COMISION SUDAFRICANA DE LA VERDAD
ENCARA HISTORIAL DE DERECHOS HUMANOS

Por Jim Fisher-Thompson


El 15 de abril de 1996 la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica dio comienzo a las primeras audiencias públicas sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas durante la época del apartheid. Jim Fisher-Thompson, redactor de la USIS, transmite las opiniones de un diplomático sudafricano y de una jurista estadounidense sobre el mandato de dicha comisión.

Las opiniones expresadas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.

Un "camino largo y polvoriento" condujo a Daniel Ngwepe de su pequeña aldea en Sudáfrica hasta el relumbrón y la complejidad del ámbito diplomático de Washington. Ha sido, sin embargo, un viaje lleno de esperanza, no de amargura por las injusticias que dominaron la mayor parte de la vida de este diplomático.

Ngwepe, agregado de prensa de la embajada de Sudáfrica en la capital estadounidense, dijo en una entrevista que los sufrimientos que llenaron su vida eran bastante comunes entre los sudafricanos no blancos que tuvieron que vivir bajo el sistema de separación racial por más de 40 años.

Por ejemplo, sus padres nunca pudieron contraer matrimonio, explicó Ngwepe. "Tenían que vivir y trabajar en su país en lugares y nunca pudieron reunirse como una familia. A mí me crió mi abuela en su aldea, mientras mi madre trabajaba para una familia blanca en Pretoria. Sólo la veía dos veces por año cuando le permitían regresar a su casa en visita familiar".

Con todo, muchos sudafricanos no blancos sufrieron peores violaciones de sus derechos humanos básicos, dijo Ngwepe, y para poder enfrentar el pasado el nuevo gobierno multirracial de Sudáfrica estableció la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

Este funcionario sudafricano explicó que la Comisión tendrá como "objetivo principal fomentar la unidad nacional y la reconciliación, o lo que los africanos llaman `ubuntu'. Como lo dijera el presidente Nelson Mandela, `Construyamos una unidad nacional. Quizá no nos sea posible olvidar, pero podemos perdonar'".

Con el propósito de infundir ese espíritu, explicó Ngwepe, los sudafricanos "acordaron examinar el pasado. Porque para que nosotros podamos mirar hacia adelante tenemos que conocer lo que sucedió antes".

Por tanto, explicó, la Comisión comenzará a examinar los delitos cometidos durante un período de 33 años. Su labor estará compuesta de tres partes: investigar los delitos, ofrecer compensación a algunas de las víctimas y otorgar amnistía a algunos de los transgresores a cambio de confesiones veraces.

Ngwepe señaló que la Comisión oirá y considerará todas las quejas, incluso las que se presenten contra grupos de la oposición formados por negros, como el Congreso Nacional Africano (ANC). La Comisión funcionará durante dos años investigando lo que ocurrió entre marzo de 1960, cuando la policía de Sharpville llevó a cabo la masacre de 59 negros, y diciembre de 1993, cuando se estableció el gobierno de transición. El grupo defensor de los derechos humanos, "Africa Watch", dice que durante ese período se detuvieron y torturaron hasta un máximo de 80.000 sudafricanos.

La Comisión de la Verdad está integrada por 16 miembros y la preside el arzobispo Desmond Tutu, obispo anglicano de Capetown y ganador del premio Nobel.

La Comisión da prioridad a la rehabilitación, explicó Ngwepe, es decir que la comunidad acoja a quienes regresan a ella, después de confesar sus delitos y mostrar remordimiento. Lo cual concuerda con el espíritu del ubuntu, que toma en cuenta "la totalidad de la humanidad de la persona y su relación con la comunidad, en lugar de considerar solamente los actos de transgresión de la ley cometidos por el individuo".

El proceso se caracterizará por la ausencia de venganza, dijo Ngwepe. "El ministro de Justicia dejó sentado muy claramente, en un discurso que pronunció el año pasado, que no habría persecución política basada en falsas acusaciones ni represalia de ninguna clase. Por el contrario, el propósito es hallar la verdad y permitir la revelación de sucesos pasados, como primer paso del proceso de reconciliación. Las personas que estén dispuestas a divulgar lo que hicieron pueden acogerse a la amnistía, y si se les otorga, se les puede ofrecer inmunidad judicial para sus delitos".

Un editorial reciente del periódico The Washington Post comentó que el régimen blanco de apartheid que existía se basaba en un "código moral falso" que nunca pudo reconocer la existencia de "patrullas secretas de ataque, torturas [y] el fomento de la violencia entre los negros". El editorial observó también que "si la Comisión de la Verdad puede documentar esos delitos y forzar a los responsables a que los admitan, prestaría un gran servicio a Sudáfrica y a su futuro".

La disuasión es parte importante del proceso de reconciliación con respecto a las violaciones de los derechos humanos, según Diane F. Orentlicher, profesora de derecho internacional de la American University en Washington. Orentlicher, quien es también directora del Proyecto de Estudio de Crímenes de Guerra, dijo en una entrevista que "una de los principales intereses de la comunidad internacional es la cuestión de la responsabilidad. Es importante que haya una forma de ponerle freno a las violaciones en gran escala de los derechos humanos en el futuro".

Por esa razón los tribunales internacionales, como el establecido por las Naciones Unidas en La Haya, que se concentra en los crímenes de guerra en Bosnia, son tan importantes, dijo. "Queremos asegurarnos de que los tiranos del mundo se enteren de que `No deben ni atreverse a pensar en cometer genocidio o cualquier otro tipo de violaciones de los derechos humanos, porque habrá un momento en que tendrán que rendir cuentas y no podrán salirse con la suya porque no habrá lugar donde puedan esconderse'.

Orentlicher indicó que la creación de mecanismos para tratar las injusticias en gran escala cometidas en el pasado "separa el pasado del futuro, cosa que es esencial para el éxito de un proceso de transición política". Agregó que se produce una "catarsis cuando se da a las personas la oportunidad de relatar sus experiencias a una autoridad gubernamental y ésta realmente se interesa en el caso".

Sin embargo, "la innovación verdadera", en el caso de la Comisión de la Verdad de Sudáfrica, radica en "el procedimiento para que las personas involucradas en delitos pasados puedan obtener amnistía mediante la confesión".

Se trata de un experimento que no se ha ensayado en ningún otro país, señaló Orentlicher, y "logrará una cosa: quienes confiesen sus delitos por lo menos resolverán la interrogante de lo que sucedió a las víctimas de la violencia del apartheid".

Orenlicher subrayó que "es sumamente difícil llevar a todas partes un modelo de justicia universal; sin embargo, existe actualmente el consenso internacional de que el régimen o gobierno que haya cometido genocidio o haya violado en gran escala los derechos humanos de un grupo en particular debe someterse a un proceso judicial autorizado".

El problema, observó, es que "cada nación tiene que hallar el método que sea apropiado para que su pueblo encuentre una solución a las atrocidades del pasado reciente y creo que está bien que los países busquen una forma de rendir cuentas que se adecue a su propia cultura".

Temas de la democracia, Publicaciones Electrónicas de USIS, Vol. 1, No. 3, mayo de 1996