Así como ayudamos a crear y ampliar los mercados, queremos participar en ellos. El libre comercio de servicios financieros es, desde luego, una parte importante de éstos. Hablando en términos sencillos, los servicios financieros constituyen uno de los sectores en los que Estados Unidos es realmente el líder y en el que la actividad comercial estadounidense aumenta a pasos agigantados.
Las principales entidades estadounidenses en el campo de los servicios financieros representaron más de una cuarta parte de las 50 empresas más grandes de la lista "Fortune 500". Para finales de 1994 las exportaciones de servicios financieros (excluyendo los seguros) había llegado a cerca de 7.000 millones de dólares, más del doble del nivel de 1986.
Garantizar un mercado abierto para los servicios financieros implica más que simplemente oportunidades de negocios. Los países pueden alcanzar su potencial económico sólo si canalizan la inversión y el capital en forma eficiente. Los países que erigen barreras contra las mejores firmas internacionales pierden en términos de la técnica y los métodos que necesitan para crecer.
Piensen ustedes en Asia Oriental, que según el Banco Mundial, excluyendo al Japón, requerirá entre 1996 y 2004 una inversión de unos 1,5 billones de dólares en infraestructura. O en el sistema financiero japonés, que lentamente está saliendo de dificultades serias. No hay duda que los esfuerzos de Japón por levantarse de nuevo económicamente han sido entorpecidos por barreras que han protegido su sistema financiero y lo han dejado inflexible y con menos capacidad de recuperarse en forma rápida. Una de las formas más eficaces para que Japón asegure una recuperación rápida es seguir abriendo y liberalizando sus mercados financieros, de manera que las empresas y la gente tengan acceso a una gama completa de servicios financieros.
Por esa razón las estrategias bilaterales y los acuerdos de apertura de mercados con otros países tienen prioridad en el Departamento de Hacienda de Estados Unidos, junto con el proceso del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS) en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El Acuerdo sobre Servicios Financieros entre Estados Unidos y Japón, de principios de 1995, fue un pacto histórico. Contiene compromisos importantes de apertura del mercado de administración de bienes, venta y colocación de valores y suministro de servicios en el exterior. Los aspectos específicos cubren una amplia gama de actividades como apertura del mercado de fondos públicos de pensiones, competencia más amplia y mayor transparencia y protección de procedimientos en el sector financiero en general. Los inversionistas de compañías japonesas que reúnan los requisitos tendrán oportunidades prácticamente ilimitadas de invertir en el extranjero.
El gobierno japonés ya ha dado cumplimiento a la gran mayoría de sus compromisos y continua bien encaminado en lo que se refiere a otros de posterior ejecución. Anunció además que adelantará algunas de las medidas restantes, como la liberalización del acceso al manejo del dinero del fondo privado de pensiones y la eliminación, en abril de 1996, de todas las restricciones que subsisten sobre el manejo especializado de fondos por gerentes individuales.
Aunque todavía es muy pronto para juzgar hasta que punto se están beneficiando las firmas extranjeras, hay indicaciones de que se han hecho incursiones importantes. El número de fondos privados de pensiones que emplean gestores extranjeros de fondos ha subido de 59 a 89. En diciembre pasado, y por primera vez, se encargó, "exclusivamente", a dos firmas extranjeras la gestión de una emisión interna de valores de un emisor japonés. Estos y otros hechos indican que los mercados de Japón se están abriendo.
Estados Unidos continuará insistiendo en la ampliación de oportunidades para las instituciones financieras extranjeras en Japón y sigue vigilando de cerca, mediante un proceso intenso de seguimiento, el cumplimiento de ese país con el acuerdo.
Los contactos bilaterales han dado fruto para Estados Unidos en otros mercados claves, particularmente cuando hacemos hincapié en la importancia de los servicios financieros dentro del contexto de contactos diplomáticos más amplios. Corea, por ejemplo, busca ingresar a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Seúl está acelerando la liberalización, incluso de los servicios financieros, como preludio de dicha adhesión. En sus compromisos del GATS, Corea se ha comprometido a abolir la verificación de necesidad, según la economía, para decidir si autoriza la operación de sucursales de bancos extranjeros y firmas de valores. Seúl también aumentó la participación extranjera en el mercado de valores interno, redujo significativamente las restricciones a la inversión extranjera y se comprometió a permitir en breve la fusión y compra entre compañías nacionales y extranjeras.
Permítanme decir al respecto que la OCDE es una fuerza poderosa para lograr la liberalización financiera en este momento en que nuevos países buscan ser admitidos a ella. Comenzando con México y siguiendo con la República Checa, el ingreso a la OCDE ofrece la ocasión de eliminar las barreras a la inversión y al flujo libre de capital. Junto con Corea, Polonia y Hungría también buscan la admisión. Se han tomado medidas y se hacen compromisos de más actividad futura. A menudo se considera a la OCDE simplemente un lugar para conversaciones, sin embargo, en lo que se refiere a la liberalización del mercado financiero y la inversión, se ha convertido en un lugar de verdadera actividad.
Estados Unidos procura la liberalización de los servicios financieros en Taiwán como parte de nuestro diálogo sobre su adhesión al GATS. Los taiwaneses han comenzado a actuar. Han promulgado legislación para establecer a fines de año el mercado interno de futuros. Eliminarán controles claves de capital, entre ellos los límites de repatriación de las inversiones. Y el gobernador del banco central prometió recientemente abolir para el año 2000 todos los controles de capital y divisas.
En los últimos meses también se ha visto progresos en otros mercados importantes. El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, firmó un decreto que permite la participación extranjera, caso por caso, en el sector financiero de su país. El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, prometió que permitirá la inversión extranjera sin restricciones en compañías financieras y firmas de inversiones.
Obviamente el esfuerzo más importante de Estados Unidos en 1995 se concentró en lograr que los servicios financieros se sometieran a las reglas de la Organización Mundial de Comercio y a la disciplina del sistema multilateral de comercio. Trabajamos con ahínco para obtener los compromisos de otros países con el fin de llegar a la creación de un régimen abierto, no discriminatorio. Nuestro objetivo era conseguir que el acceso a los mercados y el trato nacional se otorgara con base en el trato de nación más favorecida en todos los estados miembros del GATS.
Algunos mercados en surgimiento veían con legítima preocupación el ritmo a que podrían llevar a cabo la liberalización, de manera que estuvimos dispuestos a aceptar que cumplieran gradualmente con sus compromisos de apertura del mercado en un plazo especificado. Lo que no estábamos dispuestos a hacer era a someter al derecho internacional el alcance de nuestra liberalización de los servicios financieros (una de las más generosas del mundo), sin que otros países ofrecieran, en forma satisfactoria, comprometerse al mismo grado de apertura. Tampoco estábamos dispuestos a continuar con el criterio injusto de que los países industrializados se comprometan a mantener sus mercados abiertos, mientras que importantes mercados en surgimiento convienen únicamente en establecer normas mucho menos estrictas.
Desafortunadamente, hubo demasiados países que no estuvieron dispuestos a aceptar normas que ni siquiera se acercaban al alto nivel de las nuestras, aun con un calendario para ejecución futura. Por esta razón asumimos un conjunto de compromisos de menos envergadura que protege las operaciones que ya existen pero que nos permite, en el futuro, abstenernos de otorgar acceso a las firmas de países que deciden no abrir sus mercados. Nuestros socios de negociaciones decidieron aceptar obligaciones temporales que se examinarán nuevamente cuando se reanuden las negociaciones en 1997.
Estados Unidos ha sido objeto de crítica por no estar dispuesto a ir hasta el fin en la ronda de conversaciones que concluyeron el año pasado. Estoy convencido de que tomamos la ruta acertada. Intercambiamos garantías con los mercados que nos otorgaron trato nacional y acceso esencialmente completo -- los estados miembros de la Unión Europea, Suiza y, por medio de nuestro acuerdo bilateral, Japón. En virtud de dichas garantías nos comprometemos a otorgar acceso esencialmente completo a nuestro mercado y trato nacional a sus firmas, y ellos a su vez hacen otro tanto con las firmas financieras estadounidenses. Por otra parte, al retener nuestro derecho a cerrar partes de nuestro mercado a las firmas de países que no nos abren los suyos, hemos preservado prácticamente la única ventaja que tenemos para buscar la apertura de mercados cuando se reanuden las conversaciones en 1997. La Administración está convencida que ésta es la mejor forma de lograr cualquier progreso que pueda haber en los meses y años venideros, en lugar de permitir a algunos países una salida fácil.
La mayoría de los ministros de finanzas de los mercados importantes han indicado que liberalizarán progresivamente sus mercados financieros, aunque se abstuvieron de asumir compromisos en la OMC. Mencioné ya algunas medidas que se han tomado. Presionaremos vigorosamente, tanto por medios bilaterales como multilaterales, para mantener el impulso de la liberalización. El obtener buenos compromisos de liberalizar los servicios seguirá siendo un punto importante en las conversaciones sobre el ingreso de Corea a la OCDE y será un elemento clave de lo que estamos buscando en las solicitudes de ingresar a la OMC de China, Rusia, Ucrania, Taiwán y otros países. Seguiremos planteando la liberalización en relación a futuros mercados importantes, como los de los países miembros de la Asociación de las Naciones del Sudeste de Asia, Brasil, India y otros, como lo hicimos en las últimas reuniones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Nuestras conversaciones bilaterales tomarán fuerza nuevamente en 1996. Haremos un seguimiento sólido cuando se presenten problemas de acceso a los mercados. Al mismo tiempo, en el foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico y en el seguimiento de la Cumbre de las Américas, colaboraremos con otros países en los aspectos del desarrollo de mercados financieros que les interesen -- infraestructura financiera y manejo de corrientes de capital. Queremos subrayar que la liberalización de los mercados financieros es una política favorable para todos. Todo esto llevará a la reanudación de conversaciones para lograr un GATS permanente, conversaciones que deben comenzar en 1997.
Sobra decir que Estados Unidos seguirá observando si los países abren sus mercados y están dispuestos a cumplir con sus compromisos. Estamos preparados a actuar en defensa de nuestros intereses de acuerdo con nuestros derechos según la OMC.