El senador Carl Levin (dem・rata de Michigan), uno de los principales auspiciadores de la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo, explica sus cl・sulas y destaca las pruebas iniciales de su efectividad. En una declaraci・ que se incorpor?al Registro Congresional el 13 de mayo de 1998, el representante Lee Hamilton (dem・rata de Indiana) hace hincapi? en la funci・ "leg・ima e importante" que desempe・n los cabilderos y los grupos de inter・ en el sistema de gobierno norteamericano.
SENADOR CARL LEVIN (dem・rata de Michigan)
El cabildeo es una parte integral del proceso de gobierno de Estados Unidos en la actualidad, tanto como la preparaci・ de leyes o las audiencias p・licas. Es una parte vital del flujo de informaci・ que mantiene viva a nuestra democracia.
Los gobiernos totalitarios no necesitan cabilderos, porque no hay oportunidad de que las personas de afuera del gobierno afecten las decisiones hechas dentro del gobierno. En una democracia es exactamente lo opuesto. La informaci・ de la ciudadan・ es crucial para sancionar leyes que reflejen la voluntad del pueblo y por lo tanto mantenga un proceso democr・ico vital.
Al mismo tiempo, el p・lico tiene derecho a saber, y el p・lico deber・ saber, a quien se le paga tanto por parte de quien para cabildear con respecto a cuales asuntos. Esa informaci・ mantiene responsables a los funcionarios del gobierno y le brinda al p・lico un cuadro realista de la naturaleza y amplitud de las influencias que se ejercen sobre el gobierno. La declaraci・ p・lica reduce el poder de los arreglos entre bambalinas y pone al descubierto las fuerzas que act・n en la elaboraci・ de la pol・ica. No podemos esperar que el p・lico tenga confianza en nuestras acciones a menos que conduzcamos nuestras actividades m・ a la luz p・lica.
LOS ELEMENTOS DE LA LDA
La Ley de Divulgaci・ del Cabildeo (LDA por sus siglas en ingl・) de 1995 es un elemento importante para lograr ese objetivo. Hace apenas tres a・s el Congreso sancion?la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo, la primera reforma importante en las leyes que rigen la revelaci・ de cabildeo en 50 a・s. La LDA estuvo dirigida a reformar los estatutos sobre declaraci・ p・lica del cabildeo en Estados Unidos y eliminar las escapatorias en esas leyes.
Parte de la ley dice como sigue:
Por primera vez, se requiere que todos los cabilderos
profesionales, pagados, revelen qui・ les est?pagando cu・to
para
que cabildeen ante el Congreso y el poder ejecutivo sobre los
asuntos.
Al mismo tiempo, la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo hace que las leyes de revelaci・ p・lica del cabildeo sean m・ f・iles de comprender y de cumplir:
La gu・ detallada suministrada por el secretario del Senado y por el secretario de la C・ara de Representantes tambi・ ha ayudado a proveer orientaci・ clara acerca de quien debe registrarse y lo que se debe declarar p・licamente.
LA LEY VA DANDO RESULTADOS
Hay pruebas sustanciales de que la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo est?dando resultados. Un informe de la Oficina General de Contadur・ (GAO) sobre la LDA muestra que en 1996 hab・ 6.078 cabilderos inscritos o identificados durante el ・timo a・ de la ley anterior (1995) y 14.912 durante el primer a・ de la nueva ley (1996). Tambi・ hab・ 10.612 organizaciones e individuos inscritos conforme a la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo que no hab・n estado inscritos previamente conforme a la ley anterior.
Como resultado de la aprobaci・ de la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo, la informaci・ acerca de los gastos de cabildeo parece haber aumentado a un grado a・ mayor y actualmente podr・ estar llegando a 1.000 millones de d・ares por a・. Los nuevos formularios de declaraci・ p・lica de cabildeo no s・o contienen informaci・ m・ precisa que los anteriores, sino que la presentan de una manera que es m・ f・il de leer y de comprender. Por lo tanto, el p・lico pbtoeme un cuadro mucho m・ preciso que nunca antes sobre cu・es son los asuntos que se cabildean, qui・ cabildea y cu・to dinero se gasta.
Sin embargo, siempre hay unas pocas discrepancias con cada buena intenci・. Por ejemplo, la Ley de Divulgaci・ del Cabildeo no cubre las gestiones pagadas de los cabilderos profesionales para estimular las gestiones a nivel popular. Tambi・ ser・ una gran ventaja el desenvolvimiento m・ r・ido del desarrollo de sistemas de presentaci・ de declaraciones por computadora y bancos de datos automatizados para facilitar el procedimiento y hacer m・ accesible la informaci・ sobre el cabildeo.
Consider・dolo retrospectivamente, sin embargo, se ha hecho gran progreso para sacar a la luz la divulgaci・ de la industria del cabildeo en Estados Unidos.
Una de las cr・icas m・ fuertes del p・lico contra el Congreso es el poder que tienen los cabilderos y los intereses especiales sobre el proceso legislativo. La gente los ve como gestores extremadamente poderosos, capaces de manipular el sistema en su propio beneficio, de "comprar" los votos de miembros del Congreso a trav・ de grandes contribuciones financieras a las campa・s y otros favores y, b・icamente, de corromper el sistema pol・ico.
Ciertamente hay razones leg・imas de preocupaci・. El cabildeo est?protegido constitucionalmente por el derecho de peticionar al gobierno, y sin embargo los poderes de los grupos de presi・ son formidables. Su n・ero es grande y sus recursos son vastos. Hay grupos de intereses especiales casi para cada causa, y el cabildeo es la tercera actividad comercial en orden de importancia en la capital de la naci・, precedida solamente por el gobierno y del turismo.
Los intereses especiales obtienen acceso al Congreso a trav・ de contribuciones de campa・ y del cabildeo resuelto, y con frecuencia ejercen presi・ sobre los legisladores para que voten a favor de ellos en sus votaciones clave. Los cabilderos tambi・ tienen un efecto m・ grande en el proceso legislativo. Se re・en regularmente con dirigentes legislativos para ayudarles a desempe・r un papel en la elaboraci・ de la legislaci・, a menudo a puertas cerradas. El Congreso algunas veces debate proyectos de ley que tienen poca o ninguna probabilidad de aprobaci・, pero que est・ dirigidos a aplacar a partidarios clave.
Los grupos de intereses tambi・ han sido criticados por enviar informaci・ err・ea sobre los temas y publicar anuncios costosos sobre "defensa de temas" atacando a quienes no apoyan sus posiciones. T・icamente tratan de conseguir la aprobaci・ de medidas que benefician a intereses m・ bien reducidos que amplios, y pueden hacer m・ dif・il el logro de las concesiones mutuas que son tan esenciales en nuestro sistema de gobierno. No hay duda de que los miembros del Congreso oyen desproporcionadamente m・ a quienes tienen m・ y a los grupos pol・icamente activos, como los jubilados, los veteranos y los propietarios de peque・s negocios.
LA HISTORIA SE REPITE
Desde hace mucho tiempo se ha reconocido el poder de los intereses especiales. Hace m・ de 200 a・s, James Madison y otros de los fundadores de la rep・lica se sent・n particularmente preocupados por el poder de las "facciones" en la democracia. Y durante los a・s se han relacionado muchos esc・dalos en el Congreso con poderosos grupos de intereses especiales y de compra de influencia, desde los esc・dalos burs・iles de Union Pacific y Credit Mobilier en la d・ada de 1800 hasta los m・ recientes de "los cinco de Keating", "Coreagate" y "Abscam".
No obstante, a pesar de esas preocupaciones, todav・ hay una funci・ leg・ima e importante para los cabilderos y los grupos de intereses especiales en nuestro sistema de gobierno, a pesar de la percepci・ que tiene el p・lico de su influencia.
Como reconocieron los pr・eres fundadores de la rep・lica, los intereses especiales tienen sus desventajas pero tambi・ desempe・n una funci・ importante en informar a los legisladores sobre los intereses de segmentos importantes de la poblaci・. Los grupos de defensa de causas pueden informar al Congreso sobre las maneras en que la legislaci・ afecta a sus miembros, brindar amplia informaci・ sobre temas que surgen y ayudar a concentrar la atenci・ del p・lico en asuntos importantes. Este flujo de informaci・ entre gobernantes y gobernados realza lo que Jefferson llam?el "di・ogo de la democracia". En esencia, los cabilderos m・ eficaces son los que suministran informaci・ ver・ica a los legisladores y a su personal. Los cabilderos comprenden que su bien m・ precioso es la confianza.
REPRESENTACION DE TODOS LOS ESTADOUNIDENSES
Los intereses especiales no representan exclusivamente a "la gente mala". Casi todos los estadounidenses est・ representados por ellos de alguna manera y se han beneficiado con su labor. Por ejemplo, los cabilderos abogan por la ampliaci・ de las investigaciones m・icas, la protecci・ de nuestros lagos y r・s, la mejora de las carreteras interestatales, el mantenimiento del programa de pr・tamos a estudiantes y la protecci・ de la libertad religiosa. Los grupos de defensa de causas han ayudado a hacer aprobar legislaci・ que abarca desde la protecci・ de los derechos civiles fundamentales hasta el programa de reducci・ del presupuesto que finalmente ha equilibrado el presupuesto federal.
Es cierto que los cabilderos algunas veces consiguen del Congreso medidas que ayudan solamente a unos pocos a costa del p・lico m・ amplio. Pero la facilidad con que los intereses especiales pueden manipular el sistema y conseguir cosas ha sido exagerada por la gente.
Por ejemplo, aunque los miembros del Congreso prestan atenci・ a lo que dicen los grupos de defensa de causas, tambi・ prestan gran atenci・ a los intereses amplios de sus representados. La cuesti・ b・ica es que si hacen caso omiso de los deseos de sus representados, simplemente los reeligen.
Los grupos de intereses especiales han proliferado tanto en a・s recientes que con frecuencia se contrarrestan completamente. Por ejemplo, en el ・ea de la salud p・lica sol・n dominar uno o dos grupos, pero ahora hay m・ de 750 grupos solamente en ese campo.
ATENCION DE INTERESES LEGITIMOS
Los fundadores de la naci・ organizaron nuestro gobierno espec・icamente con numerosos obst・ulos para los intereses especiales que tratan de adelantar sus prop・itos por medio de la legislaci・. Con sus reglas complejas y un laberinto de obst・ulos de procedimiento, el Congreso fue dise・do de manera que frene las cosas y permita que todas las partes tengan una oportunidad de ser o・as. Los grupos de intereses especiales tienen un impacto desigual en nuestro sistema pol・ico. No deber・mos simplemente condenarlos, pero necesitamos controlar algunos de los excesos y atender las preocupaciones leg・imas.
Lo primero en ese frente es la necesidad de aprobar la reforma del financiamiento de las campa・s pol・icas a fin de frenar la creciente dependencia de los legisladores del dinero de los intereses especiales.
Segundo, la C・ara de Representantes ha prohibido en a・s recientes los regalos de los cabilderos. Aunque algunos no se sienten felices con el cambio, necesitamos mantener en vigencia severas restricciones a los regalos.
Tercero, el Congreso aprob?normas mejoradas de declaraci・ p・lica del cabildeo en 1995 para poder determinar mejor qui・ cabildea y qu?es lo que hace. Eso fue importante, pero necesitamos vigilar estrechamente la ley para asegurar que no la eludan f・ilmente, como ha ocurrido con reformas anteriores.
Cuarto, necesitamos prohibir los viajes de los legisladores y su personal financiados por grupos con intereses directos en la legislaci・ que considera el Congreso.
Quinto, necesitamos una manera mejor de que se d?a conocer p・licamente cu・do los cabilderos han desempe・do un papel importante en la elaboraci・ de la legislaci・ que considera el Congreso. Claramente, el p・lico tiene derecho de saberlo.
Sexto, debido a que es mucho m・ probable que los miembros del Congreso sean abordados por grupos de intereses especiales que representan a la gente que est?en mejor situaci・, necesitamos reconocer esa distorsi・ y hacer un esfuerzo especial para asegurar que toda nuestra sociedad, incluso los m・ pobres, todav・ tengan una voz en las decisiones que se toman.
Finalmente, es necesario que todos nosotros nos concentremos en lo que es bueno para el pa・ como un todo y menos en lo que es bueno para cada uno de nosotros como individuos. Al final de la jornada, todos somos estadounidenses.
La proliferaci・ de los grupos de intereses especiales de algunas maneras puede ser preocupante, pero es una parte integral de nuestro sistema de gobierno. Como observ?Madison, una sociedad libre nutre grupos pol・icamente activos. No siempre podr・ actuar de una manera que nos guste a algunos de nosotros y podr・n inclinarse hacia los excesos, pero todav・ son una fuerza importante en nuestro sistema de democracia representativa.
Temas de la
Democracia
Publicación Electrónica de USIS, Vol.
3 No. 2, junio de 1998