBS, que incluyó un episodio del popular programa de dibujos animados "Capitán Planeta y los planetarios" sobre la necesidad de ir a Río, fue en gran parte una campaña para movilizar a la juventud impresionable en apoyo de esta causa políticamente popular por medio del uso de programas para niños, "programas de acción" y materiales educativos.
La otra amenaza ambiental mundial que les quita el sueño a los niños es el temor a que la actividad humana destruya la capa de ozono, exponiendo a los seres humanos -- así como a todas las clases de flora y fauna -- a niveles peligrosos de radiación solar. Las tortugas mutantes Ninja les dicen a los niños que "la capa de ozono nos protege de las radiaciones mortíferas del sol... pero la capa de ozono se hace más delgada cada año". Según This Planet Is Mine, el agotamiento del ozono causará "daños al DNA (ácido desoxirribonucleico) y resultará en defectos genéticos". Más aún, "los rayos ultravioletas también contribuyen al aumento espectacular que hemos visto de cáncer de la piel, cataratas de los ojos... y deterioran el sistema inmunitario humano, reduciendo nuestra capacidad de combatir las enfermedades". En un reciente debate en el Senado, el entonces senador Albert Gore expresó: "Tenemos que decirles a nuestros hijos que ellos deben redefinir su relación con el cielo, y que ellos deben comenzar a pensar en el cielo como una parte amenazante de su medio ambiente".
A los niños raramente se les dice que la capa de ozono se adelgaza y se ensancha naturalmente todos los años en un ciclo de temporadas controlado por el sol. Se culpa a los clorofluorocarbonos (CFC) artificiales del agotamiento del ozono, mientras se pasan típicamente por alto las fuentes naturales de substancias que lo destruyen (por ejemplo, los océanos y los volcanes). Aunque las moléculas de cloro pueden contribuir al agotamiento del ozono, Linwood Callis, de la División de Ciencias Atmosféricas de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), dice que "el 73 por ciento de la declinación mundial (del ozono) entre 1979 y 1985 se deben a efectos naturales relacionados con las variaciones del sol". Aunque esas afirmaciones no las acepta universalmente la comunidad científica, es evidente que a los niños sólo se les está contando una parte muy pequeña de una historia muy compleja, historia que difícilmente justifica los temores de un apocalipsis inminente.
En contra de lo que se enseña, el agotamiento marginal del ozono que podrían causar los CFC sólo resultaría en aumentos marginales de radiación UV-B (ultra violeta B). Por ejemplo, si mañana desapareciera el 10 por ciento de la capa de ozono que se encuentra sobre la ciudad de Washington (un estimado común del potencial de declinación máxima del ozono), los niveles de radiación sólo se acercarían aproximadamente a los encontrados típicamente en Richmond, Virginia, que se encuentra casi 160 kilómetros hacia el sur. En efecto, los niveles naturales de UV-B aumentan rápidamente a medida que uno se aproxima al Ecuador o va a lugares más altos sobre el nivel del mar. Las personas que viven en Denver reciben bastante más exposición a los rayos UV-B que quienes viven en Minneapolis, pero eso difícilmente se cita como razón para no mudarse a la ciudad que queda a más de 1.500 metros de altura. También debe observarse que hay algunas pruebas no concluyentes de que los niveles de ozono atmosférico en la década de 1980 fueron más altos que los de la década de 1950.
Los materiales escolares tampoco explican típicamente los importantes beneficios humanos que han resultado del uso de los CFC. Por ejemplo, estos productos químicos han ayudado a salvar millones de vidas al poner a disposición de los pueblos del mundo refrigeración barata para los alimentos y las medicinas. Como con muchas cruzadas ambientalistas, la campaña para eliminar los CFC, aunque estuviera potencialmente justificada, involucra canjes que también habría que explicarles a los niños.
Aunque el ambientalismo probablemente seguirá siendo un elemento fundamental de la educación en los años por venir, esto no significa que los niños de Estados Unidos tengan que ser condenados a programas de verdades a medias y partidismo político. En cambio, se puede enseñar a los niños, y se debería hacerlo, hechos y no conjeturas, y ellos deberían aprender toda la historia, incluso la manera en que un interés ambientalista encaja en el contexto ecológico y económico más amplio. En vez de imprimir en los niños la necesidad de tomar partido por una causa política, debería alentárselos a pensar en sus propias soluciones después que se han presentado todos los hechos. Si el uso del agua es uno de los temas, el niño debería aprender sobre el ciclo hidrológico; si la preocupación se debe a los residuos sólidos, el niño debería aprender de dónde viene el papel y a dónde irá finalmente. En ese punto podría ser ventajoso para el niño imaginar la manera en que la acción pública o privada podría atender las preocupaciones planteadas por una cuestión determinada. Los maestros no deberían decirles a los niños que firmen peticiones, apoyen programas políticos o le envíen cartas plañideras al presidente.
Los niños necesitan comprender que las actividades modernas no solamente causan efectos "negativos" y que todos los esfuerzos para aliviar el impacto ambiental son puramente "positivos". Los niños necesitan que se les enseñe que hay canjes implícitos en cada cuestión ambientalista. El reciclado del papel podría reducir la tala de árboles (aunque se trata de un recurso renovable), pero podría aumentar el consumo de energía y de agua. La prohibición de los CFC podría afectar teóricamente el ozono estratosférico, pero podría restringir la disponibilidad de refrigeración necesaria para preservar alimentos y medicinas en el tercer mundo.
Los niños también necesitan aprender las cuestiones ambientales de una manera equilibrada. Si hay incertidumbre científica sobre la probabilidad e impacto probable del cambio del clima mundial, es completamente impropio decirles a los niños que sus padres están destruyendo la tierra. Las reglamentaciones ambientalistas con frecuencia pueden tener efectos importantes en las economías regionales y nacionales, no obstante lo cual las sociedades más ricas no solamente son más saludables sino que más probablemente estarán preocupadas por el medio ambiente. También esto debería ser una consideración importante.
La educación ambiental puede ser una adición valiosa a los programas escolares, pero sólo si se la conduce de una manera cuidadosa, considerada y libre de ideologías. Después de todo, las escuelas están para impartir educación, no adoctrinamiento político. Si los educadores encaran las cuestiones ambientales de esa manera equilibrada, es posible que nuestros niños no sean políticamente correctos, pero por lo menos serán mucho más listos ecológicamente.