LA DEMOCRACIA, DERECHO DE TODAS LAS NACIONES

Por Joshua Muravchik

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Joshua Muravchik ��s la democracia para todo el mundo? Para los estadounidenses, la respuesta es axiom��ica. Nuestra propia democracia se basa en las premisas de que "todos los hombres han sido creados iguales [y] su Creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables" y que "los gobiernos derivan sus leg��imos poderes del consentimiento de los gobernados". La Declaraci�� de la Independencia de los Estados Unidos dice que estas son "verdades manifiestas". Desde luego, no son nada de eso. Ning�� gobierno antes se hab�� basado en ellas. En cambio, fueron profesiones de fe o principios primigenios. No pod��n probarse, pero expresaban la noci�� fundamental de justicia sostenida por los fundadores de los Estados Unidos de Am��ica. Al tratar este aspecto con m�� profundidad, Joshua Muravchik, especialista residente del Instituto Norteamericano de la Empresa, y autor de Exporting Democracy: Fulfilling America's Destiny," examina el concepto de "democracia universal" y define sus l��ites y desaf��s.


Nada en la Declaraci�� de la Independencia dec�� que estos principios se aplicaban solamente a los estadounidenses. Por el contrario, estaban dirigidos a describir principios de gobierno justo aplicables a "todos los hombres". Esta universalidad ha sido reivindicada por el ��ito con que el sistema de gobierno estadounidense ha sido absorbido por millones de inmigrantes de or��enes ��nicos completamente diferentes a los de sus fundadores, as?como por los esclavos emancipados del propio Estados Unidos. A medida que la naci�� se ha vuelto poliglota, la democracia no se ha debilitado sino que, por el contrario, ha cobrado m�� fuerza. Los estadounidenses que creen en nuestra propia democracia, y en las razones que los fundadores dieron para ella, tambi�� deben creer necesariamente que la gente de otros pa��es est?dotada de los mismos derechos y que los gobiernos en todas partes deber��n basarse en el consentimiento de los gobernados.

Desaf��s a la universalidad democr��ica

Pero esta convicci�� universalista, t��icamente estadounidense, no le ha parecido "manifiesta" a todos. Por ejemplo, los representantes de los gobiernos asi��icos que se congregaron en Bangkok en 1993 en una reuni�� regional preparatoria de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, declararon que "todos los pa��es... tienen el derecho de determinar sus [propios] sistemas pol��icos", incluso, por implicaci��, sistemas que no sean democr��icos. Y afirmaron que los derechos humanos "deben ser considerados en el contexto de... las particularidades nacionales y regionales y los diversos antecedentes hist��icos, culturales y religiosos". Aunque la redacci�� era ampulosa, como ocurre con frecuencia en los pronunciamientos diplom��icos, el punto era claro: la democracia podr�� no ser buena para todos. La declaraci�� de Bangkok prest?apoyo impl��ito a la idea de una "costumbre asi��ica" que pone al grupo por delante del individuo, y que busca el desarrollo econ��ico a trav�� del gobierno autoritario. Puntos an��ogos se han hecho algunas veces sobre pueblos de otras regiones, como por ejemplo los sistemas pol��icos basados en preceptos isl��icos preferidos en el Oriente Medio o que los latinoamericanos encuentran alguna especie de populismo corporativo m�� agradable que la democracia "mec��ica".

Tambi�� hay una segunda l��ea de argumentaci�� que desaf�� la universalidad democr��ica desde una direcci�� diferente. Varios eruditos estadounidenses han cuestionado si los pueblos de los pa��es pobres o que no son occidentales son capaces de gobernarse a ellos mismos. El escritor Irving Kristol lo puso as? "No soy de los que se emocionan por el ��ito de la democracia en Argentina o en las Filipinas o... en Corea... Apuesto a que la democracia no sobrevive en esos pa��es" debido a que carecen de "las precondiciones de la democracia... ciertas... tradiciones [y] actitudes culturales". El punto, en esta opini��, no es que all?haya alternativas mejores que la democracia, sino que la democracia no se podr�� conseguir. Como ha escrito el cient��ico pol��ico James Q. Wilson, "la democracia y la libertad humana son buenas para todos... Pero el bien que traen s��o puede apreciarse cuando la gente est?tranquila y se acepta la tolerancia". Sugiere que este no es el caso en China, Rusia, la mayor parte de Africa y el Oriente Medio o mucho de Am��ica Latina. Kristol y Wilson son conservadores, pero el mismo punto de vista ha sido adoptado tambi�� por muchos estudiosos liberales. Por ejemplo, el cient��ico pol��ico Robert Dahl escribi? "Es un hecho desagradable, quiz�� incluso tr��ico, que en muchas partes del mundo las condiciones m�� favorables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia sean inexistentes, o en el mejor de los casos s��o existan d��ilmente".

Consideremos cada una de estas dos objeciones a la universalidad democr��ica. La afirmaci�� de que cada pa�� tiene el derecho a tener su propio sistema plantea el interrogante: ��ui�� habla por el pa��? El economista indio Amartya Sen, que gan?el premio Nobel en 1998, dice que "la justificaci�� de los arreglos pol��icos autoritarios en Asia... t��icamente no ha venido de los historiadores independientes sino de las propias autoridades". Debido a que esos argumentos son obviamente interesados, generalmente se los presenta en el nombre del pueblo. Nos dicen que "el pueblo chino" o "el pueblo de Singapur" o de donde quiera que sea, no quiere la democracia. Adem�� de la iron�� de esto (��or qu? haciendo excepci�� de las premisas democr��icas, tiene importancia lo que quiere el pueblo?), tambi�� est?el interrogante de c��o podemos saber lo que quiere el pueblo a menos de que se lo preguntemos.

Los gobernantes dicen con frecuencia que ellos saben lo que quieren sus s��ditos, pero ��or qu?deber��n aceptarse esas afirmaciones? En el sur de Estados Unidos en la d��ada de 1950 los portavoces blancos insist��n con frecuencia en que "nuestra gente de color" estaba contenta con la segregaci�� racial. Pero una vez que se les asegur?a los negros el derecho de votar, los segregacionistas fueron repudiados completamente.

En todo el mundo hubo casos numerosos en que pueblos que viv��n bajo dictaduras finalmente tuvieron una posibilidad de expresar su voluntad, y los resultados nunca reivindicaron a los dictadores. Por lo general, esto ha ocurrido cuando el r��imen se sent�� presionado y, por lo tanto, arreglaba una elecci�� en t��minos que le eran favorables con la esperanza de mantenerse en el poder. En 1977, cuando aumentaron las protestas contra el sistema de ley marcial que Indira Gandhi hab�� impuesto en la India, ella acept?convocar a elecciones, en la creencia de que le dar��n un voto de confianza. Razon?que en un pa�� empobrecido como la India, sus promesas econ��icas tendr��n m�� peso que los derechos pol��icos. En cambio, las elecciones la sacaron del poder y la oposici�� la encabez?el partido de los "intocables", los m�� pobres entre los pobres. En 1987, Ferdinand Marcos llam?a "elecciones r��idas" en las Filipinas, dando a la oposici�� poco tiempo para organizarse, pero tambi�� fue derrotado. Al a�� siguiente en Chile, el presidente Augusto Pinochet, que no quer�� arriesgarse a una elecci�� competitiva, acept?en cambio llamar a un plebiscito acerca de continuar su gobierno. La idea era darles a los votantes una elecci�� entre el statu quo o un futuro desconocido, que iba a ser inseguro. No obstante, la mayor�� vot?"no" a la continuaci�� de Pinochet. En 1989, el r��imen polaco y la oposici�� acordaron celebrar elecciones semicompetitivas. Muchas bancas legislativas iban a ser disputadas, pero toda la lista de m��imos funcionarios comunistas iba a presentarse sin oposici�� alguna, a fin de preservar su ascendencia. El pueblo, sin embargo, arruin?el esquema. Aunque no hab�� candidatos de alternativa, la mayor�� de los votantes tach?los nombres de los personajes gobernantes. Podr��n ser los ��icos candidatos en la historia que se presentaron sin oposici�� y todav�� perdieron las elecciones. En 1990, mientras los reg��enes dictatoriales ca��n en el mundo, los gobernantes militares de Birmania se enfrentaron a manifestaciones callejeras masivas. Las tropas dieron muerte a muchos manifestantes, pero finalmente los gobernantes aceptaron celebrar las primeras elecciones en ese pa�� en casi 30 a��s. La Liga Nacional de la Democracia gan?m�� del 80 por ciento de los votos, pero, tr��icamente, la oligarqu�� militar se ha negado a respetar los resultados.

Preferencia por la democracia

Podr��n citarse muchos ejemplos m�� como esos. En contraste, ����de est�� los ejemplos de dictadores que han ganado elecciones libres aprobando sus gobiernos? ��u��do ha votado un pueblo a favor de renunciar a sus derechos democr��icos? Por cierto, hay casos de gobernantes elegidos libremente que despu�� se han negado a entregar el poder, con lo que en efecto se han convertido en dictadores, pero en ninguno de esos casos hab��n reconocido la intenci�� de hacerlo cuando se presentaron como candidatos. Tambi�� es cierto que antiguos comunistas han vuelto al poder a trav�� de elecciones en varios de los estados del ex bloque sovi��ico. Pero ninguno de esos candidatos ha propuesto restablecer el gobierno unipartidario. En cambio, han fundado sus llamados en cuestiones econ��icas y sociales, al tiempo que afirmaban su aceptaci�� de los procedimientos democr��icos.

Los dos casos m�� recientes en los cuales un pueblo que vive bajo un gobierno autoritario ha demostrado su preferencia por la democracia son Indonesia e Ir��. Las manifestaciones estudiantiles derribaron al r��imen del general Suharto en 1998, y las elecciones subsiguientes infligieron una derrota devastadora al antiguo partido gobernante, Golkar. Ir�� todav�� tiene que celebrar elecciones completamente libres. S��o se permite presentarse a candidatos que comprometen su apoyo al sistema isl��ico y son aprobados por las autoritarias clericales. No obstante, las elecciones parlamentarias de este a�� demostraron claramente la voluntad popular a favor de una democracia mayor. Estos elementos contienen un elemento de justicia po��ica, puesto que Ir�� e Indonesia fueron dos de los estados m�� activos en la conferencia de Bangkok para presentar el argumento de que los pueblos asi��icos no quer��n normas internacionales de democracia y de derechos humanos.

Otra variante de este argumento de que algunas naciones no quieren democracia se ilustra en la siguiente cita del erudito estadounidense Howard Wiarda, especialista en Am��ica Latina: "Dudo de que Am��ica Latina quiera... una democracia al estilo de Estados Unidos". Esto lo hace sonar como si la cuesti�� no fuera si la democracia es un valor aplicable universalmente, sino si cada pa�� deber�� tener un sistema pol��ico cortado con el mismo molde, es decir, el molde estadounidense. Esta es una premisa falsa. ��or qu?otro pa�� podr�� querer una democracia "al estilo estadounidense"? El sistema estadounidense, con sus l��ites y equilibrios peculiares, su poderoso Senado repartido desigualmente, su divisi�� de poderes entre los gobiernos estatales y federal, sus dos partidos dominantes, etc., surgi?de la experiencia de Estados Unidos. Otras democracias tienen sistemas parlamentarios, gobiernos unitarios, elecciones multipartidarias, representaci�� proporcional, legislaturas unicamerales y una cantidad de otras variaciones. Cuando los ocupantes aliados estaban creando la democracia en Jap�� despu�� de la segunda guerra mundial, trataron brevemente de imponer un sistema federal, pero era tan ajeno a las tradiciones japonesas que no dur? Cada democracia es ��ica y hay muchas formas institucionales posibles.

Sin embargo, esto no quiere decir que todo lo que se llame democr��ico merezca el nombre. Durante los a��s muchos reg��enes y movimientos revolucionarios comunistas y otros se han autodenominado "democr��icos" porque afirmaban estar dedicados al bienestar del pueblo, aunque no hab��n sido elegidos en comicios. Pero en los ��timos a��s de la Uni�� Sovi��ica, el presidente Mikhail Gorbachev reconoci?que ��te no hab�� sido un uso apropiado del t��mino democracia. "Hoy sabemos que podr��mos haber evitado muchas... dificultades si el proceso democr��ico se hubiera desarrollado normalmente en nuestro pa��", dijo. Con esto quer�� decir, como lo dijo, una "democracia parlamentaria, representativa".

Determinaci�� de lo que es una democracia

Debido a que el t��mino ha sido usado mal, es importante identificar las caracter��ticas b��icas que determinan si un pa�� es una democracia o no. Esto se reduce a tres cosas. Primero, los funcionarios principales del gobierno deben ser elegidos en comicios libres y honestos. Esto significa que cualquiera puede ser candidato y cualquiera puede votar. Desde luego, puede haber peque��s desviaciones de esto, pero no desviaciones importantes. Sud��rica celebraba elecciones competitivas durante el apartheid, pero los negros no pod��n votar. Eso no era una democracia. Ir�� tiene un presidente y una legislatura elegidos, pero muchos candidatos son vedados por las autoridades clericales, y todos los funcionarios elegidos est�� subordinados a consejos religiosos que no son elegidos. Eso no es una democracia.

Segundo, debe permitirse la libertad de expresi��, es decir, la libertad de hablar, de prensa, de reuni�� y as?por el estilo. Nuevamente, las peque��s desviaciones podr��n ser de poca importancia, pero un estado como Serbia, donde los medios de comunicaci�� en masa est�� en su mayor parte monopolizados por el gobierno y los pocos diarios y radiodifusores independientes est�� sujetos a hostigamiento f��ico y legal, no es una democracia aunque celebre elecciones competitivas.

Tercero, debe prevalecer el imperio del derecho. Cuando una persona ha sido acusada de un delito, deber�� tener raz�� para confiar en que su caso se juzgar?por sus m��itos y no conforme a ��denes entregadas al juez por las autoridades pol��icas. De la misma manera, cuando un ciudadano es maltratado por un funcionario, deber�� haber alg�� recurso legal a trav�� del cual buscar remedio. Por lo tanto Malaysia no puede ser considerada democr��ica aunque recientemente celebr?una elecci��, porque el l��er de la oposici�� ha sido mantenido en prisi�� por cargos que fueron seguramente instigados por el presidente.

Vamos ahora al segundo desaf�� a la universalidad democr��ica, es decir el argumento de pensadores como Kristol, Wilson y Dahl de que la democracia, aunque deseable, est?m�� all?de la capacidad de los pueblos pobres o que no son occidentales.

Este argumento no es reciente. Un escepticismo similar se expres?hace varias d��adas sobre la capacidad democr��ica de sociedades de las cuales ahora estamos acostumbrados a pesar que son firmemente democr��icas. Por ejemplo, cuando se aproximaba el final de la segunda guerra mundial, el presidente Harry Truman comision?un informe del principal experto del Departamento de Estado sobre Jap�� acerca de lo que hab�� que hacer con ese pa�� una vez que fuera derrotado. El experto, Joseph Grew, le dijo que "desde el punto de vista a largo plazo, lo mejor que podemos esperar es una monarqu�� constitucional, dado que la experiencia ha mostrado que la democracia nunca funcionar�� en Jap��". De la misma manera, cuando termin?la ocupaci�� occidental de Alemania Occidental en 1952, el eminente cient��ico pol��ico Hans Eulau hizo una gira por ese pa�� y escribi?con desesperaci�� que "la Rep��lica de Bonn parece una segunda actuaci�� de Weimar... dando lugar a los mismos y viejos malos presagios". Eulau explic?que el problema era que "la pol��ica alemana... no est?arraigada en la experiencia democr��ica sino en un profundo sentimentalismo".

Cuando Italia se volc?al fascismo en la d��ada de 1920, el historiador Arnold Toynbee escribi?que "su repudio de la democracia (en nuestro uso convencional del t��mino) plantea abiertamente el interrogante de si esta planta pol��ica realmente puede echar ra��es permanentes en cualquier parte que no sea su suelo nativo", con lo cual se refer�� a Inglaterra y Estados Unidos.

Pero incluso en Estados Unidos sol��n levantarse dudas acerca de la capacidad pol��ica de algunos de sus ciudadanos. Como el senador Strom Thurmond explic?en la Facultad de Derecho en Harvard en 1957: "Muchos negros simplemente carecen de la conciencia pol��ica suficiente... para participar en asuntos pol��icos y c��icos... una gran cantidad probablemente tambi�� carece de ciertas otras cualidades que son requisitos previos para depositar un voto verdaderamente inteligente".

El argumento de que la democracia requiere tradiciones democr��icas es circular. ����o se adquiere una tradici�� democr��ica si no es practicando la democracia? Los esc��ticos dir��n que la respuesta es que la democracia en Occidente surgi?de ciertas ideas en la tradici�� occidental que pueden rastrearse directamente a la antig��dad cl��ica. Pero Amartya Sen tiene una interesante respuesta a esto. Puntualiza que la tradici�� occidental contiene diversos elementos. Las ra��es de la democracia se pueden rastrear a la antigua Grecia, pero los fil��ofos griegos tambi�� aprobaban la esclavitud. La democracia moderna se nutri?de ciertos elementos de la tradici�� occidental al tiempo que rechaz?otros. De la misma manera, Sen enumera los elementos liberales que se pueden encontrar en el pensamiento budista, confuciano, kautilyaniano (hind?, isl��ico y antiguo indio, y pregunta por qu?esos elementos no se pueden usar como una base cultural para la democracia en el mundo no occidental.

Aunque sentimos que la cultura es un determinante importante de la pol��ica, la relaci�� es dif��il de especificar. El cient��ico pol��ico Samuel Huntington nos ha recordado que hace unas pocas d��adas todas las sociedades predominantemente confucianas eran pobres, y los cient��icos pol��icos sosten��n que algo en el comportamiento inspirado por las creencias confucianas las manten��n pobres. Desde entonces las sociedades confucianas han experimentado un crecimiento econ��ico m�� r��ido de lo que jam�� hayan tenido las sociedades cristianas e isl��icas. Ahora los cient��icos pol��icos est�� tratando de comprender qu?es lo que hay en las creencias confucianas que genera riqueza.

��s deseable la democracia universal?

La r��lica m�� contundente a quienes dudan de la capacidad democr��ica de los pueblos pobres o no occidentales es la experiencia de las d��adas recientes. Seg�� el registro m�� autorizado, que es el "estudio anual de libertad" conducido por la organizaci�� privada Freedom House, el a�� pasado 120 de los 192 pa��es del mundo ten��n gobiernos elegidos democr��icamente. Esto representa el 62,5 por ciento de los pa��es y abarca el 58,2 por ciento de la poblaci�� mundial. Hab�� 20 democracias electorales en Africa y 14 en Asia, sin contar los peque��s estados insulares de la regi�� de Asia y el Pac��ico, entre los cuales hab�� otras 11 democracias. Es innecesario decir que estas democracias no occidentales incluyen un gran n��ero de pa��es pobres. Desde luego, es verdad que la pobreza, el analfabetismo y las tensiones sociales hacen m�� dif��il la pr��tica de la democracia. Bien podr�� ser que algunas de las democracias incipientes que Freedom House cont?este a�� reviertan a una dictadura, de la misma manera en que la mayor�� de los estados europeos lograron la democracia a trav�� de episodios de progreso y regresi�� y no todo de una vez. Pero el peso de la experiencia hist��ica indica que los obst��ulos sociales y culturales no son insuperables. Considerando que la primera y muy imperfecta democracia fue creada en 1776 y que ahora, 224 a��s despu��, hay 120 democracias, lo verdaderamente asombroso es lo lejos que se ha propagado la democracia, no lo limitada que es.

Si todo esto concurre a mostrar que la democracia universal es realmente posible, ��s deseable? Yo creo que lo es. Primero, har?un mundo m�� pac��ico. Las democracias no se hacen la guerra entre ellas. Mucha investigaci�� se ha dedicado a esta observaci�� desde que fue puntualizada por primera vez hace 10 o 15 a��s, y hoy se mantiene, en las palabras de un gran erudito, "como lo m�� pr��imo que tenemos a una ley emp��ica en las relaciones internacionales". Hay desacuerdo acerca de si las democracias son m�� pac��icas per se o s��o m�� pac��icas hacia otras democracias. Pero de cualquier manera, si el mundo se hiciera m�� democr��ico, la guerra ser�� menos com��.

Adem�� de esta "paz democr��ica", Sen ha adelantado otra premisa acerca de las democracias a la que nadie ha mostrado todav�� un ejemplo que muestre que est?equivocada. Dice que ninguna democracia ha sufrido jam�� una hambruna o una calamidad comparable. Dice que la raz�� de esto es que las hambrunas se pueden prevenir. En los sistemas pol��icos eso incluye los mecanismos de "reacci��" que son inherentes en una democracia; los gobiernos son alertados cuando se est�� creando las condiciones para una hambruna y act��n para aliviarlas antes de que alcancen proporciones desastrosas.

Estas son fuertes razones instrumentales en favor de la democracia. Pero para m? quiz�� porque soy estadounidense, la raz�� m�� importante no es instrumental. Creo que cada adulto deber�� tener voz en su gobierno, si lo desea. Esto es parte de mi noci�� de la dignidad humana, ya sea que los gobiernos democr��icos tomen decisiones prudentes o no. Los individuos no siempre toman decisiones prudentes en sus vidas privadas, por ejemplo, al escoger una carrera o una esposa. Pero creo que es mejor que ellos sean libres de tomar sus propias decisiones y de cometer sus propios errores, en vez de que otros controlen sus vidas. En mi opini��, lo mismo se aplica a la arena p��lica. No puedo probar que tengo raz��. Esta no es una premisa que pueda probarse, sino una cuesti�� de valores b��icos. No obstante, a juzgar por la propagaci�� de la democracia en el mundo, estos valores son compartidos por mucha gente cuyas experiencias son completamente diferentes de las m��s.

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NOTA: Las opiniones expresadas en este art��ulo corresponden al autor y no necesariamente reflejan la postura oficial del gobierno de Estados Unidos.

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