En este art・ulo, adaptado de un folleto del USIS, l ex historiador jefe del Centro de Historia Militar del Ej・cito de Estados Unidos explica c・o en una democracia el concepto del ciudadano soldado ayuda a asegurar las libertades fundamentales, sin afectar la necesidad de una fuerza militar.
En 1782, apenas terminada la guerra revolucionaria (1775-1781), ciertos oficiales que sent・n que hab・n recibido una remuneraci・ inadecuada por los servicios que hab・n prestado durante la guerra, consideraron lanzar una revuelta militar contra el gobierno civil.
Confiados en conseguir el apoyo de su comandante, se reunieron en Newburgh, Nueva York, para escuchar la opini・ del general George Washington. Pero Washington rechaz?de plano apoyar un mot・ militar, y en lugar de ello pidi?la disoluci・ del ej・cito y su lealtad permanente al gobierno civil. La firme posici・ de Washington previno el mot・. Desde entonces, el liderato militar estadounidense ha aceptado el control civil.
Este historial envidiable es resultado de la convicci・ inconmovible del pueblo norteamericano de que el control civil de las fuerzas armadas es un aspecto esencial del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. En una democracia, la pol・ica p・lica la decide la mayor・, sujeta al imperio de la ley en lugar del de la fuerza bruta. El control civil de las fuerzas armadas ayuda a garantizar que las decisiones concernientes a la pol・ica de defensa no comprometan fundamentalmente los valores democr・icos, tales como la libertad de expresi・, la libertad de prensa o la libertad de culto.
Sin embargo, como lo reconoci?George Washington, las naciones democr・icas, tales como Estados Unidos, deben mantener fuerzas armadas. De tanto en tanto, aparecen amenazas externas y, en ocasiones, tambi・ ocurren conflictos internos -- tales como la guerra civil norteamericana -- a los cuales el gobierno debe responder ampliando las fuerzas armadas. Estas circunstancias han generado algunas tensiones entre l・eres civiles y militares, pero los primeros siempre han prevalecido.
Desde el comienzo de la naci・, ciertos criterios han gobernado las relaciones entre civiles y militares en Norteam・ica. Louis Smith, prominente estudioso de las relaciones entre civiles y militares, las ha resumido con efectividad. Las mismas incluyen:
LA CONSTITUCION Y EL CONTROL CIVIL
La defensa exitosa de las colonias norteamericanas durante la era colonial robusteci?la confianza local en que una milicia o un cuerpo de voluntarios era suficiente, y que para garantizar la seguridad no era necesario un ej・cito permanente. Las legislaturas coloniales, que controlaban los recursos fiscales, demostraron ser efectivas en cuanto a controlar los asuntos militares y resistirse a la corona inglesa. Estos organismos se convirtieron en los principales exponentes de las ideas norteamericanas acerca de los peligros de las organizaciones militares permanentes, y fueron los principales defensores de las restricciones civiles a los militares.
En 1776, se lee ante las tropas la Declaraci・ de la
Independencia.
Cr・ito: Bettman Archives
De ese modo, durante la revoluci・ el control civil de los militares se convirti?en un atributo indispensable de la libertad y, por lo tanto, de la democracia. Reafirm?tambi・ que los soldados ciudadanos, convocados a empu・r las armas en casos de emergencia, pod・n proveer el personal militar necesario sin amenazar el bienestar del estado o los valores civiles.
En 1787, cuando se reuni?en Filadelfia, Pennsylvania, la Convenci・ Constitucional, dedic?considerable atenci・ a la cuesti・ de la defensa nacional. Los creadores de la naci・ trataron de equilibrar la necesidad de darle al gobierno central el poder necesario para garantizar la seguridad nacional, con el deseo de sostener las libertades civiles y pol・icas.
Varias disposiciones estructurales aprobadas por los creadores de la naci・ para prevenir el establecimiento de un poder central indebidamente poderoso, afectaron las cl・sulas militares de la Constituci・.
En estas circunstancias, la preferencia nacional por los soldados ciudadanos en lugar de los profesionales que serv・n durante largo tiempo, se mantuvo firme. En 1826, un secretario de guerra resumi? los puntos de vista del pueblo de una manera precisa: "Entre las m・imas pol・icas que Estados Unidos ha adoptado como indiscutibles, no hay ninguna que sea suscrita m・ universalmente que la de que una milicia bien organizada y bien disciplinada es la defensa natural de un pueblo libre".
LA GUERRA CIVIL Y DESPUES
La guerra civil norteamericana de 1861 a 1865 oblig?a ambos bandos a desplegar ej・citos grandes y permanentes, y dedicar al esfuerzo b・ico la mayor parte de sus recursos. El principio del control civil, que hab・ demostrado ser notablemente duradero en tiempos de paz, se puso a prueba. ・u?pasar・ durante una emergencia nacional profunda? ・rrollar・n las prioridades y valores militares a las instituciones civiles establecidas?
El presidente Abraham Lincoln us?ampliamente sus poderes de comandante en jefe. Ning・ ejecutivo en jefe anterior hab・ encarado un reto semejante; nadie hab・ anticipado las medidas extraordinarias, tanto civiles como militares, que se requer・n para librar una guerra grande.
Arriba: el 69no. Regimiento de Nueva York se prepara a
defender
Washington. Aunque los confederados llegaron hasta unas pocas
millas de la capital, nunca atacaron.
Cr・ito: National Archives
Lincoln tuvo que desplegar un ej・cito enorme y construir una armada poderosa. A pesar de este esfuerzo b・ico masivo, se mantuvo firme en la preservaci・ del control civil de los militares. Durante su prolongada b・queda de un comandante efectivo para el ej・cito del Potomac,, Lincoln, en sus comunicaciones con los comandantes en el campo de operaciones, nunca vacil?en afirmar su supremac・. Adem・, cuando, al final de la guerra, el ej・cito confederado dirigido por el general Robert E. Lee estaba a punto de rendirse, el presidente, a trav・ de su secretario de guerra, le envi?a su comandante en el campo de operaciones, el general Ulysses S. Grant, un mensaje terminante que encerr?a plenitud los puntos de vista presidenciales sobre el asunto: "Usted no decidir? discutir?o conferenciar?(con el general Lee) acerca de ninguna cuesti・ pol・ica", dijo Lincoln. "Tales cuestiones las mantiene el presidente en sus propias manos, y no las someter?a ninguna conferencia o convenci・ militar".
En ocasiones, el empleo que hac・ Lincoln de sus facultades de comandante en jefe parecieron poner en peligro las libertades civiles. Suspendi?el derecho de h・eas corpus (la prohibici・ establecida en el derecho consuetudinario de practicar encarcelamientos sin juicio previo), y autoriz?el uso de tribunales militares para juzgar a ciudadanos acusados de apoyar la rebeli・. S・o despu・ de la guerra la judicatura federal interpuso su autoridad y revoc?algunas violaciones serias de las libertades personales ocurridas en tiempo de guerra.
Entre otras cosas, los tribunales limitaron el alcance de la ley marcial e impidieron que se persiguiera a los prisioneros pol・icos. Aun en un momento de m・imo peligro, se mantuvieron los valores democr・icos fundamentales a los que se hab・ consagrado la naci・.
Aunque el presidente sure・ Jefferson Davis denunci?la "tiran・" de Lincoln, en 1862 obtuvo de su propio congreso el poder de suspender el derecho de h・eas corpus. Las autoridades civiles del sur, sin embargo, tem・n tanto la interferencia del gobierno confederado que paralizaron a Davis en el empe・ de seguir adelante con la guerra de secesi・.
La guerra civil se consider?una cat・trofe que no pod・ repetirse. El p・lico no ve・ la necesidad de hacer cambios permanentes en las pol・icas y pr・ticas militares en reacci・ a una amenaza que nunca volver・ a ocurrir. Muy pronto despu・ del fin de las hostilidades, las poderosas fuerzas de tiempo de guerra fueron desmovilizadas y los servicios armados volvieron al status quo anterior a la guerra.
Hacia fines del siglo XIX Estados Unidos era reconocido como una de las grandes potencias si se empleaban medidas tales como el vigor de la producci・ industrial, la riqueza nacional y la poblaci・, pero sus fuerzas armadas estaban muy a la zaga de las de sus rivales. Esta circunstancia era reflejo de la continua convicci・ de que la naci・, gracias a la protecci・ que brindaban los grandes oc・nos y las regiones polares, pod・ evitar involucrarse en guerras y, por lo tanto, pod・ evitar los costos de mantener servicios armados combatientes enormes y altamente profesionales, comparables a los de las otras grandes potencias.
LAS DOS GUERRAS MUNDIALES
Cuando la guerra ocurre de modo infrecuente y provoca poca perturbaci・, es m・ f・il establecer y mantener el control civil sobre las fuerzas armadas. Las guerras del periodo posterior a 1914, sin embargo, acrecieron grandemente la prioridad y el prestigio que se acordaba a los servicios armados. ・u?ocurri? entonces, con el control civil durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales?
La intervenci・ estadounidense en la Primera Guerra Mundial en abril de 1917 se・l?un abandono de la pol・ica de seguridad de la naci・. La preocupaci・ incrementada por la seguridad nacional requer・ mejoras en los medios de coordinar los esfuerzos del sector civil y el aparato militar, puesto que ambos enfrentaban la tarea de llevar a cabo una movilizaci・ r・ida en una escala que no se hab・ imaginado. Del lado militar, los departamentos de Guerra y Marina sufrieron reorganizaci・ y expansi・. Del lado civil, el presidente Woodrow Wilson cre?muchas agencias de emergencia para movilizar y desplegar las fuerzas armadas tan r・ido como fuera posible.
Durante el breve periodo de actividad b・ica, de abril de 1917 a noviembre de 1918, surgi?una divisi・ definida de la responsabilidad del esfuerzo de guerra. De un lado, a los l・eres militares se les dio considerable libertad de acci・ en la conducci・ de operaciones de campo, cuando las medidas t・ticas no compromet・n los objetivos pol・icos superiores de la naci・. Del otro, los l・eres civiles controlaron en gran medida la movilizaci・ y trabajaron codo a codo con los departamentos militares.
El general John J. Pershing (a la izquierda) y el coronel
George
C. Marshall en Francia durante la Primera Guerra Mundial.
Pershing
estuvo en desacuerdo con la pol・ica del presidente Wilson en
cuanto al armisticio, pero luego de la guerra no fue objeto de
sanciones disciplinarias formales.
Cr・ito: U.S. Army Photographs
A pesar de la notable expansi・ de las fuerzas armadas en tama・ y prestigio, el control civil nunca se debilit?durante la Primera Guerra Mundial. Wilson retuvo la direcci・ firme de las fuerzas armadas, al actuar a trav・ de los jefes civiles de los departamentos militares. S・o una vez se rompi?el patr・ tradicional. Muy poco antes del fin de la guerra, el general John J. Pershing, comandante en jefe de las Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas, se apart?de la pol・ica de Wilson de procurar un armisticio con Alemania. Sin embargo, al terminar la guerra Wilson no trat?de tomar medidas disciplinarias contra Pershing.
Durante la guerra ocurrieron algunas violaciones de las libertades civiles. Pol・icos radicales, objetores de conciencia y norteamericanos de origen alem・ fueron algunas veces objeto de persecuci・, a medida que la pasi・ popular, en el calor del conflicto, se sobrepuso al buen sentido. Afortunadamente, el poder judicial, como lo hab・ hecho durante la guerra civil, se las arregl?para mitigar algunos de estos grves errores y, finalmente, se tomaron medidas correctivas.
Junto con el rechazo senatorial del Tratado de Versalles y, en consecuencia, de la Liga de las Naciones, estaba la renuencia del pueblo norteamericano a apoyar la revolucionaria desviaci・ que propon・ Wilson de la vieja pol・ica exterior aislacionista. Los norteamericanos, que todav・ no se hab・n convencido de que Estados Unidos deb・ participar ampliamente en los asuntos del Viejo Mundo para as?garantizar la seguridad de Norteam・ica, se mostraban tambi・ renuentes a mantener, en apoyo de una pol・ica exterior activa, fuerzas armadas grandes y listas para combatir. De ah? que durante el periodo que medi?entre la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, Estados Unidos volvi?a su pol・ica aislacionista del siglo XIX.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en muchos sentidos los acontecimientos de desarrollaron en forma paralela a lo que hab・ ocurrido durante la Primera Guerra Mundial. El presidente Franklin D. Roosevelt, siguiendo el precedente establecido entre 1917 y 1918, cre?muchas agencias de emergencia para administrar lo que llam?"el arsenal de la democracia". Los jefes profesionales de los servicios armados se reunieron en el Estado Mayor Conjunto, que organiz?la cooperaci・ esencial entre los diferentes servicios y arregl?la distribuci・ de recursos entre los varios teatros de operaciones. Aunque los civiles dominaron las agencias de emergencia, los l・eres militares uniformados quedaron en libertad de dirigir las operaciones en el terreno, con tal de que sus actos estuvieran de acuerdo con la pol・ica y la estrategia del presidente.
El comandante supremo aliado Dwight D. Einsehower (al centro),
conferencia con los generales Omar Bradley (izquierda) y George
S.
Patton durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque Eisenhower
dirigi?las tropas, se subordin?a la pol・ica civil.
Cr・ito: U.S. Army Photographs
Aunque la crisis de tiempo de guerra realz?la participaci・ militar en la planificaci・ y la toma de decisiones a nivel nacional, los l・eres militares no exhibieron ninguna inclinaci・ a suplantar la influencia civil apropiada. El grandemente ampliado aparato de defensa incluy?a muchos civiles y soldados ciudadanos, los cuales se identificaban con las tradiciones establecidas del control civil. Como hab・ sucedido durante la Primera Guerra Mundial, el poder judicial interpuso su autoridad para controlar violaciones de los derechos civiles. Luego de terminada la guerra, en dos ocasiones se indemniz?a los norteamericanos de origen japon・, en compensaci・, al menos parcial, de su reclusi・ durante el conflicto.
CONCLUSION
・u・ es la causa de la preservaci・ y aun del fortalecimiento del control civil sobre las fuerzas armadas en Estados Unidos?
Los norteamericanos consideran la expansi・ del aparato militar una medida inevitable para asegurar la preservaci・ de sus libertades. Perciben el control civil de las fuerzas armadas como un aspecto indispensable del proceso democr・ico que procuran preservar.
Durante los ・timos a・s del siglo XIX y luego en el siglo XX, los servicios militares estadounidenses se profesionalizaron por entero. El profesionalismo requiere de cada oficial una consagraci・ a la excelencia profesional -- la observancia de las normas t・nicas m・ elevadas para satisfacer los requisitos de la especialidad que ha elegido. De ah?que, por definici・, el profesionalismo se adhiere al compromiso de mantener el control civil sobre las fuerzas armadas.
Tanto la consagraci・ a una ideolog・ como las doctrinas profesionales ayudaron a impedir la influencia militar indebida en el gobierno estadounidense durante la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. La preservaci・ del control civil no surgi?de fuerzas impersonales. Brot?de la consagracion activa y sostenida, tanto de civiles como de militares profesionales, a una idea que hab・ probado ser buena en tiempos buenos y malos.
Louis Smith ha dicho que "el dominio civil, no importa cu・ firmemente instituido pueda estar en la Constituci・ y las leyes, no es algo que se ponga en vigor por s?mismo. Como cualquier otro principio, debe estar en la mente del p・lico si ha de prevalecer. Como cualquier otra pol・ica, requiere que se la traduzca en administraci・ efectiva". La experiencia nacional estadounidense en asuntos donde se combina lo civil con lo militar, confirma este juicio.
Temas de la
Democracia
Publicación Electrónica de USIS, Vol.
2, No. 3, julio de 1997