Un nuevo movimiento, llamado periodismo "cívico" o "público", invade las salas de redacción estadounidenses. Se les pide a los periodistas que dediquen más tiempo a escuchar los problemas de la gente común y corriente y que traten de comprender las fuerzas fundamentales que sustentan el cambio social, en lugar de emplear su tiempo en informar solamente sobre las declaraciones políticas del día de bandos rivales.
Además --después tratar de comprender los problemas de sus comunidades-- algunos periódicos ofrecen foros e incluso apoyan organizaciones de acción civil donde la gente puede debatir posibles soluciones.
Por ejemplo:
-- En 1992, el periódico Wilmington News Journal, de Wilmington, Delaware, encargó una encuesta para averiguar cuáles eran los problemas más importantes en el estado de Delaware. Después de informar sobre éstos, el periódico instó a que se celebraran reuniones para identificar las barreras al crecimiento económico. Luego de una serie de reuniones locales donde los ciudadanos examinaron el tema, el periódico contribuyó a auspiciar una "reunión cumbre económica" de dos días, en la que participaron 25 líderes de empresas locales. Los asistentes prometieron tomar medidas para mejorar la economía de Delaware.
En un informe resumido se indicó que el objetivo del proyecto había sido "puntualizar los problemas claves, obtener la opinión de la ciudadanía sobre los mismos y seguir su desarrollo" y "proporcionar un foro en el que las cuestiones económicas" que afectan al ciudadano común y corriente "pudiesen ser discutidas" francamente.
-- en 1993, el periódico Des Moines Register, de Iowa, ordenó a todos sus reporteros de noticias que llevaran a cabo un mínimo de cuatro entrevistas en persona con ciudadanos comunes y corrientes a fin de averiguar lo que más les preocupaba. Estas entrevistas, un total de 600, se complementaron con una encuesta telefónica y los resultados fueron publicados en una serie de cinco entregas, titulada "La Voz del Pueblo". El periódico organizó una reunión pública para discutir los temas que surgieron y ha continuado organizando reuniones de ciudadanos y miembros de la redacción con el fin de hacer que sus reportajes respondan mejor a las preocupaciones de sus lectores.
-- En 1993 y 1994 el Indianapolis Star, de Indiana, encargó una encuesta importante sobre actitudes raciales de los ciudadanos en la región y dedicó una semana a divulgar los resultados. La serie de artículos que siguieron, según indica un informe sobre el proyecto, "reflejó la experiencia de los ciudadanos, en lugar de depender de la opinión de los expertos; una diferencia significativa para el periódico". Posteriormente, el periódico auspició un foro comunitario para discutir actitudes raciales que atrajo 500 participantes, y planeó también la realización de varios foros más.
La meta era "lograr que los miembros de la comunidad se expresaran sobre los problemas de las relaciones raciales". "No se trataba de fomentar ninguna acción en concreto, sino de estimular a los ciudadanos de la comunidad a que buscaran soluciones".
Uno de los motivos que impulsan este tipo de proyectos es la disminución del número de lectores de periódicos en Estados Unidos. Algunos periodistas creen que la mejor manera de lograr que la gente lea los diarios es interesarla y hacer que tome parte en las cuestiones que son importantes para la comunidad.
Los medios de información pública estadounidenses siempre han luchado contra la influencia política y la presión gubernamental --y han resguardado el derecho constitucional de informar libre e imparcialmente sobre todos los temas. Por esto, para algunos, parece una contradicción que los periódicos se "involucren" ahora en la política local como cuasipersonajes, no como observadores desapasionados.
Sin embargo, los defensores del "periodismo cívico" sostienen que la idea no es promover un programa político partidista, por el contrario, la idea es que el reportaje de las noticias sea menos superficial y sensacionalista --ofrecer algo como un medio de comunicaciones donde la gente común y corriente pueda expresar y reconocer los problemas que le preocupan. Con frecuencia la segunda etapa es un tipo de foro (quizá electrónico, como una "charla" vía la Internet, reuniones convencionales) para discutir la manera de hacer frente a esos problemas.
Los participantes en este movimiento reconocerían, sin duda, que estas tendencias que se presentan en las salas de redacción no han puesto fin a los numerosos problemas sociales de Estados Unidos. Y, en el peor de los casos, el "periodismo cívico" practicado dentro de este contexto puede tener un aura de ardid publicitario, o un intento de darle expresión terapéutica a una inquietud pública.
No obstante, Jay Rosen y Davis Merritt, Jr., en una serie de trabajos titulados "Periodismo Público: Teoría y Práctica", señalan que en un país fragmentado por barreras de raza, clase y cultura y por experiencias políticas indirectas provistas por la televisión y no por la actividad comunitaria, "las estrategias para atraer nuevamente a los lectores siempre serán incompletas sin otro tipo de estrategia que tenga por objeto hacer que los ciudadanos vuelvan a participar en los asuntos públicos y la vida de la comunidad".
Aducen que los periodistas deben tratar de fortalecer la "cultura cívica", ayudando a los ciudadanos de una democracia a reconocer que el "sistema" es "de ellos", es "propiedad pública, no un patio de recreo para los que están dentro del círculo político o los políticos profesionales".
Rosen observa que la prensa estadounidense "demuestra una independencia dinámica" y que la peor "amenaza política" en una democracia quizá no sea la interferencia del gobierno sino la apatía y el cinismo públicos que hacen que el ciudadano común se encierre dentro de su vida personal relativamente segura y se distancie de los asuntos de la comunidad.
La base del "periodismo público", agrega Merritt, debería ser "proporcionar información pertinente que para clarificar los valores básicos" y "escribir con claridad acerca de las creencias y prioridades subyacentes en todo problema público.... El reportero de un periódico de este tipo", agrega, "vería un problema --digamos la seguridad pública-- no solamente como una oportunidad para informar lo que está ocurriendo sino como una obligación de promover el diálogo que lleve a soluciones; de actuar como actuaría un ciudadano consciente".
Palabras nobles. Mucho de esto ha estado siempre implícito en la práctica del mejor periodismo estadounidense --que ha menudo ha consistido en "airear escándalos"-- cuando expone los males sociales o gubernamentales y urge que se tomen medidas correctivas. Y, desde luego, las encuestas de opinión pública y los grupos de enfoque no son nada nuevo, han sido, por muchos años, herramientas del periodista.
Con todo, en un era obsesionada con las imágenes superficiales --las bufonadas de personajes célebres y los últimos escándalos-- un nuevo enfoque en la gente común y corriente y sus preocupaciones cotidianas podría muy bien terminar por vigorizar tanto a la prensa como la a sociedad civil de Estados Unidos.
Temas de la
Democracia
Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol.
1,
No. 8, julio de 1996.